jueves, 30 de enero de 2014

Cenas de Pabostría: Javier Castán Usieto... post-slam

La Venus del espejo (Velázquez. 1647) La cosa va de espejos...
Hace unos meses, en la Campana de los perdidos, tuvo lugar el octavo Slam Poetry de Zaragoza, organizado por David Giménez Alonso y Elisa Berna. Victoriosa resultó Berna junto a Juan Leyva. En dicho Slam participó nuestro amigo Javier Castán Usieto, filósofo, psicólogo, profesor, intrépido deportista, escritor y actual presidente del Ateneo Jaqués. Y después de la cita en la Campana, se dejó convencer para dar la campanada y recitar uno de sus poemas para seguir con nuestro pequeño y casero ciclo titulado Cenas de Pabostría (o Noches de Pabostría, como lo rebautizó Castán). Ciclo que ya inaugurara el microrrelatista Raúl Garcés aquí y que continuara con el poeta Ricardo Usón, Javier Castán nos despejó con sus espejismos en el espejo de su poesía. Les dejo el video y por supuesto, el poema escrito posteriormente. Aclaro que el video fue grabado después de una copa de vino...detrás de otra.  También quiero decir que esta entrada se ha reatrasado más de lo previsto. El problema es que blogger no dejaba subir un video de esta duración y hasta que no hemos creado el canal Noches de Pabpostría en Youtube, no hemos podido publicar esta entrada. Que la disfruten.




EL POETA ESPEJO

Preludio: El Poeta se Despeja

La vida es sueño, 
o el sueño es vida... 
No sé si me despejo, 
o sueño hacer de espejo 
de mis musas.
En realidad, la realidad 
no sé si me la creo (creyéndola) 
o me la creo (creándola) 
pero la creo y recreo...

Tampoco quiero despejar más dudas.

El Poeta Espejo (cuento)

Carita, carita: 
¿Quién es tu espejo 
más majico? 
Mira tu reflejo, 
vete en mis ojos 
y no vuelvas 
hasta que me envuelvas 
 con los tuyos.

Este es mi chantaje: 
me quedo con tu imagen presa 
en mis párpados cerrados 
-sabe dios lo que soy capaz 
de imaginar-.

Paga su rescate 
con nueva luz 
o morirás con ella 
desdoblada.

Carita, carita, no llores 
que los cuentos siempre acaban bien. 
Llora por mí en todo caso 
que o soy el malo 
o acabo mal como majo 
sacrificado 
o acabo comiendo perdices 
contigo o sin ti. 
Pero si tú no lo logras 
¡tendrás delito!

Carita, carita 
no me seas criminal 
aunque te tire tanto como a mí 
-ay, infelices- 
y hazte al cuento, o échaselo 
que la vida es corta 
y se nos echa el polvo encima 
del que venimos. 
Cuento con ello 
y cuento que cuentas con ello 
y echas tus cuentas. 
Cumples de sobra 
requisitos, 
¡felicidades!

Epílogo: La Voz de la Luz al Eco Reflejo

No te aferres al espejo 
de cristal.

Inútil... 
Monólogo frente a ese espejo 
rumiando como las vacas 
el eco sobre uno mismo, 
no hay más que identidad 
estática y cristalizada 
sin diferencias líquidas.
Mírame, mírate 
en los ojos que te miran, 
vete en ellos hasta sus palabras. 
Reconozcámonos 
en diálogo con nuestras sombras, 
con nuestro abismo, 
con nuestros puntos ciegos...
Responde. Conversa 
con versos: 
luz del poeta espejo, 
voz que le despeja 
sus imágenes mudas. 
Dudas.

© Javier Castán Usieto

lunes, 27 de enero de 2014

Noche aciaga, noche a ciegas.

Detalle de El jardín de las delicias (El Bosco. 1500)

La noche está ciega,
la promesa, quebrada
y el horizonte mudo.

La serpiente de pecho herido
que repta por la arena de la incertidumbre
ha perdido el cuello donde inyectar
el veneno de la incomprensión.
Los colmillos se han secado.

La falsa calma que brinda este silencio letal
no es la calma del amanecer.
Será necesario, entonces,
reptar hasta la alcantarilla
que resista a las cuencas de la noche
y allí esperar con sigilo, con paciencia.
Aguardar horas, días, años
y huellas de besos futuros
para amanecer y abrir pupilas
ante una ciudad distinta,
un horizonte de palabras.

 

Conocí esta Canción de cuna de Gershwin que suena al final de esta entrada en el blog: De gusanos y lombrices

domingo, 26 de enero de 2014

Domingos musicales: El tío Bruce se enfada


Tomás de Torquemada, experto en técnicas de tortura y mayor asesino de la Inquisición, se ha aparecido en mis sueños. Sabe que desde octubre estoy trabajando en una tienda de moda con nombre de violín. Mediante los sueños ha contactado conmigo. El caso es que Torquemada quiere adaptar el hilo musical de esta tienda como una nueva forma de tortura, más sádica si cabe, que la empleada en 1452, por la Santa Inquisición que, según cuentan los libros, en nombre de dios se encargaron de perpetrar el mayor genocidio de la Historia.

Y entre tanta bazofia musical (atribuirle este adjetivo se me antoja casi, casi, un pecado...Torquemada me tendrá que confesar...o quemar vivo), durante ocho o nueve horas al día, mis oídos parecen reconocer tímidamente ciertas palabras. Entre tanto ruido y tanto sonido ejecutado por ordenadores Amstrad de los ochenta, reconozco una estrofa. Estas palabras provienen hoy de una voz escuálida, electrónica, falsa. Pero yo las recuerdo pronunciadas anteriormente por otra voz, más auténtica. Poco a poco, voy atando cabos. Sí, es una nueva versión. Bueno no, es un remake. No, tampoco. Es un asco. Eso es lo que es. Un completo desastre. Recuerdo que, hace unos años, ya tuve la mala suerte de escuchar en un supermercado la versión maquinera de The river, conocido éxito musical de Bruce Springsteen, de 1980 Pues recientemente, en unos de esos anodinos días de servicio y en el hilo musical de la tienda donde trabajo, aparece otra canción de Bruce Springsteen versionada para sonar, imagino, en todos los afters del país, cuando la gente ya no distingue un cubata de garrafón, de una coca-cola o una sinfonía de Beethoven de la musiquita repetitiva del Super Mario Bros. Al menos, sirve para sonar en una tienda de ropa. Imagino que esta melodía es lo que provoca que el consumismo enfermizo de los zombis que se deslizan por las Rebajas siga su curso. La canción versionada, esta vez, fue la reciente Last to die del disco Magic. En su estribillo esta canción dice: "¿Quién será el último en morir por un erro, el último en morir por un error? ¿La sangre de quién será derramada? ¿qué corazón será roto? ¿Quién será el último en morir por un error?" Desde luego, la letra parece dirigida al autor de esa pútrida versión nueva. El caso, es que no es de las mejores canciones de Bruce. Aquí podemos ver una versión en directo del tema en cuestión:



Y ahoraviene cuando me entero de que los autores de esta versión de Last to die no son cuatro chalados que llevan en este negocio unos días. ¡¡¡Son los Pet Shop Boys!!!

Bueno, imagino que razones para enfadarse no le faltan al Boss pero, tal y cómo funciona el mundo, quizá ni siquiera se haya enfadado. Incluso haya cobrado por ello. O incluso, después de escuchar a los Pet Shop Boys, se puso tan triste que grabó Solo le pido a dios 




 No lo sé. El caso es que solo en un domingo musical se puede viajar de Torquemada a Bruce Springsteen y a los Pet Shop Boys, pasando por la conocida tienda de moda con nombre de violín. Vamos a tomar este 2014 con optimismo, tal y cómo lo ha tomado el tío Bruce. Parece ser que para este año, viene con Grandes Esperanzas (High hopes, es el single y el título de su nuevo trabajo):





Ele ahí!

miércoles, 22 de enero de 2014

El aliento del río

Fotografía de Fernando Roldán Gil titulada "Así me tienes" Me impresionó de manera especial esta imagen fantasmagórica de nuestra ciudad. En particular ésta y "Madrugar un domingo" rescatan fundamentalmente la magia de la niebla en Zaragoza, en la ribera del Ebro

Ayer fue sábado.
La ciudad, maltratada,
recibió el duro impacto de las masas.

Como es lógico, este domingo,
la ciudad responde
y olvida, o perdona,
pero vierte un sucio aliento
en densa niebla,
tamiz que devora los contenedores
de las vidas estáticas.
Quedan enterradas todas las maldades,
se silencian insultos.
El mundo es sedentario
y todo calla,
bajo el espeso manto
de una mágica boira.

El grupo de turistas
imagina una torre cuyo mudéjar
desaparece a escasos metros de los tejados,
donde, se supone, debe existir el cielo.
Yo, que no soy turista, me uno a ellos.

Buscando.

Subo a un tejado, como un gato.
Entre las cuatro paredes de olvido
y vapor blanco,
borro huellas, heridas;
oculto mentiras,
anulo las palabras que gritan
y pienso, ¿para qué pensar?

-Este mundo es maravilloso.

Los seres humanos somos hermanos.

No existen cartones-cama,

cajeros-pensión,

ni parques de invierno.

No hay nadie sentado

a la derecha del demonio-

Bajo el denso manto de la niebla
y al aliento del río, nadie me observa
y pienso,
¿para qué protestar?

El mundo, invisible,
todavía es más perfecto.


domingo, 19 de enero de 2014

Match point (Woody Allen. 2005) ...o de cómo Woody Allen me rompe el saque



Sé que, últimamente, suele estar de moda la palabra "spoiler" para avisar al posible lector que, si no ha visto la película de la que se va a hablar, en el siguiente texto se desvela una parte importante de la trama y su final. El que no haya visto Match point, debe saber que, si lee este texto, sabrá cómo acaba la película. Pero, aún sabiendo cómo acaba, es imprescindible su visionado. En cualquier caso, avisados quedan.
Interesante partida de pin-pon. Fugaz pero intensa, la que disputan Chris (Jonathann Rhys Mayers) y Nola (Scarlett Johansson)
Tenía pocas esperanzas depositadas en esta película de Woody Allen. Como si con ella no pudiera disfrutar del auténtico director. Nada más lejos de la realidad. Match point me ha sorprendido tan gratamente que se coloca entre la lista de mis películas favoritas en su filmografía- Dejando a un lado la comedia, en este caso el neoyorquino se sitúa tan próximo a la obra maestra como en sus mejores películas. El comienzo de la película nos presenta al joven tenista irlandés Chris Wilton (Jonathan Rhys Meyers) buscando trabajo en Londres, como profesor en el deporte que practica, en un club frecuentado por las familias más acomodadas de la ciudad. En pocos días, Chris se convierte en el profesor del aficionado Tom Hewett (Matthew Goode) quien rápidamente le introduce en su adinerada familia y la alta sociedad londinense. Tom le presenta a su hermana Chloe (Emily Mortimer) y Chris, de manera casi instantánea, comenzará con ella una relación. De esta manera, con ocasión de una reunión familiar, Chris conoce a la explosiva novia de Tom, Nola Rice (Scarlett Johanson), una aspirante a actriz con la que rápidamente empatizará al tratarse, igual que él, de una persona ajena a esa alta sociedad que en ese momento y por circunstancias similares, los dos frecuentan. Esta primera aparición de Scarlett Johansson, como una mujer fatal jugando una partida de pin-pon, es memorable y crea una imagen previsible que, precisamente, despista al espectador que esperará una historia completamente distinta a la que en ese momento comienza a desarrollarse. 
Scarlett Johansson y Jonathann Rhys Meyers

El espectador espera a partir de este momento una historia previsible: buen chico conoce a buena chica pero aparece mujer fatal que le hará perder la cabeza. Por el contrario, el buen chico no es todo lo bueno que parece y pronto tendremos delante al prototipo de hombre aprovechado que se promete con una mujer adinerada por la buena vida que este enlace le va a proporcionar. Y en el otro extremo, la mujer fatal no es tan fatal como creíamos y realmente solo es una desdichada con su carrera de actriz truncada que, al menos, intentará salvar la vida junto a su prometido. Es cierto que Nola acepta un escarceo sexual con su futuro cuñado Chris, pero también lo es que su prometido, Tom, deja embarazada a otra mujer. En cualquier caso, hasta este punto de la cinta, sí que podíamos preveer más o menos lo que ocurriría. 
Chris y Nola, mantienen un escarceo sexual antes de la desparición de esta.
A pesar del encuentro sexual con su futura cuñada, un confundido Chris contrae matrimonio con Chloe. A los pocos días, Tom deja a Nola. Contrariamente a lo que esperábamos, el respetable hijo de los Hewett también es infiel y debe abandonar a su prometida para contraer matrimonio con una mujer a la que ha dejado embarazada. Nola desaparece y en ese momento, parece que la vida de Chris carece de sentido. Su matrimonio no representa nada importante para él y lo ha utilizado para obtener un puesto de importancia en la empresa de los Hewett. Los problemas para tener hijos y el programa de fertilidad que siguen es tan solo una gota más que colma el vaso de una relación muerta antes de empezar. Llenan su vida con buenas cenas, lujosos apartamentos, viajes románticos, noches en la ópera y galerías de arte para intentar tapar el sin sentido de su relación, algo así como esconder la basura bajo una alfombra de terciopelo.
Chris y Chloe (Jonathann Rhys Mayers y Emily Mortimer)
Pero Nola aparece. Quizá yo, personalmente,esperaba que siguiera siendo un personaje presente, desde su ausencia, pero la película toma el giro definitivo cuando hace su aparición en mitad de una galería de arte. Chris pierde definitivamente la cabeza y delante de su esposa, le pide el número de teléfono. De esta manera, comienza una apasionada relación paralela con Nola que, aparentemente, nunca tendrá fin. Pero Woody Allen imprime otra vuelta de tuerca más a su argumento. Nola queda embarazada y no está dispuesta a renunciar ni aceptar la idea del aborto que Chris le propone. Según ella, ese hijo es fruto de la verdadera pasión y el amor que hay entre los dos. Así como con Chloe no puede tener hijos porque, realmente, no le ama, con ella ha sido especialmente fácil. Sin embargo, la cobardía hace su aparición en Chris. No será capaz de romper su relación con Chloe, ni de terminar con la vida que lleva porque, a pesar de ser una farsa, es la mejor que podía soñar: una posición respetable, un nivel económico alto y una mujer bondadosa a su lado. Finalmente, aquí realiza su aparición el Chris psicópata, un giro del personaje que, hasta ese momento, el espectador no podía esperar. Antes que abandonar a la mujer que no ama, preferirá acabar con su amante, con el hijo que ella espera y preservar así el engaño que es su vida.

Chris asesina a Nola y a su anciana vecina Eastby (Margaret Tyzack) , la única testigo que les había visto juntos. Primero simula un robo en casa de Eastby y tras asesinarla, se lleva alguna de sus joyas. Después, a sangre fría, dispara a Nola justo delante de la puerta de su casa. Acto seguido se dirige al teatro, para seguir con su farsa, donde le espera Chloe. En una escena muy reveladora, Chris se desembaraza de las joyas robadas en casa de la anciana, lanzándolas al río Támesis. Pero una de ellas, en concreto el anillo de compromiso, golpea en la barandilla y cae en la acera. Vuelve la metáfora del tenis. Por una vez, la pelota no ha pasado, ha golpeado en la red y ha caído en el campo de Chris, como una derrota. Pero, curiosamente, este punto mal jugado es el que salvará su vida. Ese anillo será recogido por un yonqui que, días después, comete otro crimen, con las mismas caraceterísticas que el primero. Esto hará que la Policía, que ya había iniciado una investigación sobre Chris, centre toda su atención en el yonqui. Así que, aparentemente, el psicópata queda impune, a salvo de la Policia. Pero, en un último plano, podemos figurar que será suficiente el peso de la culpa para el resto de sus días. Culpa por ese hijo muerto. Culpa por asesinar a la única mujer que amó. Culpa por una víctima inocente. Quizá yo hubiera imaginado en este final, algo más sádico con el protagonista culpable; algo más cercano al final que obtiene el personaje de Edward G. Robinson (por cierto, otro Chris) en Perversidad (Scarlett Street, Fritz Lang. 1945) El peso de la culpa realmente escenificado como algo tan grave que consume por dentro y con lo que es imposible vivir. Pero creo que esa última imagen de Jonathann Rhys Mayers mirando al infinito o a la nada, así como las anteriores apariciones de los fantasmas de Nola y Eastby, son suficientes para saber que Chris ya nunca podrá vivir tranquilo.

