Sé que, últimamente, suele estar de moda la palabra "spoiler" para avisar al posible lector que, si no ha visto la película de la que se va a hablar, en el siguiente texto se desvela una parte importante de la trama y su final. El que no haya visto
Match point, debe saber que, si lee este texto, sabrá cómo acaba la película. Pero, aún sabiendo cómo acaba, es imprescindible su visionado. En cualquier caso, avisados quedan.
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Interesante partida de pin-pon. Fugaz pero intensa, la que disputan Chris (Jonathann Rhys Mayers) y Nola (Scarlett Johansson) |
Tenía pocas esperanzas depositadas en esta película de
Woody Allen. Como si con ella no pudiera disfrutar del auténtico director. Nada más lejos de la realidad.
Match point me ha sorprendido tan gratamente que se coloca entre la lista de mis películas favoritas en su filmografía- Dejando a un lado la comedia, en este caso el neoyorquino se sitúa tan próximo a la obra maestra como en sus mejores películas. El comienzo de la película nos presenta al joven tenista irlandés
Chris Wilton (
Jonathan Rhys Meyers) buscando trabajo en Londres, como profesor en el deporte que practica, en un club frecuentado por las familias más acomodadas de la ciudad. En pocos días,
Chris se convierte en el profesor del aficionado
Tom Hewett (Matthew Goode) quien rápidamente le introduce en su adinerada familia y la alta sociedad londinense. Tom le presenta a su hermana
Chloe (Emily Mortimer) y
Chris, de manera casi instantánea, comenzará con ella una relación. De esta manera, con ocasión de una reunión familiar,
Chris conoce a la explosiva novia de
Tom,
Nola Rice (
Scarlett Johanson), una aspirante a actriz con la que rápidamente empatizará al tratarse, igual que él, de una persona ajena a esa alta sociedad que en ese momento y por circunstancias similares, los dos frecuentan. Esta primera aparición de
Scarlett Johansson, como una mujer fatal jugando una partida de pin-pon, es memorable y crea una imagen previsible que, precisamente, despista al espectador que esperará una historia completamente distinta a la que en ese momento comienza a desarrollarse.
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Scarlett Johansson y Jonathann Rhys Meyers
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El espectador espera a partir de este momento una historia previsible: buen chico conoce a buena chica pero aparece mujer fatal que le hará perder la cabeza. Por el contrario, el buen chico no es todo lo bueno que parece y pronto tendremos delante al prototipo de hombre aprovechado que se promete con una mujer adinerada por la buena vida que este enlace le va a proporcionar. Y en el otro extremo, la mujer fatal no es tan fatal como creíamos y realmente solo es una desdichada con su carrera de actriz truncada que, al menos, intentará salvar la vida junto a su prometido. Es cierto que Nola acepta un escarceo sexual con su futuro cuñado Chris, pero también lo es que su prometido, Tom, deja embarazada a otra mujer. En cualquier caso, hasta este punto de la cinta, sí que podíamos preveer más o menos lo que ocurriría.
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Chris y Nola, mantienen un escarceo sexual antes de la desparición de esta. |
A pesar del encuentro sexual con su futura cuñada, un confundido Chris contrae matrimonio con Chloe. A los pocos días, Tom deja a Nola. Contrariamente a lo que esperábamos, el respetable hijo de los Hewett también es infiel y debe abandonar a su prometida para contraer matrimonio con una mujer a la que ha dejado embarazada. Nola desaparece y en ese momento, parece que la vida de Chris carece de sentido. Su matrimonio no representa nada importante para él y lo ha utilizado para obtener un puesto de importancia en la empresa de los Hewett. Los problemas para tener hijos y el programa de fertilidad que siguen es tan solo una gota más que colma el vaso de una relación muerta antes de empezar. Llenan su vida con buenas cenas, lujosos apartamentos, viajes románticos, noches en la ópera y galerías de arte para intentar tapar el sin sentido de su relación, algo así como esconder la basura bajo una alfombra de terciopelo.
