jueves, 26 de noviembre de 2015

I





Ruinoso.
Abandonado, polvoriento, cuchitrilero Café
de mesita carcomida y desconchada antología
etílica.
Cascarón de proa en el insigne buque Oroel,
altozano inapelable, buitrera, roquedal,
malnacido alcázar abandonado,
jaula de pasado, memorial
de fantasmas y fusilados, ejido;
maltrecha y oxidada carcasa
de automóvil sin piel, vencido
por el paso de las lluvias
y el ciclo de las tormentas,
fósiles mecánicos
arrojados al desesperante erial camposanto
con alma de metal,
vieja antena receptora
de telégrafos ancianos,
rodeada por la mala yedra, inmovilizada;
olivo envirado, horca en la sombra,
hueco de escalera, soga artesana,
foso repleto de esqueletos,
adorada viga inquebrantable,
lecho del río.

Minucioso estudio de incomparables oquedades
dispuestas para el suicidio
o la escritura.

Igualmente,
cuando tu cuerpo necesita
su habitual dosis de sexo
para seguir latiendo,
desprende un inconfundible aroma a petricor,
manía compartida
con el reciente cadáver expuesto
bajo la lluvia profunda.

Al fin, estas contradicciones insanas
son las que debe solucionar
la poesía.


domingo, 15 de noviembre de 2015

Extraño oeste

Portada de Artur Golart para el volumen de nuevos relatos del oeste Extraño oeste (Libros del innombrable 2015)
La semana pasada se vestía de largo y presentaba en sociedad Extraño oeste, una colección de ocho nuevos relatos del oeste, ejecutados por ocho pistoleros de gatillo fácil y tinta certera, editado por Libros del innombrable. Iniciaba el tour en Zaragoza este pasado viernes para desembarcar en Huesca el sábado por la mañana. La tarde de ese mismo sábado tuve la suerte de presentar el libro en Jaca, en la Librería Cafetería Oroel, en un acto organizado por el Ateneo Jaqués, junto a dos de los autores del libro, Raúl Herrero e Iván Humanes . A partir de hoy, Extraño oeste abandona Aragón y se dispone a rodar y rodar por toda España, como un estepicursor "on the road", visitando Murcia (27 noviembre), Valladolid (3 diciembre), Salamanca (4 diciembre), Burgos (5 diciembre) y comenzando el nuevo año en Madrid (22 enero) y Barcelona (30 enero)


Como no puede ser de otra manera, para hablar del innovador universo de Extraño oeste, resulta necesario comenzar aludiendo al clásico género literario del western. Conocidas de manera más popular como “novelas del oeste”, este género tuvo la misión de crear una épica inexistente hasta entonces en un país "nuevo" como Estados Unidos. Los western son herederos directos de las novelas de caballería que se extendieron por España, Portugal, Francia e Italia durante los siglos XV, XVI y XVII y de la más vulgarmente conocida como novela de aventuras. Si los escritores de novelas del oeste tomaron un referente en nuestra Literatura, este sería (y de nuevo hay que acudir a él) la universal obra de Cervantes, El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, que podría ser considerado, entre muchos otros aspectos, el mayor western de la Historia.




La novela del oeste nace en Estados Unidos en el siglo XIX pero se considera el primer gran referente la obra “El virginiano” de Owen Wister (1902). Representan ese periodo de expansión de los Estados Unidos hacia el lejano oeste y sientan las bases de los personajes y tópicos que posteriormente crecerán y se desarrollarán de manera espectacular en el mundo del cine, creando un género propio, imitado, repetido y transformado a lo largo de la historia. En estas primeras novelas ya aparecen el sheriff, los vaqueros, el pionero, el bandido, el forajido, el pistolero, el tahúr, los indios, los buscadores de oro…ya se ha creado un mundo y aunque algunos consideran el western un género literario menor, que solo desea divertir al lector y convertirse en un producto de consumo es precisamente esta popularidad el secreto de su éxito que alcanza su apogeo con las novelas y revistas pulp de los años 30 y 40 del siglo XX Entre los autores iniciadores del género, además de Owen Wister, podemos encontrar a algunos grandes autores costumbristas del Realismo estadounidense como es el caso de Mark Twain o incluso a algún europeo, como es el caso del alemán Karl May
 













