domingo, 29 de septiembre de 2013

Domingos musicales: Spoty...music?

Hace un mes, poco más o menos, tuve que tomar una de las decisiones más importantes de mi vida. Hace poco más de un mes, trasladé mi vivienda a un piso muy bonito, en la zona antigua de Zaragoza, pero...sin amueblar. Uno de mis grandes dilemas en las mudanzas siempre ha sido el mismo: "¿qué música me iba a acompañar?, ¿cuántos cd's me iba a llevar?" Pero, esta vez, carecía de espacio para colocar la música. A las pocas semanas un amigo me invitó a comer a su casa. Y casualidades de la vida, se quería deshacer de dos estupendas estanterías de pino. Rápidamente eché mano de mi negro y sucio chevrón sin tapacubos, lo llevé hasta la casa de mi amigo y cargué dichas estanterías. Mi amigo quería quitarlas del salón porque, en unos días, le traían una flamante jukebox, adquirida por internet, uno de mis más preciados sueños melómanos. Mientras conducía a casa, cargado con las estanterías, pensé que no dejaba de ser irónico: mi amigo sustituía aquellos muebles que servirían para mis cd's por una fabulosa jukebox, con capacidad para no sé cuánta música. Delirante.

El caso es que, al llegar a mi humilde morada, comprobé no sin sorpresa que las dos estanterías de pino recién instaladas eran ocupadas por completo con todos los libros que mi pareja y yo habíamos almacenado. En ese instante, la futura señora Callau me miró con ese brillo en las pupilas que solo adquiere cuando sabe que "tiene la solución" Me dijo: "Cariño, no necesitamos cd's. Estás algo anticuado. ¡Ahora la música se escucha en Spotify!" Yo, todo un clásico, coloqué unos vinilos de Sinatra en un hueco que encontré y unos pocos cd's esparcidos por algún espacio que descubrí tras una ardua búsqueda. Pero, finalmente, comprendí que mi novia tenía razón. Por razones puramente logísticas, debía desprenderme de toda aquella memorabilia melómana acumulada durante años, guardarla en un baúl y esperar la llegada de nuevas estanterías o quién sabe, un espacio dedicado específicamente a la música. Y me metí de lleno con el Spotify. Y -o sorpresa- gracias al programita este he descubierto canciones que nunca había escuchado de algunos de mis cantantes favoritos. Sí, es un gran invento esto del Spotify. No hay nada comparable a la sensación de abrir un vinilo, acariciar la portada y descubrir todos los folletos que hay en su interior de la misma manera que no se puede comparar un libro electrónico con un libro de hojas amarillas pero, seamos prácticos, hay ocasiones en que se agradece ahorrar un poquito de espacio. Así que les prsento, en estos domingos musicales, un ejemplo de cómo el nuestro Spotify en nuestra feliz y musical morada: Sam Cooke, Lavern Baker o Bettye Swann


Actualmente, me encuentro enfrascado (verbo que utilizaba mi abuela y que, según creo, solo se conoce en Aragón) en la elaboración de una "nueva lista" titulada "Jukebox saturday night" Veremos cómo sale...

jueves, 26 de septiembre de 2013

Presentación de "Lo que te quiero decir" (Chiado. 2013), poemario de Ricardo Usón


El próximo sábado, 28 de septiembre, a las 17,00 se presentará en el Pabellón Municipal de Montañana (Zaragoza) el nuevo poemario de Ricardo Usón titulado Lo que te quiero decir, publicado por Chiado Tengo el enorme placer de haber escrito el prólogo de este nuevo trabajo de mi amigo Ricardo, junto a Lucía Pons Escrich, a dos manos. También tendré el placer de presentar, junto a Lucía, digamos que a dos voces, Lo que te quiero decir, el próximo sabado. Y lo que os quiero decir, realmente, es que estamos ante un estupendo libro de poesía. Pero, bueno, esto ya lo comentamos en el prólogo, con mayor profundidad. Así que, como no hay mejor plan para este sábado, os invito a venir a Montañana para pasar un rato agradable, en buena compañía y disfrutar de la creciente poesía de Ricardo. Como aperitivo, dejo aquí el prólogo que escribimos Lucía y yo:

Cuando Ricardo Usón decidió poner en mis inexpertas manos el prólogo de su nuevo hijo (así es como llama él a sus poemarios), solo tuve que recordar las copas, las risas y los momentos vividos alrededor de la poesía, desde aquel primer encuentro en el Café literario El Ateneo, hasta el día de hoy en que, con alegría, puedo asegurar que nos une una verdadera amistad. En él pude ver, desde el primer instante, a un amante de la poesía y de la naturaleza, comprendidas como dos partes de un todo común e indivisible. Porque Ricardo es un hombre de orígenes que huyó de la ciudad para encontrarse de nuevo con el campo y con todos aquellos paisajes que habitó siendo un niño. Ricardo huyó de la ciudad para reencontrarse, en definitiva, con su identidad. Por eso, vive lo que escribe.

