Zaragoza, al alba |
Has caminado por las calles grises
del alba y la ciudad,
has fornicado por bosques mohosos
de eucaliptos podridos
y fuiste la sombra equívoca, simple,
la sombra sin metáfora,
proyectada bajo la luz de un bosque
de erráticas farolas
que preludian
una muerte
segura.
La región más desleída del sol,
de los cuerpos exánimes,
has habitado.
El sórdido fracaso hierático,
extramuros de tu virginidad,
la vaga decrepitud
de un viejo barco que no logra estibar;
eres marmita
donde se fragua el alba
de esta ajena ciudad
que te consume y completa,
caracterológicamente.
Es al final de una callejuela gris,
mis pies sobre el cemento viscoso,
que aparece tu rostro
y recuerdo
cuándo amputé mis alas
antes de aprender a volar.
Soy marmita
donde se fragua el alba
que me consume.
Un placer leerte, Marcos, excelentes versos finales
ResponderEliminarUn abrazo amigo Fran, muy agradecido.
ResponderEliminarTe superas Marcos, manejas las palabras la una soltura del que sabe. .
ResponderEliminar.." donde se fragua el alba " ¡ precioso !
Un beso
Mucha fuerza en tus versos Marcos, y que buen prólogo de amanecida para dotar aún de más significado si cabe al poema.
ResponderEliminarAbrazos.
Eres muy amable, Abril. Gracias por pasar. Besos.
ResponderEliminarGracias Acróbata. Amanece bonito en Zaragoza, aunque aquí haya quedado algo tétrico. Saludos.
"Parece que llegara la hora de descansar por fín¡"
ResponderEliminarMe alegra que hayas vuelto. Increible el cielo de Zaragoza.
Un abrazo
Hola Marcos: Veo que el calor, afortunadamente, no afecta a tu capacidad creativa. Un abrazo.
ResponderEliminarJavier
Hola Jonhan. He estado algo ausente por cuestiones laborales y estaré un tiempo más, aunque no dejaré de pasarme por vuestros blogs. Gracias por pasarte. Afortunadamente el cierzo limpia de vez en cuando el cielo zaragozano y lo deja precioso. Abrazos.
ResponderEliminarHola Javier. Pues no te creas que algo afecta jeje. Un abrazo amigo.
Se te echaba de menos, poeta. Extraordinarios versos y qué preciosa imagen, me encanta. Besos.
ResponderEliminarMarcos, vengo a anunciarte que pronto la blogosfera contará con un miembro menos, Cuando termine de soltar toda mi mierda interior en:
ResponderEliminarhttp://elblogdemisfantasmas.blogspot.com.es/
se habrá cumplido un ciclo.
Saludos
Después de alguna noche de angustia y miedo siempre llega el alba, un soplo de nuevas oportunidades. Como siempre, excelente poema, amigo Marcos.
ResponderEliminar"eres marmita donde se fragua el alba de esta ajena ciudad que te consume y completa"; sin duda, es una ciudad señorial, donde se cuece gran parte de nuestro pasado y nuestra historia, con una herencia de rancio abolengo difícil de superar.
ResponderEliminarPreciosos versos.
Un abrazo
He echado de menos tus poemas, Marcos. Qué mágico es el amanecer.
ResponderEliminarPreciosa la fotografía.
UN beso de bienvenida.
"Es al final de una callejuela gris,
ResponderEliminarmis pies sobre el cemento viscoso,
que aparece tu rostro
y recuerdo
cuándo amputé mis alas
antes de aprender a volar".
Ay, Marcos, me han parecido brutales y duros estos versos a la vez que hermosos. Ufff
Por cierto Zaragoza al alba es especialmente bella.
Beso
Hildy
Pues voy a esta run poquito desconectado estos días por cuestiones laborales, Clementine. Pero seguiremos. Gracias por seguri ahí. Besos.
ResponderEliminarPues es una pena, Mario. De todas maneras, todos necesitamos un descanso. Más aún teniendo en cuenta que llevas varios blogs. Tómate un respiro pero no definitivo. Un abrazo.
Amigo Cahiers, te agradezco mucho tus palabras. Un abrazo.
Preciosa descripción Esilleviana. Gracia spor pasar y dejar tus hermosas palabras. Abrazos.
Un beso, Myra y mil gracias por estar.
Especialmente, Hildy. Supongo que todos lo dirán de su ciudad pero nada se compara a Zaragoza. Te agradezco mucho tus palabras. Un beso.
Esta mañana me han querido convencer de lo inhóspita que resulta Zaragoza: en invierno, la niebla y el cierzo; en verano, el calor. No han visto tu foto ni han leído tu poema. Ambos calientan el alma...
ResponderEliminarPreciosa la foto y muy hermoso el poema: estás que te sales.
ResponderEliminarUn abrazo (y te llamo en breve, que te debo un café).
¡Hermoso, Marcos! Pero al mismo tiempo desolador...lo cual lo hace más bello.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me alegro Lamia de que veas así el poema. Qué sería de Zaragoza sin el cierzo!!! Bienvenida. Espero que pases por aquí cuando quieras. Mil gracias.
ResponderEliminarGracias Roberto. Nos vemos pronto. Un abrazo, amigo.
Gracias tirador, eres muy amable. Un fuerte abrazo.
Un poema estremecedor y hermoso a la vez, lo he leído al amanecer, el momento más apropiado. Abrazos y gracias por tus textos. Borgo.
ResponderEliminarDesde luego aquí se percibe una relación amor-odio con la ciudad. Excelente poema. Zaragoza se lo merece.
ResponderEliminarSaludos.
Un buen momento el amanecer, amigo Miquel. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarSe lo merece, Licantropunk jejeje Muchas gracias, amigo. Un abrazo.