Aquel hombre de traje gris y camisa blanca, aparecía detrás del mostrador. Era el último de una larga fila de pasajeros que habían acudido acalorados para exponer sus quejas a la compañía. Tenía un aspecto serio, grave. Enjuto, no muy alto, llevaba barba de unos cuantos días y una discreta melena que intentaba compensar la ausencia de flequillo. Una vez más, la azafata se armó de paciencia y esbozó otra sonrisa de maniquí aeropuertuario. "He perdido mi guitarra", lapidarias y directas, fueron las primeras palabras pronunciadas por aquel pasajero. "¿Perdone? Buenas tardes. ¿En qué puedo ayudarle?" -la chica se esforzó por comenzar así una conversación normal- Muy educado, el pasajero se disculpó por no haber saludado a la señorita y repitió:
-Buenas tardes. Verá, no encuentro mi guitarra. Quiero decir que yo he llegado, pero mi guitarra no.
-Vaya, comprendo -respondió ella y protocolariamente continuó- La compañía comprende su situación y le pide disculpas por los agravios causados. Si me permite su billete y su documentación, vamos a intentar localizar su guitarra. Si quiere, para agilizar, vaya diciéndome ya sus datos. Vamos a ver, ¿nombre?
- Paco -respondió solemnemente-
- ¿Apellidos?
- de Lucía
Lucía, cansada ya de pasajeros bromistas que intentaban tontear con ella, sosteniendo su identificación, miró desafiante al pasajero y sentenció: "No, Lucía soy yo. Pregunto por su apellido, caballero". Contrariado, el hombre insistió: "Señorita, mi apellido es ese, de Lucía. ¡Que soy Paco de Lucía! Siento mucho que coincida con su nombre, pero ya no puedo remediarlo" Lucía, visiblemente avergonzada y sosteniendo el billete del pasajero entre sus dedos, comprobó que aquel hombre no estaba allí para bromear. Intentó seguir con el protocolo. "Bien, perdone. Le ofrezco mis disculpas, señor. Entonces, don Paco, de Lucía, eh... Paco de Lucía...¡Ah, Paco de Lucía!, ¡el de la guitarra!". Toda la sangre de su cuerpo acudió a su cabeza, sus mejillas se sonrojaron y sus ojos, insólitamente abiertos, apartaron la vista del pasajero para clavarla en los papeles que yacían sobre el mostrador. Tierra trágame -pensó- Y a continuación, cerrando los ojos, siguió meditando. ¡Dios! Mi compañía acaba de perder la guitarra de uno de los mejores músicos del mundo...la guitarra que normalmente interpreta Entre dos aguas, ahora está entre dos tierras...
Intentó recomponerse y atender al músico como si fuera un pasajero cualquiera. "Señor Paco...eh, don Lucía... eh, señor Paco de Lucía...no, no se preocupe. Por favor, aguarde un instante. Voy a intentar localizar su guitarra". El músico, al ver el nerviosismo de la joven, esbozó una sincera sonrisa e intentó animarla con sus palabras: "Tranquila, muchacha. No puede andar muy lejos"
Intentó recomponerse y atender al músico como si fuera un pasajero cualquiera. "Señor Paco...eh, don Lucía... eh, señor Paco de Lucía...no, no se preocupe. Por favor, aguarde un instante. Voy a intentar localizar su guitarra". El músico, al ver el nerviosismo de la joven, esbozó una sincera sonrisa e intentó animarla con sus palabras: "Tranquila, muchacha. No puede andar muy lejos"
Pero sí, andaba lejos. De hecho, no andaba. Ni se había movido. Seguía en el aeropuerto de partida, en Barcelona. Lucía explicó a Paco que, por alguna extraña razón, su guitarra no había sido embarcada en el vuelo hacia Mallorca y que había quedado en tierra. No obstante, había sido localizada y llegaría en el próximo vuelo que hubiera desde la ciudad condal hacia Palma. Como, al parecer, aquella era la única solución visible, Paco quedó conforme. A petición de la muchacha, firmó los papeles para que, al llegar el próximo vuelo, devolvieran la guitarra a su domicilio particular de Palma. Y agradeciendo el trabajo de la joven, desapareció por la puerta de salida del aeropuerto. "¡Adiós maestro!", se despidió la azafata. El supervisor de la compañía llegó al mostrador para comprobar las últimas reclamaciones del día. Lucía enseñó los papeles firmados por el músico y todavía con el nerviosismo en el cuerpo dijo: "Mira, le hemos perdido la guitarra a Paco de Lucía" El supervisor, sin saber muy bien de quién hablaba, respondió: "Muy bien, ¿te ha firmado los papeles?" "Sí-respondió ella- pero ahora me doy cuenta de que no le he pedido un autógrafo. ¡Con lo que le gustaba a mi madre!"
