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domingo, 19 de agosto de 2012

Experiment in terror (Blake Edwards. 1962)


Kelly Sherwood (Lee Remick) es atacada por un extraño, en el garje de su casa, situada en Twin Peaks

Resulta sorprendente en la filmografía de Blake Edwards encontrar un título tan alejado del estilo al que tanto nos tuvo acostumbrados y revela la enorme versatilidad de un director que, de hecho, escribió su primer guión para Imperio del crimen, un western dirigido en 1948 por Lesley Selander también muy alejado de la línea que siguieron las películas del director de Oklahoma. Pero 1962 fue un año mágico para Edwards. Recién saboreado su éxito por Breakfast at Tiffany’s (1961) en 1962 rodó con Lee Remick dos películas en espléndido blanco y negro (en las dos contó con Philip L. Lathrop para la fotografía), totalmente alejadas a su estilo: el drama Days of wine and roses y la que ahora nos ocupa, Experiment in terror.

Basada en la novela del matrimonio Gordon (Gordon Gordon & Mildred Gordon) titulada Operation Terror, Experiment in terror (o, como se conoció para nuestro público, Chantaje contra una mujer) es un thriller policiaco con elementos que la acercan tanto al cine de intriga, al de terror y estéticamente al cine negro. Su comienzo es apabullante. Con las luces de San Francisco  al fondo, una escena nocturna de carretera nos presenta a Kelly Sherwood (Lee Remick), al volante de su Ford Fairlane, atravesando el gran puente de la bahía, para dirigirse a su casa de Twin Peaks. Sherwood introduce el coche en el garaje, apaga el motor y las luces. Pero, al bajarse del vehículo, entre las sombras, comienza a escuchar la respiración agitada y dificultosa de alguien que le observa desde la oscuridad. Kelly Sherwood, aterrada, es atacada por un extraño que, al oído y manteniéndola agarrada por el cuello, le propone un chantaje. Sherwood deberá entregar en los próximos días cien mil dólares sustraídos del banco donde trabaja como cajera si no quiere ver morir a su hermana pequeña Toby (Stefanie Powers) Según comenta el extraño chantajista, “ya ha matado a dos personas y no le importaría matar a una tercera” La utilización de las luces y las sombras en esta escena es de vital importancia, así como el constante sonido de la respiración del hombre que ataca a Kelly. Blake Edwards mantiene en sombra el rostro del extraño y dirige el punto de luz a la mirada horrorizada de Lee Remick que, igual que en Días de vino y rosas realiza una interpretación espléndida. Cuando Kelly cree que el extraño ha desaparecido, telefonea a la policía. Pero al decir su nombre vuelve a recibir un nuevo ataque del extraño, que había quedado en casa, aguardando. No obstante, el FBI consigue localizar la llamada y el inspector John Ripley (Glenn Ford) se pone en contacto con Sherwood. 
Glenn Ford es John Ripley, agente del FBI que investigará el caso Sherwood

 Comienza a partir de este momento una larga investigación en la que el chantajista logrará despistar al FBI y dar con la víctima en varias ocasiones y en la situaciones más imprevistas. Incluso llegará a cometer un nuevo asesinato. Es el momento en que el FBI logra identificar al chantajista cuando por primera vez se muestra al espectador su rostro, el del asesino Garland Humphrey “Red” Lynch, interpretado por Ross Martin, que fue nominado por este papel a los Globos de Oro. Glenn Ford, como ya hiciera en The big heat (Fritz Lang. 1953), encarna a un hombre de principios, al mejor ejemplo del FBI y su actuación aquí, desde la experiencia, es perfecta. Quizá el espectador echará de menos una relación amorosa al uso, entre  John Ripley y Kelly Sherwood pero, precisamente, la ausencia de ésta mantiene la atención centrada en la investigación. El momento álgido de la trama llegará con el secuestro de Toby Sherwood a manos de Lynch y el brillante desenlace final, en la línea de Alfred Hitchcock, en el campo de béisbol de los Gigantes de San Franciso.

El asesino "Red" Lynch (Ross Martin) mantendrá el último encuentro con su víctima (Lee Remick) en el baño de mujeres de un restaurante, caracterizado de mujer


Aunque es imposible separar la cinta del componente propagandístico en favor del FBI y sus procedimientos, resulta una película indispensable en la filmografía de Blake Edwards y muy interesante dentro de las películas policiacas de los sesenta. El ambiente y la estética creados por la fotografía de Lathrop están reforzados con la banda sonora de Henry Mancini. De un total de treinta películas, esta es la cuarta colaboración entre Mancini y Edwards.  Después de la serie televisiva Peter Gunn (banda sonora que influyó directamente a John Barry para su tema principal de 007), es la segunda incursión en el género policiaco del músico italoamericano que repetirá con A shot in the dark dos años más tarde, también con Blake Edwards en la dirección.


En estas tres escenas se puede apreciar la influencia estética del cine negro que está presente durante toda la película.


Como curiosidad recordar que David Lynch se inspirará en esta película para algunos aspectos de su serie Twin Peaks como la música de Mancini, sobretodo en el comienzo de la cinta. Experiment in terror también influirá de manera discreta en nuestro cine, en la película Ella y el miedo (León Kilmovsky. 1964) donde May Heatherly comparte protagonismo con Virgilio Teixeira, Jesús Puente o George Rigaud. En definitiva, Experiment in terror es una buena película y la mejor aproximación de Blake Edwards al thriller policiaco junto a The Carey Treatment (Diagnóstico: Asesinato. 1971)

Antes de que Kelly Sherwood sea atacada en el garje, Blake Edwards centra nuestra atención en los faros del Ford Fairlane, creando un ambiente de misterio muy cercano al cine de terror


El asesino ataca a su víctima, en la primera escena de la película y pronuncia esta frase que tomará posteriormente David Lynch, para su serie televisiva Twin Peaks

Lee Remick y Glenn Ford, fotografía publicitaria