lunes, 31 de diciembre de 2012

Contemplando tu retrato


Retrato de la actriz Fay Wray por Antonio Callau


Las luces de una tarde lenta y agostada
se han proyectado como caricias,
como besos
y bajo sus rayos
he posado mis ojos
sobre la piel de tu retrato.

Un artista que no te amó
pintó tu rostro
y sin embargo,
yo te he deseado
nada más contemplar su obra.
Sus trazos, certeros con el lápiz,
o ese rastro del carboncillo,
a veces tan vulgares,
han esbozado
la perfección de tu figura,
han completado
el puzle de mi recuerdo,
han alargado
mi sueño indomable
y me han obligado
a desearte,
contemplando
lo hermosa que es la vida
asomado a la ventana
que enmarca tu retrato.

Esta tarde, contemplando un simple dibujo,
por un momento olvidé
aquel fatídico día,
oscuro como una noche de Zurbarán,
que, al renunciar a ti,
también renuncié a la vida.


Cómo no, Portrait of Jennie (Nat King Cole)

No quería acabar el año con la entrada anterior, que más que entrada era una broma. Leí este poema en la inauguración de la exposición que Antonio Callau realiza actualmente en Jaca, en El Ateneo Jaqués (C/ Carmen 22) Esta muestra se inauguró el pasado sábado 29 de diciembre y estará todo el mes de enero de 2013 Paloma Laporta me obsequió con el regalo de su voz, recitando también este poema con su inconfundible estilo, al terminar la inauguración. También quiero agradecer la inesperada y agradable visita de Ana y Anabel del blog Aventarte y la excelente compañía del poeta Ricardo Usón y Javier Castán durante este acto.Por supuesto felicitar y agradecer a Fernando por poder disponer de un espacio como El Ateneo Jaqués para este tipo de eventos y a Ana, por sus canciones. Ahora, una pequeña muestra de lo que podemos ver en esta exposición:





Aprovecho para desear a todo el mundo una feliz noche y un feliz 2013

AÑADIDO POSTERIOR:

Esta noche, a las 00:30, estoy invitado por Fran Picón en el programa de Tea fm Con versos en la noche. Si quieren escucharlo, en Zaragoza, se sintoniza en el 98.9 En cualquier caso, también pueden escucharlo en la web de Tea fm. Desde aquí agradezco a Fran esta oportunidad.

domingo, 30 de diciembre de 2012

Domingos musicales...Umbrella, el célebre tema de Rihanna, es un plagio de los año cincuenta

Como lo oyen. La famosa canción Umbrella de Rihanna es, en realidad, un plagio de una canción que compuso un grupo rockabilly de los años cincuenta que procedía del Bronx y que actuaba en la misma línea que Elvis, Bobby Vinton, los Everly Brothers, Pat Boone o Bill Haley. Es más. La canción se titulaba igual y tenía idéntica letra. El grupo en cuestión se llamaba The Baseballs, un nombre muy genuino. Bueno, para muestra un botón: Pues resulta que no, que es falso. The Baseballs es un grupo actual. Y lo cierto es que el video canta un poquito a que no es antiguo pero... me ha parecido adecuada la broma. The Baseballs es un grupo fundado en 2007, en Berlín... porque, sí... estos chicos son alemanes. Y a los germanos, mire usted por dónde, ahora les va el rollo rockabilly y cantan todo tipo de canciones de la época. No sólo eso. Además cogen cualquier canción actual y la convierten al sonido de los cincuenta. Hasta con Torn se treven los angelitos: Y a ver... no es que lo hagan mal. Pero es que si, hasta Elvis cansaba con el rollito Grease, imagínate estos pavos del siglo XXI procedentes de una barraca de feria de Berlín... Pero el caso es que le ponen empeño. Y que, aunque cuenten con un inaguantable imitador empecinado de Elvis entre sus filas, oye que, al final, te echas unas risas con ellos. En fin, que estamos muy navideños todavía, ¿no? Pues ala, ¡vivan los renos, los camellitos y otras suertes de transporte! ¡que nieve!: Ladies & Fräulein... THE BASSEBALLS!!!!

jueves, 27 de diciembre de 2012

.