En definitiva, una película redonda donde, por cierto, Scarlett Johansson borda su papel. También Rhys Mayers está muy creíble, tanto en el momento que sabemos de su condición de psicópata como cuando creemos que, realmente, es un buen chico persuadido por las malas artes de Nola. Quizá la única que resulta algo insulsa es Emily Mortimer como Chloe. Pero es que su personaje debe ser insulso para contrastar con la carnal, explosiva y cálida Nola. Recientemente, he podido repasar varias joyas de Woody Allen. Entre ellas, hemos visto en casa Días de radio, Si la cosa funciona (desternillante), Annie Hall (encantadora, imprescindible, sobre la que he escrito en el blog de Frank Sinatra), Acordes y desacuerdos (cómica...), Delitos y faltas, Toma el dinero y corre... Creo que la que más me ha gustado ha sido Match point. Al menos, es la que me ha empujado directamente al teclado del ordenador, para hablar de ella. No tiene nada que ver con el tono habitual de Woody Allen pero me ha parecido una obra maestra, por los constantes giros del argumentos y sus vueltas de tuerca inesperadas. Así que todo me lleva a ver prontito Blue jasmine, una joya, según dicen, en el mismo tono que esta. ¡Gracias, de nuevo, Woody! Me has ganado la partida.

sábado, 18 de enero de 2014

La vida secreta de Walter Mitty

No Danny, no saltes todavía. Todavía puede que haya solución...


En una conversación de barra de bar, hace unos días, discutía (sin violencia, entiéndase el término como valorar diferentes opiniones) con un hombre que esperaba el estreno de The Hobbit: la desolación de Smaug como agua de mayo, como todo un hito en la historia del cine. La conversación derivó al Cine, entendido como Arte y yo pronuncié una de esas frases que, aunque parezcan lapidarias, algo tienen de sentido: “El cine ha muerto” Como expresión artística, el cine pertenece al siglo XX o el siglo XX al cine. Cuestionamos cuáles serían las expresiones artísticas del siglo presente y lógicamente, sin que transcurriera mucho tiempo, la conclusión llegó al mundo del videojuego. ¿Realmente podremos convertir un juego en obra de arte? De momento, estamos en el año 14 del siglo XXI y los videojuegos, han  avanzado mucho desde su nacimiento, aunque siguen siendo eso, juegos. Pero, ¿podrán llegar a ser arte? En cualquier caso, no es este un blog donde hablemos de videojuegos. Hablemos de cine o de lo que nos queda de él. 
 











El gusto por el mal gusto y la falta de ideas campan a sus anchas en el panorama cinematográfico actual, desde hace ya unos años. Si realizar un remake de películas como Ocean’s eleven, La guerra de los mundos o Atraco a las tres resulta innecesario como también lo es, por poner un ejemplo, exprimir la historia de El planeta de los simios o las sagas como La guerra de las galaxias hasta el infinito y más allá, todavía más absurdo me resulta escoger una comedia normalita de 1947 para realizar un remake apestoso y convertir la clásica, de este modo, en algo más próximo a una obra maestra. Sí señores, La vida secreta de Walter Mitty ya no es ningún secreto. Lleva sin serlo desde ese año 1947, cuando el director Norman Z. McLeod escogió el relato homónimo de James Thurber para volver a juntar en la gran pantalla a la exitosa pareja Danny Kaye-Virginia Mayo que, dicho sea de paso, funcionaban bastante bien en la comedia. Títulos como Un hombre fenómeno (H. Bruce Humberstone. 1945) o El asombro de Brooklyn (McLeod. 1946 Por cierto, en el cine español, tuvimos El tigre de Chamberí, una suerte de remake) habían propulsado a la popularidad al tándem Kaye-Mayo y esta fue la tercera vez que coincidían. 

 La historia es bastante sencilla. Walter Mitty (Danny Kaye), que trabaja en una editorial de cómics corrigiendo y escribiendo guiones, tiene el gran problema de soñar despierto. Sueña despierto en cualquier momento que su imaginación le gasta una mala pasada. Por ejemplo, mientras conduce un coche, mientras escucha las aburridas charlas de su jefe o cuando comparte con su familia una agradable partida de cartas. Esta ensoñación sitúa a Walter como protagonista de las historias que después tiene que contar en los cómics y como una obsesión recurrente, siempre se aparece la misma mujer en estos sueños, una mujer irreal por la que, sin embargo, Walter se encuentra fascinado, mucho más que por su prometida en la vida real. El problema de Mitty provoca en su trabajo una máxima creatividad pero ni su jefe, ni su entorno, comprenden las fantasías del escritor. El enredo ocurre cuando la mujer que es protagonista de sus sueños, como no podía ser de otra manera, aparece en la vida real con el nombre de Rosalind Van Hoorn (Virginia Mayo) una misteriosa joven que intenta escapar de la amenaza que sobre ella se cierne. Un grupo de gángsters persigue una lista de nombres y números de teléfono que Rosalind tiene en su poder, aunque ni siquiera ella lo sepa. A la cabeza de esta banda está el gran Boris Karloff, encarnando al doctor Hollingshead que, en una escena memorable, con la técnica de la regresión, intenta conseguir información de Walter en su propia consulta de psicólogo.

Boris Karloff como el doctor Hollingshead
La fantasía se mezcla con la realidad hasta tal punto de confundir al pobre Walter Mitty que ya no sabe cuándo está soñando y cuándo vive la vida real. La película alterna el sueño y la realidad con escenas realmente disparatadas (sobretodo en las oníricas) para las que Danny Kaye tenía especiales cualidades. Incluso podemos asistir a un homenaje que especialmente Kaye quiso incluir en la película. Se trata de un recuerdo a El hombre mosca de Harold Lloyd cuando vemos a Walter Mitty huyendo por las ventanas y cornisas del edificio donde trabaja.
 








Aunque con el tiempo, quizá por la excesiva y temprana popularidad, Danny Kaye llegó a caer en el olvido, es innegable que fue un cómico innovador. Hijo de una familia inmigrante de judíos ucranianos y nacido con el nombre de Daniel David Kaminsky comenzó su carrera en Broadway. Y como un homenaje a sus raíces, alcanzó su popularidad con un número titulado Tchaikovsky en el que era capaz de recitar, sin respirar, 54 nombres de compositores rusos en 38 segundos. Este famoso número lo repitió en numerosas ocasiones, cambiando los nombres que recitaba o incluso el tema al que se refería, pero siempre demostrando su capacidad para pronunciar muy rápido. Como número en Broadway estaba bien pero, la excesiva repetición, acabó cansando al público. Pero, al menos, en La vida secreta de Walter Mitty, Danny Kaye nos hace pasar algún que otro rato divertido.
La mirada perdida de Danny Kaye nos indica que Walter Mitty está a punto de caer en otro de sus sueños
El famoso relato que Thruber publicó en 1939 fue propulsado por la película de McLeod y la historia de Walter Mitty llegó a ser tan popular que en el idioma Inglés se aceptó el término Mittyesque para definir a aquellas personas que pasan la mayor parte del tiempo soñando despiertas o creyendo que esos sueños son la realidad y anulando completamente ésta. Tenemos entonces una película importante para 1947 que tuvo su momento, su contexto histórico y su influencia en el público del momento. ¿Qué necesidad hay en la actualidad de volver a rodar esta película?

Virginia Maro, Danny Kaye y Boris Karloff

miércoles, 15 de enero de 2014

Noches de Pabostría (buñuelescas) con Alfredo Moreno, 39escalones


Nuestro amigo Alfredo Moreno, más conocido como 39escalones, es el nuevo invitado en Noches de Pabostría. Nos sentamos a la mesa y hablamos de lo bien que sigue girando el planeta después de tanto tiempo. Cuando la conversación derivó al cine, una fotografía antigua se descolgó de la pared y acabó cayendo el suelo con el suave vaivén de una hoja de otoño. Se trataba de una fotografía donde aparecía el interior del Café Ambos Mundos, hoy desaparecido. Era, según decían, uno de los Cafés más grandes de Europa y uno de los mayores intentos que hubo en Zaragoza de crear un Café literario. De todas maneras, ambos mundos acabaron en el suelo. En ese instante, con la cena y las copas acabadas hacía tiempo, algo extraño sucedió entre los comensales. Deseaban levantarse de la silla, salir de aquella habitación, pero no podían. Por alguna extraña razón, debían seguir ahí, inmóviles, hablando de cine o lo que es lo mismo, de la vida. Era cuestión de tiempo que apareciera Luis Buñuel. Alfredo no nos había avisado pero le había invitado secretamente a la cena. Perdona Luis, porque no te pusimos cubierto. De todas maneras, desde que te fuiste, he notado que me falta un periódico en casa. Un día de estos voy a tu tumba y me lo devuelves. Gracias.

Alfredo Moreno trajo Mi último suspiro (Luis Buñuel) y nos leyó alguno de sus mejores fragmentos.





El uso frecuente de la pistola no es exclusivo de México. Se halla extendido por gran parte de América Latina, especialmente en Colombia. Hay países en este continente en los que la vida humana -la propia y la ajena- tiene menos importancia que en otras partes. Se puede matar por un sí, por un no, por una mala mirada o, simplemente “porque tenía ganas”. Los periódicos mexicanos ofrecen todas las mañanas el relato de algunos sucesos que asombran siempre a los europeos. Por ejemplo, entre los casos más curiosos: un hombre espera tranquilamente el autobús. “”¿Llega a Chapultepec?”. “Sí”, responde el primero. “¿Y para ir a tal sitio?”. “Sí”, responde el otro. “¿Y para ir a Santa Ángel?”"Ah, no”, responde el hombre interrogado. “Bueno -le dice el otro-, pues toma por los tres”. Y le mete tres balazos en el cuerpo, dejándole seco, como habría dicho Breton, un acto surrealista puro. 

 O también (…): un hombre entra en el número 39 de una calle y pregunta por el señor Sánchez. El portero le responde que no conoce a ningún señor Sánchez, que seguramente éste vive en el 41. El hombre va al 41 y pregunta por el señor Sánchez. El portero del 41 le responde que, sin duda alguna, Sánchez vive en el 39 y que el portero del primer inmueble se ha equivocado. El hombre vuelve al 39, llama al primer portero y le explica lo que pasa. El portero le ruega que espere un momento, pasa a otra habitación, regresa con un revólver y abate al visitante. Lo que más me asombró de esta historia fue el tono con el que la contaba el periodista, como si diese la razón al portero. El titular decía: Lo mata por preguntón. 

(Luis Buñuel en Mi último suspiro)

Alfredo Moreno en su libro 39 estaciones. De viaje entre el cine y la vida (Eclipsados 2011 y Literatúrame) dice de Buñuel: 

Es quizá el menos cineasta de los tres (refiriéndose a Hitchcock y Bergman), el menos dotado técnicamente de entre los grandes directores, y sin embargo probablemente es el que más se ha ganado en justicia el apelativo de artista puede que porque, en los términos que maneja Cocteau, su cine logra trascenderse a sí mismo, se eleva más que ningún otro a una categoría diferente, propia, superior y personalísima que, en palabras del escritor mexicano Carlos Fuentes, supone un caso único de consecuente puesta en práctica de los postulados teóricos de los surrealistas franceses pasados por la gran herencia cultural española de Buñuel, desde la escolástica a Goya, de San Juan de la Cruz o Santa Teresa de Jesús a las generaciones literarias del 98 o del 27, de la picaresca y Cervantes a Benito Pérez Galdós y Gómez de la Serna, de Velázquez a Picasso.

Es un fragmento del capítulo Negando a Thomas de Quincey


Alfredo leyó otro fragmento de las memorias de Luis Buñuel Mi último suspiro. Podemos encontrar esta "segunda parte" de Noches de Pabostría en el blog de Lucía Papers de Bòtil

martes, 14 de enero de 2014

Raíces de papel, número 12


Ha visto la luz la entrega número doce de la revista Raíces de papel y por lo que parece, la última de todas, al menos, en un largo periodo de tiempo tal y como han explicado sus creadores Juan Calderón y Javier Bueno. Solo me queda agradecer todo este tiempo en el que he podido participar en ella y desear que algún día pueda renovarse y reanudar su marcha. Este número 12 de Raíces de papel se puede leer o descargar aquí

Los contenidos de este número son los siguientes:

ENTREVISTA de JULIA GALLO SANZ a los ceramistas CARLE MONRAT, ELISA VIDAL y NELA SÁNCHEZ ALONSO