En cualquier caso el género literario fragua el posterior género cinematográfico del western que terminará por crear una narración legendaria del proceso de fundación de los Estados Unidos. Es tal la importancia que adquiere este género cinematográfico que el adjetivo western se hace sustantivo y se relaciona inmediatamente con estas películas. De hecho, no podemos entender un género sin el otro, pues caminan de la mano y si en 1902 se publicaba la considerada primera obra literaria western, tan solo un año después se estrena “Asalto y robo de un tren” (Edwin S. Poter) el primer western cinematográfico. El cine contribuye a evolucionar el western superando al género literario. A lo largo de los años, se va transformando, adquiriendo mensajes políticos distintos y alimentándose de sus propios subgéneros, como son el western crepuscular o revisionista, el spaghetti western o el chili western. Se considera la edad de oro a la década de los cuarenta y los cincuenta. donde algunos directores como John Ford o Howard Hawks se convertirán en mitos vivientes, así como el actor John Wayne o posteriormente Clint Eastwood.

John Wayne como Ethan en la mítica The searchers (John Ford 1956)



Pero, como hemos dicho, el western evoluciona y se transforma pero nunca termina. Incluso asimila otros géneros. De esta manera, los espectadores, casi sin darse cuenta, son testigos de la transformación del western en películas de ciencia ficción. Volviendo al libro que nos ocupa, como apunta Juan Vico en el excelente y cinematográfico prólogo (titulado Colt 45 que es otro relato más del libro), “La guerra de las galaxias” es un western del futuro. Los caballos se sustituyen por naves espaciales y el árido desierto por la inmensa galaxia pero, en definitiva, el tema es similar. Sigue siendo un western. En el mismo prólogo de Extraño oeste hay un personaje que asegura: “Todo el cine es un western”. Yo iría aún más allá. Diría que toda vida es un western. Lo que nos ocurre a lo largo de los años, nuestras vivencias, todos los avatares que nos van sacudiendo, podrían ser contadas en un western. Es un género vital y por ello nunca pasará de moda. Y precisamente esto es lo que advertimos con la lectura de Extraño oeste





Con la lectura de Extraño oeste he reído, he vibrado con las aventuras de algún que otro personaje épico y me he sumergido como pez en el agua en algunos escenarios de ciencia ficción propuestos por alguno de los autores, de manera muy original y sin abandonar nunca el género del western. En este libro estamos ante ocho relatos largos (alguno de ellos, incluso se podría considerar novela breve) que respetan siempre las principales características que debe tener un relato del oeste sin perder la oportunidad por ello de crear un mundo nuevo, un nuevo estilo, un nuevo tipo de western. El libro se inaugura con “Padres” donde su autor, Rodrigo Martín Noriega, sumerge al lector en una tormenta de arena donde el tiempo es un decorado cambiante; el espacio temporal de ciencia ficción donde sucede este relato va quebrándose, transformándose y el lector, durante la narración, es testigo de algunas de las atrocidades más feroces y de los sucesos más vergonzosos de la Historia de la Humanidad y de la propia Historia de los Estados Unidos. Como dato curioso, decir que Elvis es un personaje más en este relato, pero un Elvis cambiado, convertido en un personaje maldito. Este primer relato estalla en la cara del lector como una gran bomba en un desierto perdido. 






Israel Gutiérrez Collado con su relato “Ringo Star” (que no tiene nada que ver con los Beatles) nos descubre a un héroe en mitad de la miseria de una gran expedición que viaja en la delirante búsqueda del oro. El niño de la familia Holley apodado “The kid” sueña con ser un gran forajido (como él dice, el mayor hijo de perra de este mundo) y a lo largo de expedición se encontrará con Ringo Star. Salvando las distancias, la relación que se establece entre The kid y Ringo Star, esa veneración que siente el chaval por el forajido, recuerda a la del pequeño Joey (Brandon De Wilde) hacia Shane (Alan Ladd) en Raíces profundas (Shane 1953), un mítico western dirigido por George Stevens donde aparece el legendario  Jack Pallance, otro gran forajido, al que yo imagino en el relato de Gutiérrez Collado encarnando a Ringo Star.

