Fotografía de José Antonio Alba |
Lentamente se aproxima
y roza ya la línea del horizonte,
el sol, que coquetea con un pequeño monte
y reclama lo que es suyo
vertiendo su última y mágica luz
sobre espléndidos campos.
Campos verdes
y viñas que guardan la sangre de esta tierra,
el fuego también os desea
separando claramente
el brillante trigo, el olivo, el maizal
del cielo gris, cuajado de nubes,
como quien distingue los hemisferios,
el sístole y el diástole
donde late el mundo.
El sol reclama sus raíces
y recorriendo el cielo, clama al suelo,
como un fruto arrancado del árbol
o una hoja seca que, atrapada en el viento,
no consigue terminar de morir.
El atardecer es la frontera.
El sol quiere vivir en la tierra
y estos cielos, formados con retazos de noche,
ya tendrán su luna
y serán felices.
Yo también quisiera ser feliz
o ser el sístole que luce creciente
al reclamar su diástole.
Pero solo el sol sabe brillar
si reclama lo que es suyo;
sobre estas tierras peladas de cierzo,
solo el sol
sabe acertar.
Este poema fue incluido en la gala benéfica para Iker Pérez celebrada en el Palacio de Congresos de Jaca el pasado viernes. Con poemas, música y teatro se representaron los 5 elementos: Tierra, Madera, Agua, Fuego, Metal. Gracias a todos los que estuvisteis e hicisteis posible este bonito acto.