Porque Lo que te quiero decir es un acto de amor al mundo que nos rodea, a la naturaleza siempre presente , una búsqueda de identidad con una voz clara, madura que, a veces, necesita gritar para acabar susurrando, en otras, aquellas palabras que llevaba tiempo sin pronunciar. El autor viaja en busca de la verdad. Y lo hace, retrocediendo en el tiempo, defendiendo la pequeña aldea donde habita frente a la ciudad que ahoga. Ensalzando el pasado frente al presente, unos días en los que, según sus propios versos, hace demasiado frío y pasa todo demasiado deprisa. Rastrea la verdad en el instante pausado. En la sencillez del agua y en la lluvia, como elemento purificador y esencial para encontrarse consigo mismo. Escudriña la certidumbre en las montañas, en el río, en el vino o en una seta, en un bosque o en el sencillo abrazo a un árbol, capaz de fusionar la sangre de un hombre con la savia de un amigo. Sintiéndose parte de él. La esencia en una comunión con los elementos del agua, el fuego, la tierra y el aire.



El grito y el reconocimiento de la propia identidad va apaciguándose y derivando al recuerdo de lo que fue. Un dragón en la sombra es el pasado que, sin embargo, atesora lo veraz, la esencia. La vuelta a la infancia es el origen frente al hombre que no se reconoce en su propio espejo. Según los versos del poema Y otra vez vuelvo a ser niño, al poeta le reclama el pupitre de un aula. Necesita reanudar una infancia interrumpida. En  este diálogo interior existe una lucha sin tregua entre todas las voces que le habitan. Una contienda que finalizará en el reencuentro con el pasado en que el autor habla con el niño que un día fue. Un viaje donde los versos son las alas que hacen volar al poeta, una búsqueda donde encontrará su propio yo en otro lugar distinto. Un tiempo que, quizá, había dejado olvidado.



El amor imposible, el no realizado, el solo soñado pero mezclado con una fantasía que puede o no ser real. Podemos leerlo en sus poemas Se va yendo, Quizás llevándome un amor, El olvido y más contundentemente, sin tapujos, en el poema Y seré cuerpo. Pero estos amores, distintos, son parte de un mismo viaje, parte de esa búsqueda que es toda la obra.



El poeta se desnuda frente a un lector que sostiene entre las manos su vida. Es  un poemario vital, sangra lo que escribe. En líneas transparentes vemos la esencia del sencillo ejercicio de escribir acerca de la búsqueda del natural instinto, con cierto recuerdo a la enseñanza de Walt Whitman en Hojas de hierba y esa comunión con la naturaleza que nos rodea y nos da la vida, sintiendo la Tierra como una madre herida. Despojando al mundo de su falsedad y partiendo de la esencia, haciéndola suya para mostrar al lector hasta sus entresijos. Desde la sencillez de la primera esencia para llegar al todo universal y abrazarlo desnudo frente al mundo.



Gracias Ricardo, por confiarme el prólogo de Lo que te quiero decir, por mostrarme tu particular visión de la poesía y procurarme tan gratos momentos de lectura.

(Lucía Pons Escrich & Marcos Callau) 

Para terminar con esta entrada, quiero dejar un aperitivo de lo que es el nuevo libro de Ricardo Usón. Se titula Solo yo y el aire , reflejo de la unión poeta-naturaleza.

Hoy quiero volar sin alas,
hace tiempo que no lo hago,
planearé con los ojos cerrados
oliendo el miedo de no ver.
Agudizaré los sentidos del olfato
para oler lo que hace tiempo que no huelo,
extremaré el oído
para oír lo que se pierde entre el ruido.
Y dejaré también que el aire roze mi piel
para ser escalofrío,
dejándome llevar por el viento
seré ingrávido.
Por fin, 
en esta oscuridad forzada seré libre,
al fin veré sin luz,
se acabará el miedo.
Ssssssssss...
Ssssssssss...
Ssssssssss...
solos yo,
y el aire.

©Ricardo Usón

Ricardo Usón recitando en la pasada Feria del libro de Jaca



martes, 24 de septiembre de 2013

Entre mis souvenirs...









Son las cuatro y media de la madrugada.


Venimos de un largo viaje.

Un barco que quiso zozobrar pero se mantuvo a flote.