Jack Pallance en Shane


Con Cuffs or Coffins (o te amarran o te matan) Diego Luis Sanromán presenta una historia de cuatreros, vagabundos que viajan sin rumbo por el desierto que, como única ambición, albergan la esperanza de sobrevivir. Sus apellidos no importan, por eso todos se nombran Motherfucker y de alguna manera son esclavos de un pasado que les marca de por vida y del que no pueden desprenderse. Hay que buscar el origen de ese pasado en la Revolución de Tierra Amarilla, un suceso real ocurrido en 1967 donde participó Reies López Tijerina que, tras el suceso, tuvo que escapar a las montañas desencadenando una persecución sin precedentes en la historia de Nuevo Méjico. Los protagonistas de esta historia, también están en una constante escapatoria.
Reies López Tijerina, arrestado



Raúl Herrero, el siguiente "pistolero", propone un relato de ciencia ficción con tintes de surrealismo y algunas dosis de necrofilia. Un padre taxidermista y su hijo se refugian en un pueblo de mineros. Consiguen sobrevivir gracias al trabajo del padre, remendando los cadáveres que le suministra un siniestro personaje denominado “Deditos de plata”, cacique y jefe de las minas de plata donde trabaja la mayoría del pueblo. La ceremonia de Anubis es un relato que profundiza en la vida después de la muerte y que está relacionado estrechamente con la historia de Lovecraft y levemente por el doctor Frankestein.





Vacas es un relato futurista escrito por Fernando López Guisado, que propone un western crepuscular con androides, humanos zombificados, poetas presos y una mala imitación de la vida en Marte. Curiosamente profundiza en la robótica y en los sentimientos de los androides que en este caso, parecen más puros y fervientes que los sentimientos de los propios humanos, una especie inmersa ya en su declive más absoluto.



También un paisaje terrestre apocalíptico propone José Óscar López con su relato Armas de fuego místico. El ser humano en su obsesivo y delirante empeño de autodestrucción ha conseguido hacer del planeta Tierra un erial inhabitable y contaminado, un desierto comparable, irónicamente, al primitivo primer salvaje oeste; somos testigos, como lectores, de que el incierto futuro del ser humano, en su inevitable proceso involutivo, nos lleva de nuevo hasta un pasado de caverna sin fuego. De nuevo, el espacio temporal es un decorado cambiante y el mundo entero, el horrendo resultado de numerosas guerras atómicas y conflictos donde fundamentalistas religiosos o políticos han acabado por destruir nuestro propio hogar. Como dato tristemente curioso, apuntar que leí este relato justo el día después de la terrorífica noche de los atentados en París. Desde luego, no es de extrañar que lleguemos al paisaje que recrea José Óscar López, como consecuencia visible de conflictos religiosos interminables, la desesperada carrera del ser humano hacia la autodestrucción.



Y llegamos ya al último relato, el titulado “Kadath” donde Iván Humanes da rienda suelta a su imaginación reuniendo en un western puro pero imaginario, a Lovecraft, Bruce Lee, Bud Spencer y Terence Hill como forajidos incorregibles que, entre secretos, saloon y violencia, compartirán también una de aquellas partidas legendarias del oeste, que destaco como el fragmento quizá más divertido del relato. Humanes crea un relato muy dinámico, donde suceden muchos cosas y establece una interesantísima mixtura de estilos que se complementan a la perfección bajo el escenario mítico de un western.







Como vemos, Extraño oeste dispone un diverso ramillete de paisajes, temáticas y estilos que comparten como factor común, las características fundamentales e inconfundibles del western, aderezadas con recursos y estilos que se encuentran entre los más vanguardistas, con toques de literatura weird y western punk. Una nueva manera de entender y explicar la aridez del oeste americano.

Aquí con Iván Humanes y Raúl Herrero, momentos antes de la presentación en Jaca.
Resulta necesario acabar así: