Aunque la producción literaria de Roberto Malo ha gozado de excelente salud en los últimos años, tanto en el plano novelístico como en literatura infantil, sus lectores echábamos de menos el regreso a dos de sus títulos que con más grato recuerdo guardamos en nuestra memoria: Malos sueños y La luz del diablo. Y es que La sonrisa del león es una nueva recopilación de relatos que supone un regreso al humor negro y luminoso de Roberto Malo, a la originalidad y la lucidez en la narración breve, a la chispa de la sorpresa, para los ojos lectores, Como apunta el escritor David Jasso en una nota de contraportada, los relatos de Roberto, sorprenden, arrastran y desgarran con un contrapunto mordaz, siempre presente, que consigue arrancarte una sonrisa que, instantes después, se congelará sobre tus labios. Es uno de los secretos de La sonrisa del león. Pero no el único.
Cualquier lugar es idóneo para llevar estos relatos bajo el brazo y disfrutar de su lectura |
Me apresuro a señalar la brillante colaboración del ilustrador Javi Hernández que contribuye, de manera decisiva, haciendo que el aspecto general del libro lo conviertan en un objeto de coleccionista, donde ingeniosos dibujos a lápiz, en blanco y negro, completan y complementan a la perfección los no menos ingeniosos relatos de Roberto Malo. Una colaboración, sin duda, muy acertada.
Javie Hernández completando una de las ilustraciones del libro. |
El libro, que cuenta con una edición extremadamente mimada como ya hemos comentado, está compuesto por nada menos que sesenta relatos que nos llevan desde la broma abierta con el lector (como Relato invisible) hasta el surrealismo de Un león y un camaleón en mi cama pasando por influencias cinematográficas de temática muy variada (Ponga un pobre en su mesa nos remite directamente a la película española Plácido mientras que La ducha lo hace a Hitchcock, concretamente a un estadio intermedio entre Psicosis y Frenesí), relatos sexuales (como el disparatado Sexo oral que alude a la dificultad de realiazar el acto sexual con una sirena o La sonrisa del león) o incluso relatos poéticos, como es el caso de Oscuridad, escrito estética y morfológicamente como un poema. El conjunto armonioso que supone La sonrisa del león establece el paisaje fantástico característico en el estilo de Roberto Malo pero agudizando su vis cómica, de manera notable respecto a sus dos anteriores antologías de relato. Además, cada narración está hilada de manera consecuente, siguiendo una estructura y relacionando cada relato con el inmediatamente posterior. Así, podemos encontrar una suerte de categorías en la construcción formal del libro. Comenzaríamos con la comicidad de lo absurdo para pasar inmediatamente a los relatos relacionados con el juego, hasta el mágico Brujita, brujita. Posteriormente tendremos presentes los temas más humanos como son la vida, el amor, el abandono, la muerte, siempre alternando con algún relato donde Roberto da rienda suelta a su fantasía, como es La vieja locomotora, humanizando muy acertadamente a los trenes, o el magnífico relato titulado El hombre reloj. Como hemos referido anteriormente, el cine está muy presente en este libro y el primer ejemplo es un homenaje abierto a El día más largo y dos guiños muy divertidos a King Kong. De nuevo nos remitimos al sexo como un elemento importante en un gran número de narraciones y encontramos también una sección especial dedicada a la navidad, entendida como una celebración completamente diferente a aquello que marca la tradición y no exenta, desde luego, al particular humor del autor que, en estos relatos, se torna especialmente negro. El colofón final está marcado por unos textos donde el autor aborda, desde el humor, temas tan escabroos como la necrofilia (El resucitador); también tiene tiempo de viajar al ámbito de lo extraño, casi rozando el mundo paranormal, (La llamada), la ciencia ficción (El monstruo de las narices o El planeta encerrado), el mundo criminal (En el confesionario o Jornada laboral de un cuchillo), el lado más cómico del relato policíaco (Detective express y Teléfono pinchado) para terminar con algunos estupendos microrrelatos viajeros que nos llevan, inevitablemente, al final del recorrido por estos fantásticos relatos que terminan, de nuevo, con una broma abierta que sorprende y juega con la ya de sobras ganada complicidad del satisfecho lector. Una vez más, citando a David G. Panero en otra nota de contraportada, Roberto Malo es el más y mejor cuentista de la banda. ¡Enhorabuena! ¡Lo conseguiste de nuevo!
De nuevo Javi Hernández dibujando una de las ilustraciones y posteriormente, el resultado final en el libro. Esta segunda fotografía está tomada del blog Alcorze. |
Mil gracias, Marcos.
ResponderEliminarYa digo...El placer ha sido mío. Abrazos, amigo
EliminarGracias por recomendarlo, lo tendré en cuenta.
ResponderEliminarsaludos
Gracias por comentar, Karin. Merece la pena. Abrazos
Eliminarla verdad que por lo que decís dan muchas ganas de leerlo.... además de que me encantan los cuentos cortos...
ResponderEliminarahora.... no hay algún lado para leer algunos? no creo que en argentina se pueda conseguir.... salu2....
Hola JLO gracias por pasar. Puedes consultar el blog del escritor: http://robertomalo.blogspot.com.es/
EliminarEl libro parece de lo más interesante por lo que cuentas y las ilustraciones me encantan!!
ResponderEliminarUn saludo.
Geniales las ilustraciones y por supuesto, los relatos. Gracias por pasar, Charly. Abrazos.
EliminarMuy sugestivo este libro, la verdad es que es del tipo de los que me encantaría hacer y esas ilustraciones de Javi Hernández son magníficas con ese dominio que tiene del trazo a lápiz, algo muy difícil porque el dibujo no lo puedes "disfrazar" con tinta o colores. Ahora me pasaré por el blog de Roberto.
ResponderEliminarAbrazos!
Borgo.
Gracias por pasar, amigo Miquel. Veo que hemos llegado hasta tu fibra ilustradora. Me alegra saber tu opinión. Abrazos!
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