domingo, 28 de octubre de 2012

Los pájaros del cierzo

Arco del Deán (fotografía de bizen99 )


Los pájaros del cierzo hilvanan el deán,
vuelan raso en pabostría
y desembocan en lucero
para amanecer en tus ojos.

Sólo son las calles que rodean

el lugar donde vives.
El recuerdo, cuando te echo de menos, 
extrañamente,
un día de viento.

Sólo eso.

Y los pájaros del cierzo

construyen el sueño
al que raramente confío 
una vida entera.

***Será que hoy hemos cambiado la hora y mi reloj no ha funcionado correctamente. Será que esperar media hora en la calle, a las cinco de la mañana no es agradable. Más aún cuando caes en la cuenta de que no has llegado tarde sino que estás ahí con una hora de antelación. Será que los días de cierzo han venido por sorpresa y el frío nos ha congelado las entrañas. Sea como fuere, la calle Pabostría, la calle Lucero y el Arco del Deán son un entramado de calles en mi ciudad por donde siempre me gusta pasear y perderme. Esta vez he querido poner música a la entrada. Aunque Nat King Cole la cantó mucho mejor, la original pieza de My fair lady es interpretada por el edulcorado Jeremy Brett. El gran hallazgo de My fair lady, sin duda, es la música de Frederick Loewe. Canciones memorables son I could have dance all night (que Sinatra reformó y versionó hasta la saciedad como Get me to the church on time) Wouldn't i t be loverly?, The rain in Spain  o esta On the street where you live.


Pero vaya diferencia con la versión que grabó Nat King Cole:

viernes, 26 de octubre de 2012

Hacia un nuevo paisaje

La lámpara (Antonio López)
El frenético ritmo de la ciudad
reposa en tus pestañas,
mientras un beso
descifra las runas de mi piel.

-Abandonar los paisajes comunes
es recomenzar-

Hay un amanecer, después del tiempo,
y una llama
prendida en la brisa,
danzando febril
en la calle más desierta.


(Este poema se titula Hacia un nuevo paisaje y desconozco si lo había publicado ya o no en algún blog. En cualquier caso, si es así, pido disculpas pero hoy me apetecía especialmente subirlo a este sitio. Pertenece a un poemario inédito titulado Estatuas de sal y es su epílogo)



*"La lámpara" de Antonio López es una obra que siempre me ha parecido muy inquietante. Como en otros cuadros como "La alacena", "El reloj", "Mari en Embajadores" o "La tabla", mezcla distintos paisajes y elementos irreales en la misma composición. En "La lámpara" además de la figura central que da nombre a la obra y de la mujer, un tanto enigmática, que se dedica a la limpieza del elemento principal, podemos ver un plato flotando en el aire. Pero lo que realmente me llama la atención es el paisaje de la calle nocturna. En este pequeño "reducto" al aire libre (fuera de la habitación en que se presenta la escena principal) observamos a dos personas que caminan juntas, a la tibia luz de un farol, por una calle desierta, llena de charcos que, sin embargo, es iluminada por una luz más potente que proviene de un candil imaginario y que, probablemente, procede de la misma habitación que la lámpara. La sensación de libertad y esperanza que me produce esta escena, fuera de la habitación donde ocurre la acción principal, es asombrosa. Me ocurre siempre que tengo la posibilidad de ver esta obra. Esta llama, sin candil, se repite en varias obras de Antonio López. Una de ellas es "El reloj", donde aparece como una media luna.
"El reloj" (Antonio López)

miércoles, 17 de octubre de 2012

Mad Doctors: La nueva entrega de "La Caja de Pandora"


El científico loco y todas sus versiones cinematográficas son los protagonistas del quinto número de La Caja de Pandora. En esta ocasión tengo el placer de colaborar con un artículo sobre el personaje de Peter Lorre en Arsénico por compasión (Frank Capra. 1944), el insigne doctor Einstein. El lado cómico del mad doctor.

Estos son los contenidos que encontraremos en La Caja de Pandora:

La tienda de los sueños, relato de Ángel Torres Quesada.

Lula Fortune nos habla del personaje de Frankenstein y un segundo artículo dedicado a Raimondo de Sangro.

Mujer escarlata escribe un texto titulado Pensamientos escritos sobre impatos visuales

Babel nos presenta un repaso de las cristuras que nacieron después de las dos grandes guerras del siglo pasado.

Pepe Cahiers nos habla en su texto del oscuro destino al que se ven condenados siempre los mad doctors.