ARTÍCULOS:

ÁNGELA REYES: "La novela, un ser vivo"
RICARDO GARCÍA FERNÁNDEZ: "Poética"
ANDRÉS R. BLANCO: "¡A positivar!"
ANTONIO COSTA GÓMEZ: "Albert Camus. La rebeldía lírica"

GRAFOLÓGICAMENTE HABLANDO:

NURIA SÁNCHEZ: "Paseo por la Historia"

POESÍA:

JULIA GALLO SANZ: "Amor, esa ebriedad constante"
RAQUEL VÁZQUEZ: "Lluvia nuclear"
RICARDO GARCÍA FERNÁNDEZ: "Anacreontica"
JOSÉ PEJÓ VERNIS: "Un cuento de luz"
ALFREDO VILLAVERDE: "Una mañana de mayo en Venecia"
TERESA BERENGUER: "Esa lluvia de estrellas"
JUAN MANUEL DEL POZO: "Garcillas"
MÓNICA LÓPEZ BORDÓN: "Una mujer escribe este poema"
MANUEL RODRÍGUEZ IBÁÑEZ: "El reo"
PALOMA FERNÁNDEZ GOMÁ: "Río de la miel"
ANTONIA CERRATO: "Mujer, ni más ni menos"
BOLO GARCÍA: "2 Azaristmos"
FRANCISCA OLMOS COMINO: "Eres"
MARIBEL ALONSO: "Desguace"
PAQUI QUINTANA VEGA: "¡Quiero ser como la Tierra!"
FRANCISCO OLWEO LOBATO: "Playa"
JAVIER CASTÁN USIETO: "...y este traqueteo de las gotas"
JUAN B. RODRÍGUEZ MANZANARES: "Canción para mi niño muerto"
NATIVIDAD CEPEDA: "Evocación"
NORBERTO GARCÍA HERNÁNDEZ: "Campos de la nada"
NURIA SÁNCHEZ: "Dirección contraria"
ANTONIO REIS: "Tianamén"
ROSARIO DE LA CUEVA: "Ofelia"
LUCÍA PONS ESCRICH: "En esta ciudad de mediodías"
OLGA ARAÚZO: "Memoria de la vida"
JAVIER BUENO JIMÉNEZ: "(L)Amentos en otoño"
JUAN CALDERÓN MATADOR: "La bailaora peregrina"

NARRATIVA:

JOSÉ DÍAZ GARCÍA: "Bajo la alfombra roja"
REYES CÁCERES MOLINERO: "El último perchero"
JULIA GALLO SANZ: "El posado"
JUAN CARLOS MACÍAS TORO: "El alma del carpintero"
RAÚL GARCÉS REDONDO: "Western" y "Café nocturno"
ANDRÉS R: BLANCO: "Hormigas"
NURIA SÁNCHEZ: "Cuando los árboles no dejan ver el bosque"
JUAN CALDERÓN MATADOR: "EL juego del chichiminichi"

En el apartado de reseñas, Ana García habla del libro solidario Escribiendo esperanza También podemos encontrar reseñados libros como "La mano pensativa" (Blas Muñoz Pizarro), "Sirenas de pecho herido" (Juan Calderón Matador), "La magia de las flores" (María Huidobro), "El último discruso del General Santibañez" (Elena Marqués) o "Doce docenas" (Juan Ruiz de Torres) así como muchas otras obras.


sábado, 4 de enero de 2014

Perdón por la escritura


Me duele el grito unánime
de todos los árboles,
blanca erosión 
de una nueva palabra.
Ignoro cómo reciclar el silencio
y transformarlo en añoranza
o pasión.

En el vacío que selecciona el reloj
te pierdo demasiado, en lo inimaginable.
Echo de menos tu presencia en lo recóndito,
te recuerdo en el pliegue incógnito
de la sábana arrugada,
después del sexo.

Después del amor,
nadie habita el espacio
entre el agua y tu piel.
Busco la dimensión
a través de tus ojos y su espejo,
la escena inalcanzable 
que representas bajo la ducha.

Me duele el grito unánime 
de todos los árboles.
Solo tú lo puedes callar,
material reflejo,
silenciando con un beso
todas mis palabras.