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Chris y Chloe (Jonathann Rhys Mayers y Emily Mortimer) |
Pero Nola aparece. Quizá yo, personalmente,esperaba que siguiera siendo un personaje presente, desde su ausencia, pero la película toma el giro definitivo cuando hace su aparición en mitad de una galería de arte. Chris pierde definitivamente la cabeza y delante de su esposa, le pide el número de teléfono. De esta manera, comienza una apasionada relación paralela con Nola que, aparentemente, nunca tendrá fin. Pero Woody Allen imprime otra vuelta de tuerca más a su argumento. Nola queda embarazada y no está dispuesta a renunciar ni aceptar la idea del aborto que Chris le propone. Según ella, ese hijo es fruto de la verdadera pasión y el amor que hay entre los dos. Así como con Chloe no puede tener hijos porque, realmente, no le ama, con ella ha sido especialmente fácil. Sin embargo, la cobardía hace su aparición en Chris. No será capaz de romper su relación con Chloe, ni de terminar con la vida que lleva porque, a pesar de ser una farsa, es la mejor que podía soñar: una posición respetable, un nivel económico alto y una mujer bondadosa a su lado. Finalmente, aquí realiza su aparición el Chris psicópata, un giro del personaje que, hasta ese momento, el espectador no podía esperar. Antes que abandonar a la mujer que no ama, preferirá acabar con su amante, con el hijo que ella espera y preservar así el engaño que es su vida.
Chris asesina a
Nola y a su anciana vecina
Eastby (
Margaret Tyzack) , la única testigo que les había visto juntos. Primero simula un robo en casa de Eastby y tras asesinarla, se lleva alguna de sus joyas. Después, a sangre fría, dispara a
Nola justo delante de la puerta de su casa. Acto seguido se dirige al teatro, para seguir con su farsa, donde le espera
Chloe. En una escena muy reveladora,
Chris se desembaraza de las joyas robadas en casa de la anciana, lanzándolas al río Támesis. Pero una de ellas, en concreto el anillo de compromiso, golpea en la barandilla y cae en la acera. Vuelve la metáfora del tenis. Por una vez, la pelota no ha pasado, ha golpeado en la red y ha caído en el campo de
Chris, como una derrota. Pero, curiosamente, este punto mal jugado es el que salvará su vida. Ese anillo será recogido por un yonqui que, días después, comete otro crimen, con las mismas caraceterísticas que el primero. Esto hará que la Policía, que ya había iniciado una investigación sobre
Chris, centre toda su atención en el yonqui. Así que, aparentemente, el psicópata
queda impune, a salvo de la Policia. Pero, en un último plano, podemos figurar que será suficiente el peso de la culpa para el resto de sus días. Culpa por ese hijo muerto. Culpa por asesinar a la única mujer que amó. Culpa por una víctima inocente. Quizá yo hubiera imaginado en este final, algo más sádico con el protagonista culpable; algo más cercano al final que obtiene el personaje de
Edward G. Robinson (por cierto, otro
Chris) en
Perversidad (Scarlett Street, Fritz Lang. 1945) El peso de la culpa realmente escenificado como algo tan grave que consume por dentro y con lo que es imposible vivir. Pero creo que esa última imagen de
Jonathann Rhys Mayers mirando al infinito o a la nada, así como las anteriores apariciones de los fantasmas de
Nola y
Eastby, son suficientes para saber que
Chris ya nunca podrá vivir tranquilo.
En definitiva, una película redonda donde, por cierto,
Scarlett Johansson borda su papel. También
Rhys Mayers está muy creíble, tanto en el momento que sabemos de su condición de psicópata como cuando creemos que, realmente, es un buen chico persuadido por las malas artes de
Nola. Quizá la única que resulta algo insulsa es
Emily Mortimer como
Chloe. Pero es que su personaje debe ser insulso para contrastar con la carnal, explosiva y cálida
Nola. Recientemente, he podido repasar varias joyas de
Woody Allen. Entre ellas, hemos visto en casa
Días de radio,
Si la cosa funciona (desternillante),
Annie Hall (encantadora, imprescindible,
sobre la que he escrito en el blog de Frank Sinatra),
Acordes y desacuerdos (cómica...),
Delitos y faltas,
Toma el dinero y corre... Creo que la que más me ha gustado ha sido
Match point. Al menos, es la que me ha empujado directamente al teclado del ordenador, para hablar de ella. No tiene nada que ver con el tono habitual de
Woody Allen pero me ha parecido una obra maestra, por los constantes giros del argumentos y sus vueltas de tuerca inesperadas. Así que todo me lleva a ver prontito
Blue jasmine, una joya, según dicen, en el mismo tono que esta. ¡Gracias, de nuevo, Woody! Me has ganado la partida.