Así estaba hoy la tarde, rojiza y lenta, desde el salón de nuestra casa |
Una sombra de reptiles
se extiende por la senda ciudadana.
Garras que se alargan
y quieren atraparme
en una yedra nacida del asfalto
que busca río
y no encuentra más que este sumidero
de aguas viscosas.
Ojos de reptiles son las ventanas de los edificios.
Me vigilan en esta madrugada de insomnio,
de fichas que no valen nada
y puertas que dan al patio
de la senda tenebrosa.
Pero las uñas de sus garras
no son tan largas…
El aroma que hiede la noche
surcando el río
no atrapa lo suficiente
para quedarme aquí un minuto más.
Hoy de mis cuadernos
sacudiré el polvo de esta ciudad.
Me han brotado alas en la espalda
que llevan tu nombre.
Esta noche los reptiles
se han quedado sin cenar.
Rodeado de ruletas rusas sentenciadoras y personajes decadentes perdiendo el tiempo y la vida en el Casino de Zaragoza, en uno de mis últimos días como persona empleada, escribí este poema.
Ahora empleo mi particular tiempo ganado en escribir, amar, ser amado... en definitiva, en vivir. Porque no hay mal que por bien no venga y mal que por bien no viene, no te conviene.
Hace unos días, en mi estimado Pirineo Aragonés, tuve el placer de coincidir con el músico Kike Ubieto. Aprovecho la ocasión para animaros a acercaros a sus letras y sus ritmos. Este tema, puro Ragtime, se titula Cretinos de prestigio.