miércoles, 27 de noviembre de 2013

Abriendo la puerta al cierzo


Como quien abre la caja de Pandora, el invierno ha destapado el baúl donde dormía el cierzo. Se ha descolgado por las faldas del Moncayo y nos ha arrinconado en las calles de Zaragoza. Habrá que resguardarse. Y qué mejor lugar para hacerlo, que en el acogedor Café Botánico, al fondo del Pasaje del Ciclón, junto a la calle de Santiago. Ahí estaremos, concierzados, un servidor y Miguel Ángel Yusta, para acercaros trazos y versos de este poemario. Será mañana, jueves, a las 20,00 horas. 

Concierzo de viento (12 poemas + 1 vendaval) ya tiene web propia y podéis acceder en el siguiente enlace: http://marcoscallau.tk/  Este sitio web, así como el booktrailer, que veréis a continuación, han sido posibles gracias al trabajo de Marta García, publicista y artista, a la que agradezco el esfuerzo de estos días previos para tener todo a punto en un espacio tan breve de tiempo. También agradezco a Miquel Zueras, ilustrador, doblador y bloguero, la voz prestada para el book trailer. Con amigos así, uno se siente muy afortunado.



http://concierzodeviento.tk/
http://marcoscallau.tk/

domingo, 24 de noviembre de 2013

AA Bondy

En este domingo musical frío y ventoso, traigo hasta este tiempo detenido a Auguste Arthur Bondy, cantautor y músico folk nacido en Luisiana que en la década de 1990 formó parte de la banda Verbena, como vocalista, pero que en 2007 comenzó su carrera en solitario. Un aire fresco para el genuino sabor americano, con ecos de Dylan y trazos de Springsteen, este I can see the pines dancing, versión acústica, pertenece a su segundo álbum When the devil loose de 2008

martes, 19 de noviembre de 2013

Certeza

Fotografía de Javier Saiz Zaldo

Yo nunca quise arrancarte del mar.

Simplemente, caminaba perdido

y en dos ojos brújula,
donde tu ángel 
o el mismísimo demonio
enciende sus lámparas,
hallé una huida, una razón poderosa,
una barca.

Desconozco si en el punto de fuga
de estos muelles
posaste tu mirada
y me encontraste
pero en mi vieja ciudad,
que ahora contigo es otra,
el oleaje de un mar inxistente
arrastraba la posidonia de un río arcaico,
de otro pueblo olvidado.
Y llegaba a mis botas para enrredarse
en mis ansias de ti,
para abandonarme.

Nunca quise arrancarte del mar
ni invitarte a leer tus deseos
en el agua de las alcantarillas
que surcan mis ciudades, bajo los pies.
Pero, desde uno de esos puentes
que nunca debemos cruzar,
lancé un punto de fuga,
una botella, 
allí donde se pierde el río.
Y en ese cabo suelto, inacabado,
llegaste como una certeza
para completarme.

viernes, 15 de noviembre de 2013

Noches de Pabostría: Azul la noche entera (Miguel Ángel Yusta)



Hace un par de semanas el invitado del ciclo Noches de Pabostría fue nuestro amigo Miguel Ángel Yusta con quien compartimos unos momentos muy agradables. Después de regar con vino algo más que la cena, Miguel Ángel accedió a nuestra invitación y nos regaló su poema Azul la noche entera que podemos encontrar en su último poemario titulado Amar y callar, editado por Sabara Esta entrada debía haber sido publicada en jueves pero, debidoa unos problemas técnicos con el video, ha tenido que ser hoy el día para Noches de Pabostría. Que lo disfruten.





Azul, la noche entera, tus ojos en azul.
Me bebo el agua toda de tu cuerpo azul-mar.
Azul es el inmenso deseo de tenerte
como paloma herida refugiada en mi pecho,
azules son el vientre cálido que me acoge
y tus manos atadas, cautivas de mis brazos.
Son susurros azules y suaves tus palabras,
antes de convertirse en gemidos estallados...
Azul el pensamiento que recorre misterios,
azules humedales son tus fuentes secretas,
placer atormentado tu carne desterrada.
Mientras la lengua busca la palabra imposible
yo tomo los placeres azules de tu cuerpo
y en el secreto intenso de nuestra madrugada,
azul, yo me apresuro a poseerte toda.
Camino por tus sendas de mares y de espumas
como la bestia fiel que defiende su presa.
Las olas agitadas de un deseo infinito
me llevan implacables a tu centro extenuado.
Allí respiro, ebrio, tu piel incandescente
y lamo tus heridas en la penumbra azul...

© Miguel Ángel Yusta

lunes, 11 de noviembre de 2013

Sin título

Sangriento atardecer. Imagen de la red, tomada de este autor

Escarbo en el cielo
la tierra inalcanzable.

Me identifico con lo invisible
y me reconozco en las heridas del viento
azotado por las ramas de los árboles.

Navega mi universo.

Búscame en el humo de tabaco
que acompaña a la voz.
En el rastro de piel
que abandonó Rita Hayworth
dentro de un negro guante.
Estoy en el whiskey diluido
que surca la erosión del hielo,
en el carmín que rodea la copa
y me consuelo
con el rojo rumor
de un rutilante anuncio de neón
recién apagado.

(Rumiante amor)

Me congratulo
en la oscura estepa
de un cinema clausurado.
En el sabor a muerte anunciada
que desprende un beso
nimio, volátil, carnal.

Rastrea en el cielo
mis huellas 
de suelo firme.


*La canción es Just friends y el saxo es de Plas Johnson

lunes, 4 de noviembre de 2013

Concierzo de viento (12 poemas + 1 vendaval)


Concierzo de viento son palabras revueltas por la brisa que hablan para y por el corazón. Doce poemas iniciales y un vendaval de versos, o tramontana en siete notas, componen las cincuenticuatro páginas de cierzo. El mismo que me empuja a dar las primeras brazadas en el profundo océano que representa la poesía, para mí, que soy de secano y no sé nadar. Y ya se sabe que comenzar a nadar requiere esfuerzo...y más a mis treinta y dos años. Aún con todo, este es el resultado de algunos meses de descubrimientos, experiencias y cambios en mi vida, un compendio de versos vitales, ciudades y sentimientos. Palabras que han rellenado un espacio en blanco en mis días. Un principio de luz. 

Ya está disponible en la misma Editorial Chiado, escribiéndome directamente un correo electrónico a marcoscallau@hotmail.com o en cualquier librería. Concierzo de viento (12 poemas + 1 vendaval) será presentado el jueves 28 de noviembre, a las 20,00 horas, en el Café Botánico (C/ Santiago, número 5) de Zaragoza, acto en el que participará mi amigo y autor del prólogo Miguel Ángel Yusta, a quien quiero agradecer profundamente su apoyo, colaboración y amistad. Conforme se vaya acercando el día de la presentación, iremos avisando con antelación suficiente. Como primera ventisca del concierzo para viento en clave de verso libre, dejo aquí uno de los poemas que integran el libro.

Propósitos


Tomemos todo lo triste que es esta vida

y metámoslo en una botella.

Situémonos al borde del Tibidabo,

en la línea 3 del tranvía

que despista la melancolía.

Bajemos a la costa, frente al mar

o lleguemos al borde del acantilado

donde se despeñan las palabras que no escribes

y callas.



Encerremos juntos este mundo absurdo

y riámonos de los espejos

en el local donde se precipitan los versos

sobre las espurnas

del cigarrillo recién liado.

Duerme a los instantes

y captúralos solo como tú sabes hacerlo

en las minutotecas de tus pupilas,

observándome,

a través de la cortina de humo

que es nuestra historia.



Y callemos. Disfrutemos del silencio

que es nuestro amor.



Después de todo, estos secretos

son caladas intensas que le damos a la vida,

de vez en cuando.

Colillas que dejas en mi coche,

noches sin dormir,

lencería que te compro

como la palabra puta en un poema,

o aquel vestido verde que se adaptó a tu piel,

como mis manos,

decorando los lunares

de tu pequeña anatomía insólita.



Embotella la tristeza,

clausura el mundo,

duerme el instante.

Esta existencia

es el atardecer despeñado por las ramblas

cuando morimos por los besos

que nunca nos damos.


Concierzo de viento (12 poemas + 1 vendaval)  (Ed. Chiado 2013)
Autor: Marcos Callau
Colección: Placeres poéticos
Páginas: 54
Fecha de publicación: Noviembre del 2013
Género: Poesía
Precio: 9 €
ISBN: 978-989-51-0590-8

viernes, 1 de noviembre de 2013

My fair lady (George Cukor. 1964)

Audrey Hepburn como Eliza Doolittle. Francamente, nunca se ha visto mejor que como pordiosera. 
My fair lady se encuentra definitivamente entre mis musicales favoritos si bien no es el que más me gusta. Y es que ingredientes tiene de sobra para que sea una de las mejores y más simpáticas películas que se han rodado. En primer lugar, porque es difícil encontrar mejores temas musicales, uno detrás de otro que, más tarde, se convirtieron en clásicos populares que interpretaron los mejores cantantes de la época. En segundo lugar y más que por la actriz que encabeza la entrada, por el magnífico Rex Harrison que, incomparable, da vida al ya mítico Profesor Higgins. Y en tercer lugar, por la misma historia. Para buscar los orígenes de My fair lady hay que realizar varios pasos atrás en el tiempo. Esta película, más allá de las luces y la espectacular fanfarria musical , nos cuenta la obsesión del Profesor Higgins por crear a una criatura perfecta, partiendo de una base tan sumamente débil y simple como Eliza Doolittle, una pobre chica de barrio que se gana la vida vendiendo flores. Higgins tendrá la intención de crear, a partir de la nada más absoluta, a un ser perfecto, hacer pasar a una pordiosera de barrio por una dama de la alta sociedad londinense. Esto es, prácticamente, jugar a ser dios. Y Higgins modela esta escultura del mismo modo que Pigmalión crea a Galatea, en Las Metamorfosis de Ovidio. Ahí está el principio del profesor Higgins, en Pigmalión. Porque la película de George Cukor fue previamente una obra de teatro de Alan Jay Lerner y Frederick Loewe que, a su vez, basaron su adaptación en la obra Pigmalión, de 1913, creada por George Bernard Shaw
Rex Harrison, el Profesor Henry Higgins
Rex Harrison como Profesor Higgins, tiene la perfección que da el haber representado la misma obra en Broadway durante varios años. Curiosamente y como recordara Hildy Johnson en esta entrada, el personaje de Rex Harrison vuelve a verse obligado aquí a renunciar a su amor, como ya le ocurriera años atrás en El fantasma y la señora Muir (Joseph L. Mankiewicz. 1947) Recordemos que en la película de Mankiewicz, Rex Harrison encarna a un espíritu que se enamora de la nueva inquilina de la casa donde siempre ha habitado. La huésped es Gene Tierney y el fantasma debe renunciar a ella, al final de la película, para dejarla libre y que así pueda llevar la vida que le corresponde. Pues bien, en My fair lady, Rex Harrison también representa a un hombre que, finalmente, debe dejar marchar a "su creación", a Eliza Doolittle. Y hay cierta fascinación que la señorita Doolittle manifiesta hacia el profesor. Y hay cierta devoción de Higgins hacia esa chica que él ha moldeado. Pero todo queda ahí. En algún momento, Pigmalión debe dejar que Galatea siga su camino.
Para comprender la película, también hay que comenzar por la obra de teatro que la precede y que se representó con gran éxito en Broadway y en West End. Rex Harrison también fue en aquella ocasión el Profesor Higgins. Pero el papel de Eliza Doolittle fue encarnado por la magnífica voz de Julie Andrews. Al trasladar la obra al cine, el productor Jack Warner rechazó a Andrews por ser una actriz totalmente desconocida en el cine (posteriormente sería Andrews la que rechazaría a Warner, por la oferta para el papel principal de Camelot). Y eligieron a Audrey Hepburn, entre otrras candidatas como Elizabeth Taylor, Vanessa Redgrave o Angela Lansbury. Pero lo cierto es que, para un papel musical Audrey Hepburn no contaba con la mejor voz. Estudió canto y se preparó durante varios meses para llevar a cabo una obra musical pero poco antes del estreno fue doblada en todas las canciones por la cantante Marni Nixon. Este hecho enfadó profundamente a Hepburn. Para más inri, aquel año 1964 se llevó el Óscar a la mejor actriz la propia Julie Andrews por su papel protagonista en Mary Poppins. Y Audrey Hepburn se quedó fuera de las nominaciones.

