Definitivamente
la última
tormenta de arena
dejó al
descubierto el esqueleto de Gaia.
No creo que
pueda resistir
una guerra
más.
El río que
partía esta ciudad
es ahora una
enorme fosa común,
un gran
cementerio
donde rueda
el cadáver de la esperanza
para el ser
humano,
envuelto en
muchos otros muertos,
que ya no
desembocan
porque no resta principio
ni ya queda
fin.
Insalvable
el camino,
flanqueado
por mastodónticas paredes.
El panorama
es una
amalgama de huesos,
una carcasa
sin piel,
donde
resiste el lagarto prehistórico
que olvida,
cada vez que saca la lengua,
la teoría de
la evolución.
Sobre una
huella de sangre antigua
no reconozco
mis pasos.
Nadie ha
reparado si quiera
en pensar
una lágrima
para
derramar
sobre este río
seco.
Y fue lo más
parecido
que encontramos
a la vida.
Dicen los
científicos
que ha
llegado el Antropoceno.
Primero
fueron plagas bíblicas,
sequías como
penitencias.
Llegaron los
terremotos,
se quebró el
centro del planeta.
Asistimos a
la masturbación de un dios pagano
y se elevó
el mar, en un tsunami,
por encima
del cielo.
Para esta
nueva era
nadie
derrama ya sus lágrimas.
Pero Gaia,
en silencio
y desahuciada
está
fraguando
el último
suspiro.
La Madre Tierra, la Pacha Mama o Gaia es una de las grandes víctimas que enferma a manos del ser humano. He querido dedicarle este poema a Gaia, a su dolor. Hace ya poco más de un año descubrí uno de los homenajes más bellos que se le han tributado a nuestra Tierra. El cantautor Kike Ubieto, dedica a Gaia una canción de amor, un precioso bolero, que podemos escuchar en su disco Pan y Circo y en este enlace.De esta manera me despido de vosotros hasta septiembre y dejo tanto este blog como el de Sinatra "cerrado por vacaciones" durante el mes de agosto. Les invito a conocer las actividades que el Ateneo Jaqués va a realizar durante la Feria del libro de Jaca. Podrán estar al día de todos los actos en nuestro blog.
Un fuerte abrazo y feliz verano.
Un fuerte abrazo y feliz verano.