Con esta anécdota de Lucía, totalmente verídica, he querido recordar al incomparable guitarrista Paco de Lucía, que murió en México el pasado 25 de febrero. La anécdota tuvo lugar en 2007, en el aeropuerto de Palma de Mallorca, isla donde pasaba gran parte del tiempo, descansando. Lo curioso del caso es que, realmente, el nombre del músico era Francisco Sánchez Gómez. Al parecer, Paco no quería saber nada de su nombre real, ya que en todo momento se identificó como Paco de Lucía, su nombre artístico, un homenaje al nombre de su madre Lucía Gómes. Quiero despedir a uno de los mejores guitarristas del mundo con esta entrada y un concierto de 1974 que ofreció en la Casa de Almería de Barcelona.
Paco de Lucía en su casa de Palma de Mallorca |
Hay virtuosos de un instrumento que por circunstancias de la vida, nunca tendrán la posibilidad de desarrollar su talento, pero en el caso de Paco de Lucía, el destino tuvo a bien obsequiarnos con unas de las manos más prodigiosas y unirlas con un cerebro con esa predisposición para la guitarra. Se ha ido un auténtico genio.
ResponderEliminarDescanse en paz.
Gracias Charly. Espero que merece el reconocimiento de los grandes guitarristas de todos los tiempos, a la altura de Django Reinhardt. Abrazos
EliminarPrecioso homenaje. Me quedé consternada con la noticia. Siempre pensé que algún día podría tener la ocasión de verle en directo, pero por unas cosas u otras nunca pudo ser. Uno de mis artistas favoritos que se me ha ido demasiado pronto y sin poder terminar de disfrutarlo del todo. Una pena.
ResponderEliminarYo, nury, tampoco pude verlo actuar en directo. Pensé que tendría más oportunidades pero no ha podido ser... Siempre nos queda su recuerdo, los cvideos y su música para convertirlo en alguien inmortal, como los más grandes. Gracias por pasar-
EliminarLa anécdota es genial. Un homenaje cercano, magnífico, a un grande de la música.
ResponderEliminarAl menos, con esta anécdota, he querido recordar a Paco de Lucía de una manera distinta. Me alegra que te haya gustado. Abrazos, amigo.
EliminarMarcos, Un lindo homenaje y muy simpático.
ResponderEliminarPara recordar a Paco con una sonrisa.
Un beso desde Palma de Mallorca.
Seguro que a él le gustaba que le recordáramos con una sonrisa. Vaya, no sabía que vivías en Palma. Pues ya vez, ahí sucedió esta historia. Besos
EliminarDesconocía la anécdota además, mientras la leía, pensaba que sería un relato tuyo.
ResponderEliminarBonito tu recuerdo para este grande, otro más, que se nos ha ido muy pronto.
Un beso.
Bueno, es una anécdota personal que he querido contar en clave de relato. Me alegra que te haya gustado, Myra. Besos.
EliminarBonita historia y una adecuada manera de recordar a un guitarrista tan genial.
ResponderEliminarA mí también me perdieron una vez el equipaje y los de Lufthansa me dijeron: "Aquí no se pierde nada, solo se extravía" Osae, se pierde, temporalmente.
Me alegra que el maestro perdiera sólo temporalmente su guitarra.
Abrazos. Borgo.
Exactamente, Miquel, eso es lo que deben responder. "Su equipaje sufre una demora o retraso en la entrega" Sí, afortunadamente, la guitarra se demoró solo temporalmente. Abrazos, amigo Miquel.
EliminarUn grande sin duda que consiguió algo realmente difícil y que se tiene que valorar como tal. Triunfar y ser una estrella tocando la guitarra, en realidad por lo menos en España no se conoce otro caso que llegara digamos que al publico mas general.
ResponderEliminarEl lo consiguió y entre dos aguas, ha pasado ya a la historia musical de este país.....Homenaje merecido y buena anécdota. Cuidate
Traspasó fronteras solo con su guitarra y sí, eso es difícil. Gracias por pasar, Plared. Abrazos.
EliminarHola Marcos,
ResponderEliminarQue graciosa anécdota. Me gusta que lo hayas recordado así. Con esta manera tan humana que al parecer desprendía el maestro ante todos.
Yo apenas conocía nada de su extensa obra, pero recuerdo la primera vez que escuché el concierto de aranjuez tocado por el, no ha podido superarlo nadie, esa pieza se ha quedado en mi alma gracias al genio de "Paco... de Lucia".
Y no es verdad lo que dice la gente de Lufthansa, los equipajes tambien se pierden, y cuanto más transoceánico el vuelo, más probalidades.
Al respecto de la guitarra, hace un año fui a Leeds, y vi como un hombre cargaba con un chelo (me pareció que era un chelo) y lo ponía al lado de su asiento. Minutos más tarde me enteraba que si pagabas el billete por tu instrumento, y cumplia ciertas dimensiones lo podías entrar como si fuera tu tio, tu sobrino o tu propia señora madre. Ver para creer, no lo hubiera dicho nunca, pero de haber estado permitido en los tiempos de Paco el Maestro se hubiera podido ahorrar muchos problemas.
Perdona si he tardado en volver por aquí, algunos asuntillos ...
Siempre un placer. A ver si te marcas otra historia inventada o una poesía de esas tan bonitas que nos regalas.
"A mi manera" un abrazo muy grande Marcos.
Bueno UTLA yo también he estado algo desconectado. Puede que se pierdan los equipajes pero nunca lo reconocerán en una compañía aérea. Es curiosa la anécdota del chelo. PEro bueno, también por viajar a Menorca pagué un billete más por el coche, como si fuera otra persona. Y la anécdota con Paco de Lucía es real y me pareció una buena manera de recordarlo. Abrazos grandes UTLA
EliminarTambién yo desconocía esa anécdota que con tanta frescura contaste, amigo.
ResponderEliminarSufrimos una pérdida enorme estos días. Paco era el más grande con las seis cuerdas; la guitarra era una prolongación viva de sus brazos, y de su alma.
Un fuerte abrazo, Marcos. Despidiendo el día con buena música.
Hola Kinezoe. Como es una anécdota del ámbito más familiar para nosotros es normal que sea desconocida,. claro. Un virtuoso, don Paco. Abrazos.
EliminarMe ha encantado leer esta anécdota, he desfrutado mucho.
ResponderEliminarUna buena manera de recordar a Paco, al artista. Él se ha ido, pero nos ha dejado de su música, que siempre se quedará con nosotros.
Un abrazo
Gracias por recordarlo con nosotros Sivia. Abrazos miles.
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarPaco de Lucia se llamaba Francisco Sánchez Gómez, Aunque la anécdota sea bonita me parece poco creíble que en su documentación apareciese su nombre artístico y no el real.
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