Independientemente de todas estas historias que rodean la película, la pareja Harrison-Hepburn en pantalla es fantástica.
La primera aparición de Audrey, en aquella tarde lluviosa de Covent Garden, es inolvidable. Como inolvidable es la reacción del Profesor Higgins y el Coronel Pickering (Wilfrid Hyde-White) al encontrar un espécimen tan extraño, con ese acento tan cockney (habitante de los bajos fondos del East End londinense). Según ell profesor, la manera de hablar de una persona condiciona su estatus social. Pickering no parece estar de acuerdo y el profesor le asegura que puede aleccionar a aquella chica para pronunciar el Inglés tan bien que pasaría por duquesa en el baile anual de la Embajada. Resulta una comedia fresca e irresistible, con unos números musicales sobresalientes y unos golpes de humor excelentes. La ironía de Rex Harrison con la innata simpatía de Audrey Hepburn convierten este musical en una película encantadora. Mención aparte merece Stanley Holloway en el papel del señor Doolittle, padre de Eliza, basurero y excelente bebedor de las cantinas londinenses que, después de tres días sin saber nada de su hija, decide ir a buscarla a la casa del Doctor Higgins, para proteger la dignidad de Eliza, ya que el doctor es un hombre soltero.
El señor Doolittle (Stanley Holloway) se entrevista con el profesor Higgins

La prueba de fuego para Eliza (y para Higgins, como profesor de fonética) será el encuentro con la alta sociedad londinense en Ascot
El apartado musical, por otro lado, sostiene un nivel altísimo durante toda la película. Uno de mis temas favoritos está al principio del metraje y se titula Wouldn't it be loverly? Quiero mostrar aquí el video de la película, con Audrey Hepburn actuando, no cantando (recordemos que está doblada) y acto seguido la misma canción por Julie Andrews, tal y como la canta en Broadway, en una grabación procedente del Ed Sullivan Show, en 1961. Al menos, es un documento curioso. No pretendo sugerir que Julie Andrews era más indicada para el papel pero, al menos, no necesitaba ser doblada. Es más, su voz superó a la de Marni Nixon con creces. Sin embargo, la virtud de Audrey Hepburn como Eliza Doolittle, más allá del innato encanto que tenía esta actriz, reside en la cómica y exagerada pronunciación que hace del Inglés, en sus primeros encuentros con el profesor Higgins. Por eso y por muchas otras razones (como, por ejemplo, no aguantar la tonta frasecilla de La lluvia en Sevilla es una auténtica maravilla) es necesario ver My fair lady en su sonido original. Ahora sí, vamos con los videos.



El trabajo de Frederick Loewe y Alan Jay Lerner para la banda sonora de My fair lady tuvo tal resultado que las mejores voces del momento no dudaron un segundo en escoger algunos de los temas para grabar sus propias versiones. A continaución escucharemos a Nat King Cole y veremos a Frank Sinatra interpretando sus versiones sobre algunos temas de la película:




Frank Sinatra cantó Get me to the church on time y I could have danced all night



Y después de esta jazzística interpretación de I could have danced all night (es importante advertir que la versión de Frank Sinatra data de 1962, dos años antes de que se estrenara la película de Cukor. Es decir, Sinatra solo tenía la referencia de Broadway, cantada por Julie Andrews) doy por terminado este artículo sobre una de mis obras musicales favoritas. Todavía no sé cómo he terminado en Sinatra, habiendo empezado en Ovidio y su Pigmalión, pasando por George Bernard Shaw, Mankiewicz, Cukor y Rex Harrison, pero el caso es que aquí me encuentro, de nuevo. Bien, entonces, que Sinatra os bendiga y disfrutéis de My fair lady cuando queráis pasar una tarde agradable.