Escribo un poema con título
porque hubo un día sin beso.

Me explico.

Celebro el aniversario
de aquel día
en que debí besar tus labios
y no lo hice.

Lo titulo Tragedia

Pero no te apures:
continúo solo,
en mitad de un andén
interminable,
en las calles de la ciudad
que grita tu nombre,
con días llenos
de papeles blancos
y besos de fumar.

Y ahora sí...¿a quién prefieren? Mi Sinatra: Mi Bennett:

martes, 25 de diciembre de 2012

Mañana de navidad extraña



Las cinco y media de la mañana, un 25 de diciembre, es una hora inhóspita, cuanto menos, para ir a trabajar. El asfalto chirría debajo de unas ruedas que no quisieron madrugar y que transportan sin ganas, como las piernas de un anciano, a un coche helado que tampoco quiso arrancar. Más tarde, el café de máquina donde no se puede descifrar el futuro, la soledad de un centro comercial cerrado y el feliz navidad mohoso, usado, gastado… que, con el tiempo, comienza a sonar como suenan todas las mentiras.

Mañana del 25 de diciembre. ¿Dónde están los regalos? A las ocho ya pretende amanecer. Pero la niebla, densa, ha devorado la avenida desierta, ha engullido al único coche que estaba aparcado y que era el mío, ha disipado cualquier rastro de feliz navidad y curiosamente, la irrealidad en que se sumerge el paisaje que abarca la espesura de esta bruma, es el mejor reflejo de la realidad, el mejor espejo para hoy. Eres más real que la propia realidad, suena en una canción de Springsteen, como un piropo a una mujer. Pero hoy cobra otro sentido, a mis oídos.

Ayer recibí varios mensajes de texto y hoy los recapitulo. Faltaron algunos y los eché de menos. Sin embargo, hubo algunos, que me hicieron olvidar el resto. Con ironía un amigo escribió: Nos joderán la vida pero aún tenemos a las personas que nos quieren y hay que aprovecharlo. Y básicamente, esto es lo importante. Lo demás es secundario. Si hay algo bueno que podemos rescatar de estas fechas es el amor. Juntarnos con seres queridos o simplemente, pensar en ellos, aunque no estén o estén lejos. Y lo demás es superficial.

El mundo no tiene ganas este año de feliz navidad. Sin embargo, siempre hay algo bueno para rescatar. Son las nueve de la mañana. He recibido una llamada de un viejo amigo, al que no veía en un año. La última vez que hablé con él, se había quedado en paro y me dijo que no sabía cómo lo iba a hacer para sobrevivir, ni él ni su familia. Hoy, por el contrario, no paraba de reír. Me contaba que llevaba dos meses trabajando en un bar y las cosas le iban mejor. De fondo, se escuchaban las risas incontenibles de sus dos hijos. Dicen que la navidad está inventada para los niños. Y creo que es verdad. Son las nueve de la mañana y algunos niños abren regalos y sonríen. Otros, disfrutan jugando en la calle con sus amigos. Siempre hay algo bueno que recuperar. Por eso quiero desear hoy felices fiestas a todos los niños, desde los que tienen un año hasta los que tienen cien. Deseo que nunca se pierda (especialmente en esta época) esa parte de ilusión que todos tenemos escondida en algún lugar de nuestro corazón. Deseo que, en cierta manera, nunca dejemos de ser niños.


Christmas memories (Frank Sinatra)

miércoles, 19 de diciembre de 2012

Hay abriles, hay azules, hay añiles

Quiero morir en las calles contigo, Wendy, en un beso interminable

(Bruce Springsteen. Born to run)

Existen abriles azules

y otoños abrileños

tan añiles que no se distinguen

de la propia madrugada.

Hay miradas con más fuego

que un millar de julios

y sin embargo, he visto

témpanos de hielo

que, a veces, también lloran.

