lunes, 28 de septiembre de 2015

Mis lecturas estivales: Wacha los güeros, de Alfredo Benedí


La única vida imaginable transcurre en la carretera, en el viaje constante. Sin regresos, sin más proyectos que la noche en un motel; la huída permanente de dos personajes desarraigados por voluntad propia que, entregados al placer que supone recorrer en auto los áridos paisajes del sur de Estados Unidos, en un Petit Cruiser, se ven envueltos en el siniestro universo del tráfico de drogas, el oscuro narco paisaje donde una frontera puede suponer la sutil diferencia entre vivir o morir. Acierta el reconocido escritor Élmer Mendoza que, en la contraportada del libro, bautiza esta obra de Alfredo Benedí como una novela de viajes. El viaje, la carretera, como paisaje y leit motiv, pero también como trasfondo de una novela negra escrita con energía, frescura y oficio, que cumple las premisas básicas del género: deshumanización, personajes corruptos y una sociedad que ha perdido por completo los valores éticos, morales y el respeto por sí misma. Lo salvaje. Palpable, desde luego, resulta el amor de Benedí por los viajes, como ocurre en su propia vida y como ya sucediera en sus comienzos como escritor, abordando con desparpajo los relatos de viajes. Como lector, cometí la imprudencia de invertir el orden de los factores pero si el producto final se vio alterado, desde luego, fue de manera positiva. En primer lugar, cayó en mis manos la segunda novela de Alfredo Benedí, Estúpidos y felices, que presentamos en Jaca el pasado 10 de octubre (pronto hará un año). No importó que no hubiera leído la anterior, pues la historia funciona completamente independiente respecto a esta. Me gustó. Pero este verano, con motivo de la Feria del libro de Jaca y la mesa redonda de novela negra que organizamos con el Ateneo Jaqués, en la que, además de Benedí, participaron Lucía Santamaría, Lorenzo Silva y Míchel Suñén  (Aquí toda la información sobre aquella jornada negra) , cayó en mis manos Wacha los güeros. Me ha parecido brillante, con una tensión desbordada que obliga al lector a seguir leyendo, cada vez, una página más. Un comienzo trepidante, unos personajes de una fuerza bestial y lo más importante, la sorprendente, inesperada y original resolución de las distintas situaciones límite que el escritor va planteando al lector en una historia que no deja tregua para el receso. Y todo esto, recordando que se trata de la primera novela de Benedí.
Alfredo Benedí, toma la palabra en la mesa redonda que el Ateneo Jaqués organizó para la XVI Feria del Libro de Jaca. De izquierda a derecha: Benedí, Lucía Santamaría, Lorenzo Silva y Míchel Suñén.
Desde el título, revelador, el lector se ve sumergido en el paisaje fronterizo y árido del sur de Estados Unidos. Además, Alfredo Benedí, también gran aficionado al rock'n'roll, nutre a sus novelas de una importante banda sonora que ayuda de manera determinante a crear un ambiente necesario (de hecho, la publicación de su segundo trabajo, Estúpidos y felices,se acompañó con un CD que incluía la banda sonora de la novela). En Wacha los güeros, encontramos a The Blasters, Eagles, Tom Russell, Johnny Cash, Yolanda Pérez o Brian Setzer, por hacernos una idea del caracter fronterizo que enmarca toda la historia. 
Aquí servidor, como lector mitómano empedernido a la caza de firmas...En la mesa, Lucía Santamaría, Lorenzo Silva y Fredy Benedí.
Mención especial merecen la pareja protagonista, dos jovenes, hombre y mujer, zaragozanos que ven truncados sus proyectos de ese relajado viaje vacacional por el sur de los Estados Unidos. La manera como se ven envueltos en la red de narcotráfico, la evolución de los personajes en la historia y en su propia relación sentimental, las horas de insomnio y carretera, los litros de alcohol ingerido, las sustancias alucinógenas y la inevitable deriva al desarraigo y al desencanto, hacen que el lector pueda identificarlos rápidamente con algunos de los clásicos personajes del cine negro. De hecho, el autor, brinda un guiño a High Sierra, la gran obra maestra que Raoul Walsh dirigió en 1941 con un Humphrey Bogart en el papel del villano Roy Earle, acompañado en pantalla por Ida Lupino, que en España se tituló "El último refugio". Por supuesto, las historias, las temáticas y los personajes en  la novela negra, han evolucionado y se han transformado pero, si realmente respetamos el género, los motivos que mueven a los personajes, esa ausencia de principios, esas bases sobre las que se construye una buena historia, deben ser las mismas. "La novela negra debe contener crítica social, así que vivimos buenos momentos para escribirla", aseguró Alfredo Benedí en la mesa redonda de novela negra en la que participó y yo, como lector, no puedo estar más de acuerdo. En cualquier caso, sus personajes y las historias que él crea, sí cumplen a rajatabla este precepto. Desde este humilde rincón y desde la crítica óptica del lector, no podemos hacer otra cosa que recomendar fervientemente la lectura de Wacha los güeros, publicada en 2011 por STI Ediciones, en una edición muy cuidada que cuenta en su interior con un mapa muy original creado por el ilustrador también de la portada, Ángel Lalinde Laita. Y esperar, espectantes, la nueva obra de Benedí que, según reveló en Jaca, sin abandonar el género, transcurre en su totalidad, en la ciudad Zaragoza. Para terminar, incluimos una canción que forma parte de la banda sonora de Wacha los güeros.