viernes, 19 de septiembre de 2014

Poema para un sauce no llorado

Detalle sauces de la Plaza Cortes de Aragón (Jaca)
Desde la distancia, sentado en la pequeña terraza del bar Equiza, uno podía disfrutar de un vermú con gamba rebozada mientras contemplaba la espléndida vista de la Plaza Cortes de Aragón o, como siempre la he conocido, plaza de los taxis, en Jaca. Desde luego que podías cruzar la Avenida de Francia y sumergirte en la misma plaza y allí, bajo las ramas de los abetos o de los sauces, disfrutar de un trago en uno de los bares que sacan sus terrazas a la misma plaza. Pero yo prefería ver la pareja de sauces llorando, desde la lejanía. Al otro lado de la avenida. Esta imagen me producía una calma inusual, como conectada a algo que solo se puede encontrar en la naturaleza, en el suave verde que decora las ramas de esos árboles que parecen extraídos de algún sueño remoto. Esa era para mí, hasta hoy, la plaza de los taxis de Jaca. Un bonito rincón de la ciudad y uno de los más vistos pues, cualquier viajero que se dirija hacia Francia o hacia Pamplona, tiene que pasar irremediablemente por esta plaza. Además, siempre ha sido la única plaza donde se pueden encontrar taxis en Jaca. De ahí su sobrenombre. Pero hoy ha sido un día triste. Dicen que había peligro de que cayera, que había una rama podrida... pero lo cierto es que nadie sabe la verdad. El caso es que hoy han decidido los que dirigen el cotarro que se debía prescindir de uno de los sauces de la plaza. Y por eso esta mañana, en Jaca, hemos amanecido con una plaza un poco menos bonita de lo que era. Con tristeza y una buena dosis de incredulidad hemos llegado a la plaza Cortes de Aragón. Algunos dicen que el tocón que ha quedado en el suelo es el de un árbol sano, no el de un árbol podrido. Pero el caso es que el árbol  ya no está y pronto todo el mundo olvidará que una vez existió, estuvo allí y dio cobijo a muchos paseantes de la ciudad, por no contar la de pájaros que han perdido su hogar. Aquí va mi recuerdo a este sauce no llorado, mientras Hank Jones le pone la música apropiada...Willow weep for me



Fuiste sombra.

Calma, frescor, alivio,
en implacables mediodías de verano.
Cobijo, oxígeno y amparo
en torrenciales lluvias de montaña.
Fuiste adorno,
luz, diamante, espejo,
fuiste paraguas, techumbre, albergue,
protección, abrigo y refugio
en las copiosas nevadas de invierno.

¿Y hoy?

Hoy, la parada de taxis, enmudece vacía .
Un coche mal aparcado mira de soslayo
tu vacío
y un cine próximo a tu plaza
murió hace tiempo
para no verte caer.
Algunas máquinas agonizan en tu nombre
lo que el ser humano no sabe llorar.
Llora tú, al fin, en paz,
en la quietud que solo otorga el abandono.
Llora sauce
porque ya tu plaza
no volverá a ser mi asilo
sin ti.

Hoy, sauce, eres sombra.
(Al sauce amputado en Jaca, el 19 de septiembre de 2014)

Ahora, ayudado por estas fotografías del blog Mis cosas de Jaca , me gustaría dejar constancia de todas las fases y modificaciones que ha vivido la Plaza Cortes de Aragón de Jaca, anteriormente llamada Calvo Sotelo. Pero también quiero recordar que esos cambios, normalmente, son para mejorar y embellecer las ciudades y no para lo contrario.
En estas dos imagenes vemos la casaza Villa Bagatela, hoy inexistente
En estas dos fotografías todavía se llamaba Calvo Sotelo y llama la atención la modificación de esa fuente hoy inexistente
En los años sesenta ya era parada de taxis pero todavía se llamaba plaza de Calvo Sotelo
Actual plaza Cortes de Aragón con la fuente de la última reforma
Sauce, llora por mí...(Willow weep for me) Esta vez...Franky, cómo no.

jueves, 11 de septiembre de 2014

Léolo (Jean-Claude Lauzon 1992)

Una imagen de Léolo, muy significativa

Por alguna razón que desconozco, últimamente y sin buscarlo han llegado a mis manos películas que enfocan de diferente manera la infancia y la adolescencia. Léolo es una de ellas, considerada un tipo de poesía cinematográfica, con toque surrealista y lírico, una película de culto para muchos cinéfagos. Es la última película del director canadiense Jean-Claude Lauzon que, cinco años más tarde, moriría en accidente aéreo cuando preparaba su tercera película. Lauzon dirigó y escribió Léolo, además de Un zoo la nuit (1987) y el corto Piwi (1981)
Jean-Claude Lauzon
Con Léolo nos cuenta la cruda infancia complicada y mísera del niño encarnado por Maxime Collin. Léolo huye del ambiente creado por su destartalada familia a través de su desbordada fantasía y plasma todos sus pensamientos en pequeñas hojas de papel que, una vez escritas, arroja a la basura. Escribir y leer es insólito en el seno de su familia y quizá por ello es su actividad más frenética llegando a rozar lo enfermizo, como un adicto que no puede dejar su obsesión, ni de noche ni de día. Una vez encontró un libro, soportando un mueble que estaba cojo. Es el único libro que halló en su propia casa y nadie supo decir de dónde había salido. Léolo está en contra de su familia y canaliza esta ira, no del todo infantil, con su propia y original manera de entender la literatura. Pero todos esos escritos que pergeña día a día, son recojidos de la basura por un misterioso anciano que él denomina "domador de versos" y a través de su lectura vamos conociendo la cruel historia de este niño.
Puede resultar, en ocasiones, que tanto las palabras como las reacciones del niño pertenecen más bien a las de una persona adulta. Pero Léolo también es un niño que madura desde una edad muy temprana. Y por ello, llevado probablemente por la incomprensión a la que lo somete su familia, también en su alma se genera el sentimiento de odio, hasta tal punto que llega a intentar asesinar a su abuelo, sentimiento de rabia contenida que también, a lo largo del metraje, experimenta contra su propio padre. La familia de Léolo está marcada por la ignorancia más absoluta y por la locura. "Porque sueño, yo no lo estoy" nos repite constantemente el fantasioso niño, como un estribillo que nos guía a través de su historia. Y precisamente son esos sueños los que desarrolla mediante su tenaz y solitaria actividad de la lectura y la escritura. Sueños que nos llevan a conocer su primer amor, su más puro e inalcanzable amor, el de una vecina italiana llamada Bianca (Giuditta del Vecchio), que resulta ser una prostituta que ejerce con su abuelo. Sueños que, por tanto, nos llevan a su propia pesadilla, al odio; sueños que sirven para que Léolo se abstraiga de todo el mundo asqueroso que se esparce a su alrededor.
Bianca, despierta el primer amor de Léolo y le hace soñar con Italia, Sicilia, tierra que conoce a través de sus sueños
Léolo tiene una hermana presa de la locura que vive en el sótano de la casa y un hermano tonto que solo se preocupa de adquirir masa muscular. Vive en una familia absurda y todo ello nos envuelve en una historia que, en numerosas ocasiones, coquetea con el surrealismo, que puede parecer desordenada y que incluso nos ofrece un final abierto a varias interpretaciones. Todo ello coronado por una banda sonora adecuada, como son las canciones de Tom Waits o de los Rolling Stones y con una fotografía de Guy Dufaux que incide directamente reforzando la decadencia siempre presente en el mundo del niño y que, parece ser, termina venciendo, como comprobamos en algunas escenas donde Léolo se abandona a la mala vida, bebiendo, fumando y teniendo horrendas experiencias sexuales con las que pierde la virginidad y la infancia.

El espectador no puede obviar la buena dosis de autobiografía que está presenta en esta película. Jean-Claude Lauzon nació en el seno de una familia muy humilde de Montréal (Canadá) y tuvo que desempeñar cualquier trabajo durante su infancia y adolescencia hasta poder optar al título de Comunicaciones y posteriormente a sus estudios cinematográficos en la ciudad de Los Ángeles, en los años 70 Esa humilde infancia, esa complicada adolescencia, se plasman en esta su más completa y última obra. Como Truffaut hiciera con el personaje de Antoine  Doinel en Los 400 golpes, Lauzon plasma su propia experiencia en la de Léolo y se convierte en su álter ego. Muestra la misera, las dificultades y probablemente, también, un reflejo de su propia familia. ¿Qué hubiera sido del cine de Lauzon sin su repentina y temprana muerte? Hay quien dice que después de Léolo solo cabía una posibilidad: la del declive. Pero también existen los que pensamos que su carrera se hubiera afianzado con el tiempo y pudiera haber sido uno de los directores más interesantes en esta época tan crítica para el cine.
(Al principio del post suena Cold, cold ground, de Tom Waits)

domingo, 7 de septiembre de 2014

Van Gogh, incomprendido



Van Gogh, por Pedro Sagasta


Ojos abiertos a la incertidumbre
o a la locura.
Cubre tu rostro
la pátina del abandono.
Expresión de réplica
al desamparo.
Rebeldía difuminada,
contenida alevosía.
Ocultas tu hastío
bajo la celosía del engaño.

Ojos abiertos al desvarío.
Trazados, atravesados;
ojos partidos,
de hito en hito,
por la sombra de la incomprensión


(Dedicado a Pedro Sagasta y su visión de Van Gogh)

Esta visión de Van Gogh por el pintor Pedro Sagasta, que encabeza la entrada, pertenece a su colección "Tributo en 40F" y estará expuesto en Aix en Provence, en el IAE Aix Graduate School of Management, desde el 18 de septiembre hasta el 10 de octubre. La muestra es un tributo a Van Gogh, Picasso y Cézanne. La música que suena al principio es el tema Meandering de Charlie Parker.

Autorretrato original de Van Gogh