Conocí amores tan complicados

que hoy son recuerdos de ciencia ficción,

pasiones salvajes,

nacidas para correr, hacia la muerte,

en un beso interminable

y también hice llamadas a la tierra

para no obtener contestación.

Existen mujeres que toman nuevos tranvías

por avenidas de pálidas estrellas

y lunas que derrapan en una ciudad antigua.

 

Algunos días sólo comienzan

para demostrar

que puedo contar los relatos

que no sé leer,

que puedo cantar las músicas 

que no puedo escuchar.

 

Me llama el fuego

pero me abrasan los hielos.

En mi vida existen abriles

que se alargan

para fundirse con tu otoño.

domingo, 16 de diciembre de 2012

It had to be murder (Cornell Woolrich. 1942) Rear Window (Alfred Hitchcock. 1954)


"Sí, el hombre era un voyeur, pero ¿no somos todos voyeurs?" (Alfred Hitchcock en El cine según Hitchcock, Françoise Truffaut)

Una de los mejores acontecimientos que me depara esta patraña llamada navidad está, sin lugar a dudas, en la Plaza de los Sitios de Zaragoza, donde en un mercadillo solidario de la Asociación Aragonesa contra el cáncer, se venden libros usados a precio anti-crisis. Y allí se encuentran, de vez en cuando, verdaderas joyas. Sería exagerado considerar una joya el libro que adquirí con algunos de los mejores relatos de Cornell Woolrich pero, sin duda, la lectura de It had to be murder (1942) me ha deparado más de una sorpresa. It had to be murder es el relato que proporciona la idea a Alfred Hitchcock para rodar su famosa ventana indiscreta. William Irish (seudónimo con el que Woolrich firmaría su relato) crea con esta historia una magnífica muestra de lo que fue el relato clásico de intriga y el lector que se acerque hasta ella podrá divertirse analizando las diferencias entre el relato de Woolrich y la obra de Hitchcock y comprobar así porque sir Alfred crea una obra maestra del suspense a partir de un relato que practicamente pasó desapercibido.

