El anónimo ha extraviado
su máscara seudónima.
Penetra aturdido en el torrente humano
y a las 12 del mediodía
funde su rostro
con el rostro de cualquiera.
No es nadie.
Nadie le espera.
El anónimo no soporta la gran ciudad,
este hervidero.
Edificios clavados contra el cielo
y torres milenarias, llegadas de un sueño,
flanquean los pasos
de un hombre cansado.
Camina.
Camina ...
Gasta sus zapatos
bajo una lluvia espesa.
El anónimo ha llegado
a las afueras de la ciudad,
dejando atrás todas las caras
y borrando las huellas
de todos sus días.
Ahora, sólo mira adelante
y descubre, perplejo,
el desierto y la duda.
La sombra alargada
en el árbol de Teneré
como si fuera
su propia sombra.
(Laura Caro escribió en su blog otro poema en el que mencionaba este árbol: aquí )
Poco a poco iré incorporándome a la blogosfera como era mi costumbre pero esta ausencia obligada de las últimas semanas se prolongará, más o menos, hasta noviembre por razones laborales. Hasta entonces, seguiré pasando por vuestros blogs cuando los horarios me lo permitan. Pero, de todos modos y como ya sabrán, ha comenzado el otoño y cómo no, esto también se nota en la música de estos días. De nuevo, Sinatra con un medley otoñal: