sábado, 23 de diciembre de 2017

Méliès

Extraordinaria portada, obra de Juan Luis Borra, para el fundamental libro coral "Méliès" (Libros del Innombrable 2017)

Méliès. Cuando el cinematógrafo necesitó un mago


Estableciendo un inocente juego de palabras, un truco del lenguaje, resulta paradójico y fundamental destacar que Georges Méliès sembró de luces las sombras de Lumière. Sin la intervención de este mago y pintor, el cinematógrafo hubiera sido poco más que un alarde científico, tan solo una herramienta para documentar lo cotidiano, como la salida de la fábrica de unos obreros en 1895, precisamente filmada por los hermanos Lumière o trasladado a nuestro país y sus querencias eclesiásticas, otra salida, la de misa de 12 del Pilar de Zaragoza, filmada dos años más tarde por Eduardo Jimeno Correas. Un artefacto de feria y barraca para primitivos voyeurs, un espectáculo de exposición universal, poco más que el último grito científico del siglo XIX; en esto se hubiera resumido el cinematógrafo. Méliès, fascinado por el invento de los hermanos y tras asistir al pase inaugural de la primera proyección consiguió convertir aquel juguete de la ciencia en una verdadera fábrica de ensueños, en una nueva y deslumbrante manera de alumbrar obras de arte. Adaptando al cinematógrafo su experiencia en el teatro, la pintura, el gusto por los espectáculos circenses, la fantasmagoría, el ilusionismo, la prestidigitación, el escapismo, halló el truco perfecto y a su través, el diálogo mudo con un espectador que necesitaba creer. El cinematógrafo necesitaba un mago y el espectador necesitaba magia. Así se fraguaron las primeras películas fantásticas, la inauguración del lenguaje cinematográfico, de la ciencia ficción y de todos los géneros. Así nació el primer teatro de los sueños, la primera sala de cine, en el parisino teatro Robert Houdin, propiedad de Méliès. Allí nació el cine [...]

LEER LA RESEÑA COMPLETA EN: Odisea Cultural


A continuación, Le Manoir Du Diable (George Méliès 1896) Mefitófeles se transforma en murciélago y así Mélies anticipa el vampirismo en el cine. Además, hacia el final del corto cuando tiene lugar las transformación de la mujer, notable influencia de los grabados de Goya.