Woolrich nos acerca al patio interior de una comunidad de vecinos a través de los ojos de un inválido del que no sabemos absolutamente nada (aquí no es fotógrafo ni periodista). Ante su mirada pasa la vida de sus vecinos a los que considera individuos presos de sus hábitos, curiosamente, el mismo problema que acaba teniendo él, al final de la historia, por su afición voyeurista . Pronto la mirada del protagonista se centrará sobre un matrimonio de avanzada edad, formado por una mujer enferma, que nunca abandona la cama y un marido cansado, hastiado por esta situación. La pareja vive en un edificio que está en obras y al parecer, el desalojo es inminente porque el casero ya no cuenta con ellos. La mujer no parece abandonar en ningún momento su cama pero, un buen día, ésta aparece vacía. El protagonista Jeff, pronto va atando cabos, imaginando que el marido ha tenido que asesinar a la mujer enferma. En este sentido, excepto en el desenlace final, la trama del relato es prácticamente la misma que en la película. Sin embargo, los personajes de esa comunidad de vecinos que nos presenta el autor y que rodean esta circunstancia principal, son menos numerosos y mucho menos pintorescos que en la película de Alfred Hitchcock. Si bien existe la pareja de recién casados, en el relato, tienen como costumbre salir todas las noches de juerga, dejando todas las luces encendidas; por el contrario, en la película de Hitchcock, no abandonan el dormitorio en ningún momento así que, se supone, una frenética actividad sexual que es, desde luego, mucho más interesante que dejarse todas las luces encendidas. Y esto lo consigue el director inglés enseñando únicamente una ventana con las persianas bajadas y el rostro de James Stewart, en un estado entre pícaro y avergonzado. La señorita corazón solitario es otro de los hallazgos de la película. En el relato, Woolrich nos muestra a una mujer triste que, cada noche, arropa a su hijo en la cama y queda pensativa, ante un escritorio, echando de menos al que, suponemos, fue el padre de su hijo. Sin embargo, el encanto de la señorita corazón solitario en la versión cinematográfica va mucho más allá. Se trata de una solterona que no consigue novio. Por supuesto, tampoco tiene hijos. Unas noches  las pasa escuchando canciones melancólicas de Crosby, otras, se lanza a la aventura de citas siempre decepcionantes. Finalmente, una tarde decide suicidarse, tomando unas pastillas. En ese momento, el mirón de Jeff, interactúa con la señorita corazón solitario y por unos instantes, deja de pensar en su vecino asesino. Jeff llama a la policía para avisar de que una mujer está a punto de suicidarse pero, súbitamente, la actitud de la suicida cambia al escuchar una melodía que procede de la habitación de un solitario compositor, personaje que no aparece en el relato de Woolrich y que, finalmente, acaba con la soledad de la señorita corazón solitario. Tampoco aparecen en el relato, la gimnasta, la artista escultora, la pareja que duerme en el balcón, ni los dueños del perro que acaba también asesinando Thorwald. Además, el Jeff literario no tiene ninguna novia que vaya a visitarle y que le ayude en sus pesquisas sobre el caso. En su defecto, Jeff tiene un criado llamado Sam que es quien irrumpe en casa del supuesto asesino cuando éste ha salido (como Grace Kelly en la película pero con menos elegancia) Estos personajes que parecen no tener importancia, sin embargo, son elementos que rodean el tema principal en la película de Hitchcock y que, con el hilo conductor de las relaciones personales (los problemas de pareja que encuentra Jeff con su novia reflejados en los problemas sentimentales que observa a través de su ventana), están relacionados entre sí reforzando esa idea de "panal de abejas atareadas en los mismos hábitos de siempre" que en el relato sólo se esboza de pasada. Estos elementos (los vecinos, la novia de Jeff, la criada) ayudan a hacer crecer una historia que se convierte en una de las películas más recordadas de Alfred Hitchcock y de hecho, la preferida de Truffaut junto a Notorious.
Y la siguiente clave con la que Hitchcock inmortaliza su película Rear window es, sin duda, el asesinato de la esposa de Thornwald. En ningún momento observamos nada, porque Jeff no observa nada. Sin embargo, sabemos cómo ha sucedido. Thronwald ha asesinado y la ha descuartizado con un cuchillo enorme que, al día siguiente, el asesino limpia con cuidado, delante de la ventana. Woolrich, que en lugar de cuchillo emplea un revólver como el arma homicida, insiste en cómo Thornwald vigila las ventanas de los vecinos después del asesinato, pero Hitchcock insiste aún más, centrando la mirada alejada de Jeff en los ojos culpables del asesino. De igual manera, los viajes nocturnos de Thornwald con una enorme maleta, que también es limpiada cuidadosamente los días posteriores, no existen en el relato de Woolrich pero, con estos recursos, Hitchcock introduce la idea del descuartizamiento y de un asesinato salvaje en la mente del espectador que, realmente, no ha visto absolutamente nada. De la misma manera, los ojos de Jeff no han sido testigos del asesinato pero, a través de ellos, de la expresión en el rostro de James Stewart intercalada con las distintas imagenes al otro lado del patio, el espectador siente lo mismo que Jeff y también está convencido de que Thornwald ha asesinado a su esposa. Es el experimento de Liev Kulechov al que Hitchcock hace referencia en su entrevista con TruffautEl cine según Hitchcock.

En cualquier caso, Woolrich nos cuenta esta historia en 42 páginas y sin su It had to be murder nunca hubiera existido nuestra celebrada Rear window. Según palabras de Hitchcock, del resultado final de La ventana indiscreta, sólo le decepcionó la banda sonora. Considera esta película como la expresión más pura de la idea cinematográfica e incide en que, al otro lado del patio, existe cada uno de los diferentes tipos de la conducta humana.


viernes, 7 de diciembre de 2012

Criptology



Estos signos que despiertan bajo una cripta
cortan las cadenas
que me atan al cielo rojo, 
a las luces amarillas
y al sabor azul
que tienen los ríos,
de madrugada.

Este jeroglífico amputa
gemidos sin ojos,
manos sin teléfonos,
días en la basura.
Solo son palabras
resonando en el campo de batalla
donde el silencio perdió
contra el engaño
y la cobardía
se adueñó de las sábanas.

Solo son estigmas
que me nacen en la lengua
y después trago.
Arañan mi garganta,
provocan el grito de los mudos,
arrugan el recuerdo
y hieren, finalmente,
la yema de mis dedos,
rompiendo las uñas
y tatuando estas letras
como un puzzle
que nadie compondrá.

Estos versos que despiertan bajo una cripta
son los besos en tus labios
que me atan
a la libertad.


La canción que suena al comienzo del post es Into the blue forest compuesta e interpretada por el saxofonista Clarence Clemons para su álbum Peacemaker. Into the blue forest podría aceptarse como una revisión del famoso tema I'm calling you.

lunes, 3 de diciembre de 2012

Bajo la luz de un viejo flexo



Bajo la luz de un viejo flexo

A la gastada luz del flexo
las montañas de tus deudas
desbordan una mesa color caoba,
cada día más pequeña,
cuando parece que el mundo
ya nos ha dado la espalda,
definitivamente.
Ni siquiera puedes salir de tu casa.
Tienes miedo.
Temes que al poner un pie sobre el asfalto
la calle se convierta
en una gran lengua negra,
las aceras en labios,
los bancos en dientes,
las alcantarillas en estómagos,
y la gran boca, la ciudad o el abismo,
acabe tragándote
y te digiera con dificultad
para expulsarte, después,
al sumidero de las puertas que se cierran
y responden “ya te llamaremos”.

A la amarilla luz del flexo,
en el bosque de las facturas,
parece que no exista el claro del césped
para descansar.
Entonces, propones hacer lo que mejor sabes
y al momento responden,
entre risas y bromas,
que no puedes trabajar
con tus manos inmovilizadas
y prendidas a recios grilletes
de frías celdas oscuras,
escondidas en los sótanos de las mansiones.

Tan solo, aprende tu canción de esclavo.
Cántala fuerte y claro,
hasta que sangren los oídos
de los necios que habitan la mansión
y no quieren escuchar,
hasta quebrar la sucia bombilla,
a la luz del flexo,
y en la suave mañana
que ha de estallar,
tan solo nos ilumine el sol.

Y ahora un poquito de música, una auténtica protesta: Shackled and drawn (Bruce Springsteen. Pinkpop Festival 2012)

jueves, 29 de noviembre de 2012

Luces de Van Gogh

La noche estrellada (Van Gogh)
Hay una cerveza helada
que ya está llorando
sobre la mesa de este Café difuminado
entre ocres, azules y despedidas.

Canta a alguien como tú, Adele
y parece imaginarte o pensarte,
enredar sus notas en tu recuerdo
mientras salpica el piano con sus teclas
una lejanía cosida a mi espalda.

Alguien como tú, bajo las luces de Van Gogh
sería el diamante hallado en una escombrera,
ese sueño que nadie concibe realizar.
Alguien como tú
me está esperando
al otro lado del invierno.

Apuro mi cerveza, termina una canción.
Se multiplican los soles
y yo permanezco postrado,
personaje desarraigado en un lienzo
que difumina
bajo estas luces que me oprimen.






***Y el domingo, 2 de diciembre, participo en el Recital de poesía: Conversando con Nacho Escuín. Será en Zaragoza City, en la Calle Jerónimo Blancas, 7 El lugar, Pedacito de cielo y la hora, 19:30 En el recital participarán Fran Picón , Miguel Ángel Yusta, Fernando Sarría, Mapi P. Freixas, David González, José Antonio Conde y Eduardo Fariña acompañando a Nacho Escuín.

lunes, 26 de noviembre de 2012

Sesión de cine: El Tigre de Chamberí (Pedro Luis Ramírez. 1957) Recordando a Tony Leblanc. (Película completa)

Tony Leblanc en El tigre de Chamberí
¡El eléctrico, el eléctrico!