Hemos recorrido sórdidas calles de escaleras mecánicas,

nos hemos perdido por un parque llegado de algún sueño 
o una pesadilla

y te he paseado por los túneles del metro 
como quien va del brazo de una diosa,

la octava maravilla del mundo,

en el subsuelo de Barcelona.



Entre mis souvenirs

he dejado un momento 
estancado en tus pupilas.

Tú me pediste un beso,

sin voz.

Y a tus espaldas,

en una pared, escrito con tinta roja,

pude leer: voy a perderme en ti 
para encontrarme.

Entre mis souvenirs

Una tarde de colillas, risas y sábanas enrolladas

bajo la suave cadencia

que acaricia un tema de Chet Baker.



Son las cuatro y media de la madrugada

y me pides un poema.

Lástima que yo solo acierte 
a coger un papel

y escribir un deseo,

ansiando ser el cigarrillo 
que se consume en tus labios.


*El tema que suena es Ponder, por Chet Baker. Y es admirable, esa pequeña sección de la canción en la que Chet Baker, con trompeta, homenajea a George Gershwin y a su Rhapsody in blue (minuto 3:00)

domingo, 22 de septiembre de 2013

Domingos musicales: Full Metal Jacket (Stanley Kubrick. 1987)

Vincent D'Onofrio como Recluta Patoso. ¿A alguien más que a mi le recuerda esta cara a la de Jack Nicholson en El resplandor? Kubrick's connection, I think!




Después de la impresionante escena en la que “recluta patoso” (Vincent D’Onofrio) asesina al sargento Hartman (R. Lee Ermey) en La chaqueta metálica (Stanley Kubrick 1987), la película tiene un primer final. La segunda parte será la que se centra más en el campo de batalla, en la guerra de Vietnam; en la supervivencia, el sinsentido de las guerras, la amistad entre los compañeros del pelotón (plasmado sobretodo en la escena del francotirador) y el deber de salir vivo a cualquier precio. En definitiva, se demuestra la dualidad del ser humano que Bufón (Matthew Modine) plasmará visualmente en su uniforme, luciendo una boina donde se puede leer la frase Born to kill (nacido para matar) y al mismo tiempo, portando la insignia de la paz sobre el hombro izquierdo. No solo en su uniforme, también en su actitud demuestra esa dualidad. En la primera parte de la película somos testigos del “castigo colectivo” que el pelotón de marines infringe sobre el recluta “Patoso”. Bufón forma parte de ese castigo y lo hace el último, con lágrimas en los ojos y animado por Cowboy Evans (Arliss Howard). Más tarde, en el campo de batalla, veremos a Bufón asesinando a la francotiradora Vietcong (Ngoc Le) y sabemos que esa imagen le acompañará el resto de su vida. Pero Bufón debía asesinarla, por supervivencia y por sus compañeros de pelotón. Al fin y al cabo, metiéndole un tiro en la cabeza, terminaba con el sufrimiento de la enemiga y es un final preferible al de quedar para el pasto de las ratas, como sugería Pedazo de animal (Adam Baldwin) En resumen, Full metal jacket es una película para enmarcar, con un final que es más un tributo a la vida, entre la muerte y la masacre de una guerra. Como para enmarcar es el momento musical que rescato aquí para este domingo y pertenece precisamente a la escena que divide la primera parte de la película de la segunda. En esta escena, una prostituta vietnamita llamada Da Nang Hooker (Papillon Soo Soo) se acerca a Bufón y a Rompetechos (Kevyn Major Howard) ofreciendo sus servicios con frases como “estoy muy caliente”, “Yo, chupar, chupar” o algo así como “te voy a amar mucho tiempo seguido” Esta es la primera escena de La chaqueta metálica en Vietnam y la música que acompaña el sensual movimiento de caderas de la prostituta acercándose a los soldados es “These boots are made for walkin’” de Nancy Sinatra. Otro momento para enmarcar.
En La chaqueta metálica el apartado musical, en su totalidad, no tiene desperdicio. Podemos escuchar, por ejemplo, Hello Vietnam de Johnny Wright, The trashmen, de Surfin' bird o The chapel of love de The Dixie Cups.

lunes, 16 de septiembre de 2013

Pocas palabras




Lo que más amo, me deja sin palabras
(David Mayor)
Esta mañana te he llamado

y has dejado sonar el teléfono

en un mar de hielo e incertidumbre.



Cuando ayer, tu hermosura,

me dejó sin palabras

diseñé para hoy los versos

que me hacen hablar

para confirmar una realidad:



Sin ti

todo carece de sentido.



(La cita que precede al poema es de David Mayor y pertenece al poemario Otra novela editado por Cartonerita niña bonita)