Wolfville escribe una reseña sobre Las manos de Orlac (Karl Freund. 1935)

Licantropunk nos habla de Los ojos sin rostro (George Franju. 1960)

Aarón Rodríguez escribe un artículo titulado Some interesting pictures, una pincelada de color para un tema bastante oscuro.

Victor Olid nos habla de Jekyll and Hyde... together again! (Jerry Belson 1982), un film cómico sobre la conocida historia del doctor.

Unai Marcos escribe un sangriento artículo titulado Herbert West Reanimador

Kinezoe se adentra en el mundo onírico de La ciudad de los niños perdidos (Jean-Pierre Jeunet 1995)

Astrum X nos ofrece el artículo más tórrido de este número con su Fuckenstein

 DVD escribe un texto reflexivo titulado ¿Qué le pasa, Doctor?

Crowley dedica un texto a El Golem, a Inseparables (David Cronenberg. 1988), un artículo sobre el científico Robert Cornish y sus experimentos de reanimación de cadáveres así como una entrevista a Brando Seifert.

De la parte musical de este número de La Caja de Pandora se encarga Mucipa, con un texto dedicado a la música futurista y a los compositores como creadores de vida con sus notas.

Pablo de Blas Andrada nos presenta los raros personajes de Dr. Slump

Kinski realiza un repaso por los científicos más locos y peligrosos del mundo del cómic.

El apartado gráfico corre a cuenta de Miquel Zueras, Tomás Serrano y Antonio Callau

Para leer el quinto número de La Caja de Pandora aquí

Para descargarlo aquí


Que lo disfruten!!!

domingo, 14 de octubre de 2012

Preludio



Antes de que puedas verme con claridad,
antes de que me hagas morder tu manzana,
o tus rojos labios,
antes de que llegue a contar
todos los lunares de tu rostro
en una noche entera, al sol,
quiero que conozcas
el sabor del recuerdo
que tendrán mis besos,
desde el olvido,
o el color de la calavera
que recubre
cada corazón enamorado.

Antes de que me abandones,
después de tenerme,
o seas una pordiosera
y yo el que te mendiga.
Antes de que esta ciudad
sea un ejército de moais
clavando su mirada perpleja,
petrificada,
en la mortaja de nuestra pasión;
antes de comenzar esta historia
déjame que te cuente
del peligro
y del final anunciado,
como en una crónica,
narrando este primer beso
que vas a entregarme.


Cavatina (John Williams)

viernes, 12 de octubre de 2012

Domingos musicales (o, más bien, puente del Pilar musical): Un paseo por Nueva York


Desde aquí os invito al blog de Frank Sinatra, para descubrir la relación entre su voz y la ciudad de Nueva York. Un extenso paseo que parte de sus orígenes, de cómo los antepasados de Sinatra llegaron a L'America, para intentar llegar a comprender la estrecha relación entre las canciones de Sinatra y la ciudad que nunca duerme.

martes, 9 de octubre de 2012

Sesión de cine: The Artist (Michel Hazanavicius. 2011)


Reposa en mi monedero un billete arrugado donde a duras penas se pueden ya leer las palabras The Artist, Fila 5, B02 Esta entrada corresponde a la última película que vi en los cines Renoir de Zaragoza que ya, a día de hoy, han cerrado sus puertas. Allí disfruté por última vez del cine. En plena era digital, cuando los antiguos cines se han derrumbado o ya, olvidados, se convierten en centros comerciales, cuando el 3D invade las pantallas de medio mundo (porque dicen que es un invento nuevo) y dicen que les vale, que está bien y que esto es cine; en pleno siglo 21, tuve el placer de contemplar en el moribundo Renoir de Zaragoza, como una premonición, una película muda que me reconcilió, por unos instantes, con este mundo y con estos tiempos.
Bérénice Bejo en el personaje de Peppy Miller

Una amiga cinéfila llamada Elena Gonzalvo me comentaba el otro día, emdio en broma, medio en serio, que el cine actual, salvo en raras excepciones, es demasiado estresante. Sin embargo, si uno se quiere relajar antes de irse a dormir, lo mejor es el cine en blanco y negro. Curiosa afirmación que merece alguna reflexión. Aquel día 19 de febrero de 2012 todo fue mágico viendo The Artist. Me gustaría preguntar entre los espectadores que hayan acudido a ver esta película, quiénes de ellos echaron de menos, en algún momento, el sonido o el diálogo. Y después de escuchar la respuesta, la siguiente cuestión para plantearse sería, en qué ha avanzado durante todos estos años el arte del cine (sin hablar de ordenadores). Como poco resulta un alarde de valentía, que en esta época, la apuesta de Hazanavicius sea una película muda, un tributo a los comienzos del cine y una apuesta sincera en la Historia del séptimo arte. Desde Cantando bajo la lluvia (Stanley Donen. 1952) no había disfrutado tanto con un retrato tan fiel del mundo del cine. Con algo menos de esa crudeza (y por tanto, realidad) que Billy Wilder encarna en Gloria Swanson y nos muestra en El crepúsculo de los dioses (Sunset Boulevard. 1950), el guión de Hazanavicius navega en la misma dirección. En la figura de George Valentin (Jean Dujardin) personaliza el apogeo del cine mudo, la fama y las grandes ceremonias del Hollywood más dorado (y quizá más auténtico) que se haya conocido. Pero también en él están presentes, la transición al sonoro, la ruina y el olvido que muchas otras estrellas sufrieron tras el crack del 29 y en definitiva, ese cambio que muchos personajes no pudieron resistir. La otra cara de la moneda es Peppy Miller (Bérénice Bejo) que, después de trabajar como figurante en el cine mudo, da el salto a la fama cuando llega el sonoro, acompañando con una voz adecuada a la esbelta figura que el público ya conocía. No siempre trató del mismo modo a aquellas bellas actrices del cine mudo y es imposible, al admirar la historia de The Artist, no comparar a Peppy Miller con esa parodia que Jean Hagen personificó en el personaje de Lina Lamont (Cantando bajo la lluvia) a la que, a diferencia de Miller, no acompañaba su voz.
Al comienzo, Peppy Miller es admiradora de la estrella del momento, George Valentin y consigue trabajar en el cine como figurante.

En el personaje de George Valentin se personifica la historia del Hollywood de aquellos años. No sólo el nombre (ya un recuerdo a Rodolfo Valentino), o los personajes de sus películas (tributo a Douglas Fairbanks) La irrupción del sonoro arruina su carrera, lo degrada al más absoluto olvido y solo, al aceptar la ayuda de Peppy Miller y paradójicamente, con la llegada del musical, consigue resurgir, reinventarse, salir a flote y volver a triunfar en la pantalla y en las carteleras. En ese momento, Jean Dujardin recuerda inevitablemente a Gene Kelly, sobretodo en su aspecto físico.

The Artist comienza con un ritmo y un ambiente alegre, propio del Hollywood de los años veinte, que contrasta con la tragedia que representa para el personaje de George Valentin la llegada del sonoro. John Goodman, en su papel de productor, es el único acercamiento a los entresijos que, en aquellos años de cambio, se tambaleaban dentro de los mayores estudios. La historia de amor entre Peppy Miller y Valentin parece caminar al mismo ritmo que la historia del cine y por ello, la brillante explosión de felicidad que es el final de la película es la misma explosión del cine de los años treinta, la llegada del musical y la eclosión del jazz en esa fiebre llamada swing.
Peppy Miller (Bérénice Bejo) en un momento de ensoñación, imagina ser abrazada por George Valentin

Sin embargo, ¿es suficiente? ¿Es comparable The Artist con Sunset Boulevard? Rotundamente, no. Creo que The Artist es de lo mejor que hemos podido ver últimamente en las pantallas pero, en definitiva, la historia requería una ampliación en el personaje de John Goodman, detenerse más en el aspecto del negocio del cine y los magnates que apostaron todo su dinero en crear estrellas que después ellos mismos, con sus propias manos y la llegada del sonoro, destrozaron. The Artist es una buena película, un estupendo retrato de cine que, aunque se deja llevar por el sentimentalismo, bien merece un par de visionados para volver a disfrutar de una historia contada sin palabras.


jueves, 4 de octubre de 2012

Un otoño distinto



Fotografía tomada de Flickr



Es un cálido refugio
un tierno consuelo.

El atardecer de tus cabellos
se fragua en ese fuego perenne
que encierran tus labios,
la pasión que renueva,
el misterio en tus ojos.

Misterio,
en tus ojos,
la cuerda
de una guitarra flamenca,
el paso agresivo
de un dulce tango,
el Leteo
que borra
todos los pasados.

Y en la caída de tus párpados,
cálido refugio, tierno consuelo,
un otoño sin hojas muertas.


Red headed woman (Bruce Springsteen) Una canción para las pelirrojas...