Este es el Tony que me a mi más me gustaba: El jeta. El papel de caradura, que se colaba en el Bernabéu por la cara (Bueno, en Chamartín, porque así se llama en esta película), que timaba a los recién llegados del pueblo en Atocha y que se volvía loco por conseguir los favores de Laurita Valenzuela y o de Conchita Velasco (Sí, antes eran Laurita y Conchita) Y en El Tigre de Chamberí Tony realiza este papel como nadie. 
Tony Leblanc (Manolo), José Luis Ozores (Miguel Orégano El Tarta) y Antonio Garisa (el entrenador del Tigre)
La historia de El Tigre de Chamberí es simple y se trata de una versión libre de The kid from Brooklyn (El asombro de Brooklyn), película protagonizada por Danny Kaye y Virginia Mayo, dirigida por Norman Z. McLeod en 1946 que, a su vez, era un remake de La vía Láctea (Leo McCarey. 1936) Si cogemos estas dos películas y añadimos además la escena de boxeo de City lights (Chaplin. 1931) (aquí) tenemos en El Tigre de Chamberí una comedia bastante decente, en versión española.
José Luis Ozores y la francesa Hélène Rémy

Película ambientada en el Madrid de los años 50 y presentada, como era costumbre, por una voz en off que va repasando la vida cotidiana de la ciudad. En este escenario, Manuel Orégano El Tarta (José Luis Ozores) es un hombre tímido, apocado, sin oficio ni beneficio, que además está enamorado de Marisa (Hélène Rémy), la hija del propietario de la tasca donde Miguel pasa las horas muertas junto a su amigo Manolo (Tony Leblanc). La película tiene un arranque muy divertido en el que Manolo y Miguel (en silla de ruedas)se cuelan para ver el partido de fútbol en Chamartín. Durante el partido, Miguel discute con un seguidor que está junto a él en la grada y de un golpe de suerte, consigue noquearlo y dejarlo tumbado en el suelo, sin conocimiento. A la mañana siguiente, todos los periódicos titulan en portada que el Campeón Molina, ha sido noqueado por un aficionado en el estadio de fútbol. Cuando Manolo descubre que el noquedaor del campeón de boxeo ha sido su inocentón amigo Miguel, el negocio ya está servido y su mente no para de trabajar para diseñar un nuevo Campeón de boxeo: El Tigre de Chamberí. El señor Román, Jose Marco Davó (el dueño de la tasca), será el primo, el socio capitalista al que Manolo saca hasta el último duro para lanzar una carrera de boxeo a partir de un hombre que no le haría daño ni a una mosca.
Los tres amigos se disponen a "merendar gratis" con tres mujeres solitarias que encuentran en la Sala de fiestas Miami.

Sirva esta buena comedia para recordar a un ser muy querido por todos, que nos ha dejado en los últimos días, el gran Tony Leblanc. Actor y cómico que marcó una época en nuestro cine. Siempre estará en nuestro recuerdo.



Para ver la película completa aquí:


jueves, 22 de noviembre de 2012

Ensayo de bohemia


Existen ciertas casualidades que nunca ocurren en una vida.

Cada día soy cada vez más
el viejo del andén
que espera ese loco tren
llamado felicidad.

Contempla cómo pasa
y si algún día se detiene,
llega tarde,
no consigue subir a bordo.

La felicidad es una palabra suave,
llena de fragilidad.
El viejo no quiere romperla.

Hoy está sentado en un agradable local
de aire francés.
Susurra versos
tan lejos de la felicidad
que duda si ella está escuchando
o el viento borra las palabras
que valen horas
en el Café del péndulo fosilizado.

¿Por qué ha sabido hoy
de la nostalgia?

