Este año se han ido rodando todos los inviernos vividos en un gran estepicursor y algunas de sus diásporas, las más caprichosas, han decidido tomar un combinado en Martini's, por ver si escuchan de una vez alguna campanada, por lejana que esté, en algún barrio de este ajado Bedford falls. Con un ponche bien caliente entre las manos han charlado de los viejos inviernos. Y han brotado las imagenes, inevitables. Fotogramas, como los que habitan nuestros sueños, que atesoran una buena parte de nuestra historia y de todo aquello que somos.
Personalmente, en mi Bedford falls particular, estos inviernos estuvieron íntimamente ligados a canciones, aromas, películas, poemas, imagenes y sonidos que se han cosolidado hoy como algo imborrable para la memoria. Mi madre solía leerme Las tres reinas magas de Gloria Fuertes. Veíamos en televisión Qué bello es vivir (Capra 1946), Plácido (Berlanga 1961), Un millón en la basura (Forqué 1967), La mujer del obispo (Koster 1947), El hombre que vino a cenar (Keighley 1942) White Christmas (Curtiz 1954) De ilusión también se vive (Seaton 1947) y algunas cosas menores como A Christmas Story (Bob Clark 1983) o Navidad todos los días (Larry Peerce 1996) Cuando era más niño recuerdo también los dibujos animados como Una Navidad con Charlie Brown (Melendez 1965) Casper en Navidad, Mickey Mouse protagonizando el Cuento de Navidad de Dickens o aquellas inolvidables producciones de la Rankin Bass, como El pequeño tamborilero (un film con marionetas, producido en 1968), Rodolfo, el reno de la nariz roja (de 1964) o Santa Claus is comin' to town, (de 1970, narrada por Burl Ives), todas ellas películas que, aunque relataban un paisaje idílico e irreal, conformaban una mágica estampa navideña.
En resumen, una época en la que teníamos la feliz ignorancia de los niños, creíamos en la magia y había belénes, árboles de navidad y extrañas luces surcando el cielo, la noche del 24 de diciembre y del 6 de enero. En Zaragoza, solíamos visitar el belén de las Hermanitas de los Pobres, uno de los primeros en los que se hacía de noche y amanecía y solíamos salir por las calles, simplemente, para ver cómo se divertía y salía a la calle esa gente que le gusta que le miren cuando se divierte. En fin, como dijo Mel Torme en uno de sus clásicos navideños, Christmas was made for children y lo demás, pertenece al mundo real.
Y alrededor del ponche, un vaso cada vez más vació, las diásporas que rodaban por el desierto recuerdan todos esos inviernos que se fugaron de la realidad, desde la infancia y que vistos desde hoy, quedan tan lejanos que parecen parte del sueño.
Las diásporas apuran el último trago y vuelven al viaje. Abandonan el Martini's y salen de nuevo al invierno, donde ha cambiado la ciudad. Ahora les espera la realidad, en Pottersville. Y desde esta realidad, desde este invierno donde ya no hay más que invierno y se desean felices fiestas por no nombrar la palabra navidad, debemos crear los nuevos y mágicos recuerdos que, sin abstraernos de la hermosa realidad, nos hagan comprobar una vez más que la vida es maravillosa, ya por el hecho de ser simplemente vida. Feliz tiempo. Feliz vida.
Felices fiestas llenas de cine y magia.
ResponderEliminarsaludos
Gracias, Karin. El cine, de hecho, ya es magia. Lo mismo te deso. Abrazos!
EliminarBonita entrada.
ResponderEliminar;) Un abrazo, David!
EliminarDe todo loque anotasaquí apenas recuerdo EL TAMBORILERO pero es lo suficiente nostálgica paratrasladarme en el tiempo
ResponderEliminarSí, la nostaliga siempre nos remite a la navidad de la infancia, creo. Abrazos Alí.
EliminarDicen que la Navidad es para los niños y viendo la emotiva ingenuidad de mis dos niñas pequeñas, que creen a pies juntillas que un señor obeso, vestido de rojo, surca los cielos en un trineo tirado por renos, debe ser absolutamente verdad.
ResponderEliminarUn abrazo navideño, amigo Marcos!
Seguro, Cahiers. Los que no tenemos niños en casa, tenemos que hacer esfuerzo recordatorio para comprobarlo en nuestras propias infancias. Un abrazo y felices días, amigo.
Eliminarnunca me olvido de aquellas navidades de antes, en las que se cantaban villancicos y vivíamos el espíritu de la Navidad, hoy no existe, pero si la mágica noche de Reyes, eso ni se me olvida, ni se me olvidará, la vida con la misma magia y los mismos nervios de cuando era chiquitina, doy gracias, para que esos recuerdos nunca desaparezcan de mi vida.
ResponderEliminarBonitas palabras, Arantza. En esos recuerdos reside buena parte de nuestra identidad. Abrazos infinitos.
Eliminardiáspora.... que linda palabra que usas 2 veces en el texto...
ResponderEliminarQue bello es vivir a pesar de verla con las expectativas altas, te engancha y te reconforta igual... gran film....
felicidades para usted señor entonces...
Me gusta su sentido de viaje infinito, JLO Felicidad para erstos días.
EliminarAyer estuve en Martini's y habia jaleo..parece que un tipo habia perdido su señas de identidad y un amable viejo queria ayudarle.
ResponderEliminarLos recuerdos forman parte de nuestro hogar, "la república independiente de nuestra vida".
¡Viva al vida por lo tanto, con todo lo que tiene de bueno y de malo!
¡Feliz año, Marcos!
Viva la vida, Abril. Te deseo lo mejor para estos días. Abrazos!
EliminarEs una pena que con el paso del tiempo, esa percepción tan mágica de la Navidad se pierda. Pero siempre nos queda Carpa para recuperarla.
ResponderEliminarFeliz 2015.
Un abrazo.
Capra siempre dispone a nuestra disposición ese milagro incomparable. Gracias Nury. Abrazos y felices días.
Eliminar¡Felices Fiestas, Marcos!
ResponderEliminarMuy felices, amigo Roberto. Abrazos!
Eliminar... Me ha encantado viajar por tu Bedford falls particular. La verdad que ha sido un placer. Felices fiestas y feliz 2015, querido Marcos. Enciendo la radio y escucho una voz amiga, es Joe Cocker y su You are so beautiful. Me encanta... casi me hace llorar...pero por lo bonita que es.
ResponderEliminarBesos
Hildy
Hola Hildy. Felices días y feliz año también para ti. Te deseo lo mejor y mucho cine, por supuesto. Y que Cocker siga sonando. Abrazos.
EliminarAyer nos retiramos de nuevo a Bedford Falls y durante dos horas la magia fue posible de nuevo. Increíble que las mejores películas sigan emocionándonos indefinidamente. La pena es que la vida real se parece mucho más a Pottersville, y todos lo sabemos y lo aceptamos. Un abrazo y feliz 2015, amigo Marcos.
ResponderEliminarSu grado de atemporalidad es vertigionoso, amigo Juan. Capra siempre lo hace posible. Abrazos y 2015 más Bedfordfalliano que Potterscilesco. Abrazos.
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