Balanceo leve de luz
en mitad de la mañana nebulosa.
Proyectada con sordina
y sin voz,
al final de las escaleras
que serpentean
-varanos dormidos-
sobre el ocaso fachada
de una casa sin nombre.
Hice sonar el timbre.
Contestó desde la niebla
un barco medio dormido
de viejo saxofón.
Un ronquido
vago y crepuscular,
diatónico acordeón,
abriendo la puerta.
Pasillo oscuro y creciente marea,
oculta.
Varado en la cocina,
un tiburón de madera
boquea fuera del agua.
Desea respirar
contra el ahogo de cuerdas
prendidas al mástil.
Preso, amarrado a una lavadora,
espera ser pulsado
o atravesado por el arco.
La libertad, para huir del cuerpo,
en su propio ataúd.
Existen guitarras españolas
como faros oceánicos
para que todo vuelva a tener sentido
y los bancos de peces
encuentren su camino.
Manadas de niebla
donde, sin previo ensayo,
todo se armoniza
para terminar siendo música.
El peligro
está en cuatro acordes mal entendidos
si los disfraces no terminan
en mañanas con antifaz
y calimas suaves,
de carnaval.
una buena mixtura jazz, carnaval, Sinatra. Que bien volver a leerte,
ResponderEliminarsaludos
Gracias amiga Karin. Últimamente estamos trabajando en poesía/jazz. A ver qué sale. Abrazos.
EliminarQue bien casa el texto con la foto -que me encanta-. Muy bueno.
ResponderEliminarUn saludo.
Gracias Charly. Fue, ver la foto y pensar, "¡Esta es!" No cabía la menor duda... Saludos!
Eliminar¡Viva el jazz! ¡Y viva Sinatra!
ResponderEliminar¡Viva! Un abrazo, Roberto.
EliminarCreo que es uno de tus poemas que más me han gustado. Una sala con ecos del Holandés Errante, barcos fantasmas... me imagino una sirena ululando en una cava de jazz llena de humo, y con Sinatra.
ResponderEliminarSaludos! Borgo.
Una imagen muy potente esa que acabas de transkitir, amigo Miquel. Un fuerte abrazo y gracias por participar con tus comentarios.
EliminarTrabajado poema en el que pareces invitar a esos instrumentos varados y adormecidos a que emitan sus acordes bien entendidos - entre ellos - y suene el jazz en la habitación. El video, una vieja y lustrosa joya. Saludos amigo.
ResponderEliminarGracias elpresley. Que nunca queden dormidos los instrumentos del jazz. Abrazos!
EliminarMarcos, un placer volver a leerte, eres mi poeta favorito de la blogosfera, eres un Grande, así de claro. Yo era "el sastrecillo valiente", ahora soy "cronista imaginario. He estado off muchos meses, no me sobra el dinero y cascó el ordenador, hasta la semana pasada no he ahorrado para comprar otro. Te invito a pasearte por mi reactivado blog. Un fuerte abrazo. "misrelatosyesteblog"
ResponderEliminarPor ahí pasaré sin falta, amigo Cronista. Gracias por tus palabras, sabes que las aprecio pero son desmesuradas, amigo. Hay mucho poeta en la blogosfera jejeje. Espero que tu nuevo reactivado blog tenga una larga vida. Abrazos.
EliminarMañanas de pérdida que nos gustaría revivir, ay. Gran poema, Marcos.
ResponderEliminarSaludos.
Gracias por esa sensibilidad, a,migo Licantropunk. Abrazos!
EliminarDurante este año el tiempo se escapa sin darme cuenta pero a veces me reconforta sentarme en tu rincón a escuchar tus notas musicales.
ResponderEliminarUn saludo Marcos.
Gracias Yuri. Sabes que es un rincón donde tienes butaca preferente. Abrazos!
EliminarEl poema me ha encantado (lo estaba leyendo con música de Chet Baker, eso también influye jajaja), la mezcla de música y ambiente naval está muy conseguida.
ResponderEliminarAbrazos.
Pues, desde luego, la música de Baker también es muy apropiada. Gracias por dotar a mis principiantes letras tan buen fondo. Un fuerte abrazo!
Eliminar... todavía no he abandonado esa casa donde sus paredes tocan notas de jazz...
ResponderEliminarBesos
Hildy
Gracias Hildy. Seduimos también entre cuatro paredes de jazz...
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