Son las palabras no pronunciadas
que agonizan en los labios,
el vinilo ensayando
canciones de los ochenta
a la chica de al lado
que desea soledad,
los días llenos de papeles blancos
cuando el viejo ha perdido el bolígrafo
en su traje repleto
de bolsillos rotos.

domingo, 18 de noviembre de 2012

Domingos musicales: Harry Connick Jr. fue la última esperanza del swing

Harry Connick Jr. "Blue light, red light" (1991)



Hijo de unos abogados propietarios de una tienda de discos, Harry Connick Jr, nació un once de septiembre de 1967 en Nueva Orleans. De orígen irlandés por ascendencia paterna y judía, por la materna, Harry comenzó a tocar el teclado a la temprana edad de tres años ofreciendo el primer concierto, tres años más tarde, a los seis. Este niño prodigio no podía haber elegido mejor ciudad para nacer. Muy pronto, a los diez años, comenzó a grabar con una banda de jazz local y se matriculó para cursar estudios en el New Orleans Center for the Creative Arts. De Nueva Oleans viajó a Nueva York donde estudió en la Manhattan School Music y estableció contacto con la compañía Columbia, sello con el que Frank Sinatra publicara álbumes muy sonados en la década de los cincuenta. De esta manera, a los veinte años, en 1987 publicó su primer álbum que repasaba un conjunto de clásicos de jazz interpretados sin voz, al piano y sin acompañamiento. La crítica elogió este elegante homenaje al jazz de un joven de Nueva Orleans que, además y según decían, también sabía componer su propia música. No se equivocaron. En 1988, al año siguiente, Harry Connick Jr. volvió a publicar un nuevo disco, cantó y el mundo del jazz enmudeció. Aunque era innecesario fue inevitable la comparación con Frank Sinatra. Incluso su aspecto delgaducho, sus ojos claros y ese aspecto a medio camino entre galán y buen chico hicieron inevitables las habladurías. Frank Sinatra tenía un sucesor y algo más que eso porque, Harry Connick era también músico, tocaba varios instrumentos y sabía componer. En  aquella época Harry Connick y Sinatra se encontrarían en una fiesta homenaje para el cantante italoamericano. Harry interpretó la canción More, Frank Sinatra se emocionó y visiblemente afectado, exclamó...¡Joder...soy yo mismo, en los años cuarenta! El nombre de Harry subió como la espuma. En 1989 fue contratado para el tema principal de la película When Harry met Sally (Rob Reiner. 1989) para la cual eligió el clásico de Ishan Jones y Gus Kahn It had to be you, (además de  Don't get around much anymore y Let's call the whole thing off) le lavó la cara y se convirtió en un fresco y moderno tema de swing donde Harry brillaba como vocalista, como pianista y como arreglista.


Corre el año 1990 y para la banda sonora de El Padrino 3, Coppola ve indispensable contar con el nuevo Frank Sinatra para la banda sonora. Efectivamente Harry vuelve a acertar de pleno, con una balada compuesta por él mismo, titulada Promise me you'll remember que recupera el encanto de aquellas canciones de los años cuarenta que interpretaban los crooners italoamericanos y que él cantaba con igual pureza de estilo. La popularidad de Harry provocó que también hiciera sus pinitos como actor y en 1990 publicó We are in love, uno de los dos discos que hoy nos ocupan y que conforman una dupla imprescindible en la historia del swing, recuperando el sonido de las mejores orquestas (Count Basie, Billy May, Nelson Riddle o Duke Ellingotn) y estableciendo el mejor final de siglo para un estilo que nunca pasará de moda. We are in love es un trabajo de Big Band donde Harry Connick combina sus propias composiciones, como la que da título al disco, con tres clásicos imprescindibles, de Cole Porter, Shaiman y Sherwin. El resultado es una inyección de energía. El swing trasladado a los noventa. Todos aquellos que añoraban las grandes orquestas de los cuarenta y los cincuenta, bendecían la llegada de Connick y las nuevas generaciones se enganchaban al swing y desembocaban, años más tarde, en el movimiento NeoSwing nacido en Nueva York.



En el mismo año, Harry Connick Jr. publicó un disco instrumental, orientado al mercado del jazz y titulado Lofty's Roach Souffle pero sería al año siguiente, en 1991, cuando sacaría a la luz Blue light, red light, el segundo trabajo que completa y complementa el anterior We are in love. En Blue light, red light Harry se consagra definitivamente como el nuevo crooner de América. El disco está formado por doce canciones únicamente compuestas por Harry Connick pero, por el sonido y el sabor que destilan, bien pudieran ser composiciones del mismísimo Cole Porter, en los años treinta. Esta apuesta de Harry fue el mejor disco de su carrera hasta la fecha y cosechó un éxito mundial y una alternativa demasiado atractiva como para ser pasada por alto. Blue light, red light es un disco explosivo en el tema principal del disco y en algunos siguientes como You didn't know me when, With imagination o She belongs to me. Y también Irresistible resulta el tema que pudimos escuchar al comienzo de este post titulado He is they are. El sonido de Blue light, red light es impecable, puro, como si pudiéramos escuchar la banda de Glenn Miller en estéreo y con la mejor de las tecnologías que no existían en las décadas de los treinta o los cuarenta pero con un sello propio e identificable con el estilo de Harry Connick Jr. De estos dos discos ofreció un concierto memorable y editado en DVD titulado The New York Bing Band Concert y del que podremos ver un fragmento al final del post.
We are in love (Harry Connick. 1990)



Harry Connick Jr siguió en la misma línea hacia el final del milenio pero quizá se volcó más en sus trabajos de Broadway dejando de lado la intención comercial en sus nuevos álbumes y apostando por un jazz más puro y menos dedicado a las Big Band. Finalmente, Harry Connick no fue el nuevo Frank Sinatra. Por varias razones. Frank Sinatra sólo cantaba, sí. Ni componía ni tocaba ningún instrumento excepto el piano y éste, como un mero aficionado. Pero como cantaba Frank Sinatra nadie cantó jamás ni cantará. Harry Connick comenzó cantando con un estilo muy parecido al que Frank Sinatra tenía en sus comienzos, en los años cuarenta, esto es, puramente crooner. Pero Frank evolucionó creando un estilo propio y Harry nunca ha variado su manera de cantar. Fiel a su estilo, la de Harry es la voz que pide su música, sus composiciones, sin más pretensiones. Harry no es sólo un cantante, es un músico. La llegada en esta última época de fenómenos sociales como Michael Bublé, nada tiene que ver con lo que estamos hablando. Mientras Bublé es comercial, falso y un simple imitador de un estilo que ni siquiera le pertenece, Harry Connick Jr. es un creador, puro, inimitable, del estilo que pretende y nunca conseguirá el canadiense. Así pues, este domingo, recomiendo que se dejen embriagar por el mejor swing que se ha compuesto en la última recta del siglo XX y de vez en cuando, seguir visitando la sección vocalista del jazz, para no despistarse demasiado y estar atento a esas novedades con las que Harry Connick Jr todavía hoy nos hace disfrutar. Buen provecho!

All of me (Harry Connick Jr. The New York Big Band Concert. 1991)


miércoles, 14 de noviembre de 2012

A woman in the window


Catapultado como un Packard del 42,
vomitado a la escombrera de la noche,
aceleré mis pasos hasta derrapar
por el bulevar de los escaparates retorcidos.

¿Fuiste tú la mujer en la ventana?
¿Me saludaste?
¿O ese rostro reflejado fue sólo un sueño?

No puedo estar seguro,
pero cada día, sin premeditación,
me detuve postrado ante ti.
Me hablaste.
Y si tú para mi fuiste la obra maestra
yo un simple McGuffin, para ti,
que ni siquiera necesita explicación.
Más tarde, sí,
descendí contigo.
Me dejé llevar
a la negra Estigia de tus ojos
y en ella libré
mil batallas y cancerberos.

Del infierno,
yo que te quise librar,
sin embargo,
escogiste sus llamas.
Yo que te quise salvar, sin embargo,
mi Agríope contemporánea,
perdí tu rastro, 
un momento,
ayer.

Y nunca quise evitar mirar atrás
por ese camino
donde el regreso,
contra la utopía,
siempre perdió 
mil batallas.