lunes, 16 de julio de 2012

Perseguidor





Esta madrugada, el perseguidor,
es un tipo extraño
para el hombre que es.
Es gota en el agua,
pergamino sin letra,
sonrisa de pez,
llama sin vela.

Sus pasos se desdibujan
en algún mar remoto 
y su vida, ese maremoto,
se está borrando
y aspira a bosquejo
de hogar que no llega.

La última tarde, el perseguidor
paseó por el parque,
vio una barca de piedra
que formaba una fuente
y quiso escapar.
Esta mañana,
el espejo le devuelva la imagen 
de un desconocido.

Hay un tipo que ya es una sombra.
Camina, no triste,
camina, sin importancia. 
Y desconoce
que el viento no mueve
las fuentes
de parques dormidos,
que la simetría en las sombras
es ese amor que borra la muerte,
algo así
como estas palabras
en un graffiti,
o el sonido de Charlie Parker
invadiendo la habitación de un motel.
Ese hombre, incompleto,
que persigue su eterna utopía.

Suena Summertime, por Charlie Parker

sábado, 14 de julio de 2012

Domingos musicales: It was a very good year (Frank Sinatra)


Existen canciones de otoño que necesitamos escuchar en verano, bien para resguardarnos en ellas de un falso calor sofocante, bien porque ya echamos de menos al sencillo y balsámico septiembre. Sea como sea, en It was a very good year, Frank Sinatra va desgranando el paso de los años, como en una vendimia de cuyo fruto obtenemos, de la paciencia y la espera, el vino añejo de la mejor cosecha. Yo sólo cumplo 31 años, sólo dos estrofas de esta canción que repasa la vida de un hombre. Pero este es mi auto-regalo de cumpleaños. CBS filmó a Frank Sinatra grabando esta canción el 22 de abril de 1965




It was a very good year (Traducción) 

Cuando tenía diecisiete fue muy buen año 
Fue muy buen año para las chicas de pueblo 
en las cálidas noches de verano. 
Nos escondíamos de las luces 
cuando tenía diecisiete... 

Cuando tenía veintiuno fue muy buen año 
Fue muy buen año para las chicas de ciudad 
que vivían escaleras arriba con todo ese cabello perfumado, 
cuando llegaban despeinadas, 
cuando tenía veintiuno... 

Cuando tenía treinta y cinco fue muy buen año 
Fue muy buen año para las chicas de sangre azul con ingresos propios 
Viajábamos en limusinas 
Sus chóferes conducían 
cuando tenía treinta y cinco... 

Pero ahora los días son cortos, 
estoy en el otoño del año. 
Y ahora creo que mi vida 
es como el vino añejo proveniente 
de excelentes cubas viejas, 
desde el borde hasta los posos. 
Escáncialo delicado y cristalino, 
fue muy buen año.

miércoles, 11 de julio de 2012

Mi planeta inaccesible



No es la primera noche que sueño catástrofes.
Fuego, puentes rotos, violencia, odio,
dinero de sangre, pobreza;
no es la primera vez que sueño con el mundo.

Pero, esta vez, lo que más me ha dolido
es encontrar tu rostro entre tanta masacre,
ese llanto, ese horror
y yo, al otro lado del cristal, contemplándote,
sin poder hacer nada para consolarte,
sin poder llegar hasta ti,
sin poder salvarte.
No es la primera noche que despierto
envuelto en el sudor frío del miedo
pero, al llegar el amanecer,
dejé mi cama, como quien abandona el campo de batalla,
salí a la calle, a mi vida real
y entonces comprendí que esa era la guerra
para este hombre desarmado.

Me alcanzó en el corazón
la primera bala perdida
al tiempo que encontré mi condena
contemplando el mundo
desde mi cárcel de cristal,
siendo tú, iluminada
bajo la gastada luz de las farolas,
siendo tú, inaccesible.


lunes, 9 de julio de 2012

Sesión de cine: Key Largo (John Huston. 1948) La tormenta, un personaje principal.


"Enviaron un tren de socorro desde Miami. El barómetro seguía bajando cuando el tren llegó a Homestead. El maquinista iba empujando los vagones vacíos hacia la zona de peligro. El huracán arrancó todos los vagones de la vía. El viento soplaba a más de 300 kilómetros por hora. Una ola de 4 metros barrió los cayos. Barrió varios pueblos. Kilómetros y kilómetros de calzada arrancados. Todo desapareció. No quedó nada. Después se descubrieron más de 800 cadáveres. Y durante meses, aparecieron más en los manglares"

(Lionel Barrymore en Key Largo)

Un veterano de la Guerra Civil española regresa desencantado a los cayos de Florida para visitar a la familia de un compañero caído en combate. Ahí descubre que un grupo de jugadores se ha apropiado del hotel que regenta la familia. Todos los que hayan visto Key Largo relacionarán con ella esta situación. Y efectivamente, esta historia del veterano de la Guerra Civil es la obra teatral de Maxwell Anderson (1939) titulada Key Largo, protagonizada en los escenarios por Paul Muni y comprada posteriormente por los estudios Warner para que la dirigiera John Huston, con guión de Richard Brooks y protagonizada por Humphrey Bogart. Huston y Bogart se encontraban rodando El tesoro de Sierra Madre y a ninguno de los dos les convencía la historia de Maxwell Anderson. Sin embargo, Richard Brooks sugirió cambiar sensiblemente la historia y sustituir a los malvados jugadores por unos mafiosos al estilo de Hampa dorada, con Edward G. Robinson como el capo de la banda. Aunque los preestrenos de El tesoro de Sierra Madre eran un éxito, la preproducción de Cayo Largo se vio marcada por el Comité de Actividades Norteamericanas. John Huston había formado el colectivo Hollywood se defiende (junto a William Wyler) que más tarde se convirtió en el Comité pro Primera Enmienda del que formaba parte el matrimonio Bogart, Edward G. Robinson, Gene Kelly, Judy Garland o Danny Kaye. Redactaron una declaración en la que manifestaban su repulsa e indignación por el intento del comité de manchar la reputación de la industria y fue firmada por 500 cineastas. Pero el comité prosiguió con su persecución y sus interrogatorios. El estudio Warner presionó a Bogart y este, junto a Lauren Bacall, acabó declarando ante la prensa un texto que el estudio le había escrito: Yo no soy comunista y detesto esa filosofía. Soy americano y cabe que, como muchos de ustedes, sea a veces un americano estúpido e impetuoso. A mí esa palabra nunca se me hubiera ocurrido (aclaró, tras tartamudear en el adjetivo "impetuoso") Así Bogart cedió a la presión del estudio y recibió críticas por todos lados. Este hecho fue algo que Humphrey Bogart nunca superaría. 
Lauren Bacall y Humphrey Bogart, fotograma de Key Largo
John Huston viajó con su mujer a Cayo Hueso y decidió poner en marcha la película, trabajando con Richard Brooks, alojándose en el Hotel Largo. Para encarnar al villano principal, reconvertido en el gángster Johnny Rocco, Huston pensó en Charles Boyer y afortunadamente Jack Warner lo vetó exclamando: Veneno para la taquilla. ¡Jamás!. El personaje de Johnny Rocco está basado en Lucky Luciano y Edward G. Robinson es el actor perfecto para este papel. La primera aparición de Rocco, en el primer guión, sucedía bajando lentamente las escaleras principales del hall pero Huston, al ir a buscar un día a Brooks, se encontró que el guionista estaba metido en la bañera con un ventilador encendido. El director saltó de júbilo y exclamó: ¡Este es Rocco, con un puro! Como un crustáceo sin su concha... Y efectivamente, la primera vez que vemos a Edward G. Robinson en pantalla aparece en la bañera, con el ventilador encendido y un enorme puro que cuelga de su enorme boca de pez.

Esta primera aparición del gran Johnny Rocco es espectacular. Para Robinson y Bogart era la quinta película que rodaban juntos. Continuamente estaban bromeando y era una delicia verlos ensayar. Por aquella época Bogart estaba en la cima y Robinson empezaba a decaer. Edward G. recuerda en sus memorias: En ese plató recibí trato de estrella porque Bogie insistió en ello. Y era un plató lleno de estrellas. Completaban el reparto Lionel Barrymore, Claire Trevor, Lauren Bacall, Thomas Gómez y John Rodney
Edward. G. Robinson, Humphrey Bogart, Lionel Barrymore y Lauren Bacall
Finalmente, el veterano de la Guerra Civil se convirtió en veterano de la Segunda Guerra Mundial, amante de la navegación y los jugadores que se habían hecho con el control del hotel se convirtieron en una banda de gángsters que vuelven de su exilio en Cuba. Así como Johnny Rocco (Edward G. Robinson) sería Lucky Luciano, Claire Trevor es la amante de Johnny Rocco (Gaye Dwan) y recuerda a Gay Orlova, novia de Luciano. El personaje de la viuda Nora fue retocado para Lauren Bacall y el final de la película en el yate Santana (bautizado como el barco que tenía en la vida real Humphrey Bogart) está tomado de la novela Tener y no tener de Ernest Hemingway, que no se había utilizado en su adaptación cinematográfica. Así nace la versión de Cayo Largo para el cine. 
La indignación de Huston por toda la situación política con el Comité de Actividades Antiamericanas se refleja en diversas referencias en el guión a Roosevelt. Los gángsters serían las fuerzas de extrema derecha, capitaneadas por Rocco y el luchador, el rebelde, sería Frank McCloud (Humphrey Bogart), el hombre de principios, ese personaje que se repite una y otra vez: aunque tu mente ordene una cosa, tu vida seguirá diciendo lo contrario. Ese luchador que no puede abandonar la lucha. En definitiva la película contiene un reparto de actores sin igual. Empezando por Lionel Barrymore (en el papel de James Temple), condenado a vivir y actuar en una silla de ruedas sus últimos quince años debido a una grave lesión en una pierna, agravada por una artritis crónica, completa una actuación memorable y uno de los diálogos más emocionantes como es el que abre este post. Claire Trevor ganó merecidamente el Oscar a la mejor actriz secundaria por interpretar a la acabada cantante alcohólica y amante de Rocco, Gaye Dawn. Trevor tiene una secuencia memorable que precede a la primera caída del gran Rocco. Gaye pide un trago a Rocco y este se lo niega. Le dice que si quiere un trago deberá cantar alguno de sus viejos éxitos. Gaye intenta cantar Moanin' Low y al terminar desastrosamente su interpretación, Rocco sigue negándole el trago. Esta escena se rodó sin ensayar, lo que motivó el nerviosismo de Claire Trevor y probablemente, propició su gran actuación.
Bogart, Trevor, Bacall
Y llega la tormenta, primer personaje que derrota al gran Johnny Rocco. Hasta ese momento, Rocco se ha estado comportando como el gran césar que domina la situación, el gran capo que volverá desde la sombra a manejar de nuevo los hilos de la política en el país. Rocco es dominante y se ríe de todos los huéspedes del hotel, sobretodo de los Temple y de McCloud. Rocco es despiadado, un asesino que mata a sangre fría y así nos lo muestra el director. Como muestra, esa secuencia en que Rocco pide ser afeitado:





Pero la tormenta ha estado presente desde que McCloud y Nora cerraron puertas y ventanas para prevenir desperfectos por el aviso de un huracán. El ambiente claustrofóbico que crea Huston, dentro del hotel es tan agobiante que el espectador puede palpar la humedad y el calor propios de una tormenta tropical. Después de la descripción que el viejo señor Temple desgrana sobre las consecuencias de un huracán en el año 35, el gran Johnny Rocco disminuye, comienza a estar nervioso y el hotel va cayendo sobre él. El viento azota las ventanas en el exterior, el huracán azota el mar, que se lanza contra el hotel. Los vasos caen de las estanterías, la luz eléctrica deja de funcionar y se cortan los teléfonos. Eh, viejo ¿se pondrá peor esto? -dice Rocco- Bueno... la peor tormenta que tuvimos fue la del 35. El viento levantó una ola inmensa que se estrelló en Cayo Matecumbe. Barrió a 800 personas -responde el señor Temple- ¿Está eso lejos de aquí? -vuelve Rocco, tentando una esperanza- A unas pocas millas -sentencia Temple, lapidario- Edward G. Robinson ya no es el de Hampa dorada sino el hombre perturbado y culpable de Perversidad.
Rocco, preocupado por la tormenta, parece empequeñecido por el temor que le invade.

 La escena angustiosa termina con una palmera arrastrada por el viento que rompe una ventana y se introduce en la estancia principal del hotel. Rocco, volverá a la normalidad cuando recibe la visita de su amigo el gángster Ziggy, con el que tiene pendiente un trato. Hay que destacar que Cayo Largo está rodada en Hollywood con la excepción de unos exteriores filamdos en Florida. Así que esta escena, en la que constantemente percibimos una tormenta tropical que nos acosa y acosa a los personajes que sobreviven encerrados en un hotel, está filmada en Hollywood. Creo que la tormenta y el huracán (acentuados por la música de Max Steiner) forman aquí una pareja de personajes principales en la película y son los primeros en derrotar al gran Johnny Rocco, los primeros en convertirlo en un hombre insignificante, aunque sostenga un arma en su mano. Por último, la memorable escena de Claire Trevor cantando Moanin' Low



Ya hablé de Cayo largo menos extensamente en mi anterior blog El sueño eterno. El pasado 29 de junio La suave piel de la anaconda (Talentura 2012)  de Raúl Ariza fue presentada en Zaragoza, en El pequeño teatro de los libros, por Alfredo Moreno. Este post va dedicado al autor de la novela, al presentador del acto y a la conversación del Café Van Gogh.

viernes, 6 de julio de 2012

Alcantarillas





Se desató la tormenta
y el desatino pronunció tu lengua.
Llovieron lágrimas sin lluvia
y probamos el amargo sabor de la decepción.
Tu bofetada fue una caricia,
mis besos, una herida.

Y todos aquellos ríos negros
ruedan ahora por las aceras,
cercando los bordillos,
anegando las esquinas,
torrentes al desconsuelo
mezclados en un sólo y sucio arroyo
que desembocará
en el sumidero de los sábados rotos.

Alcantarillas.

A las 4 de la mañana
una alcantarilla es la musaraña
nadando en el fondo
de un Dry Martini,
el reptil que late en tus entrañas
y te invita a cruzar
ciertos puentes oscuros;
es la ceniza, es el polvo, es la carroña
que cubren las mejores alfombras
en las grandes mansiones
de los hombres más poderosos.

Las alcantarillas son pequeñas tazas de té
donde se bebe el whiskey de contrabando
en un local clandestino,
son una tapadera,
algo así como una máscara
en un baile de ménades
de cualquier discoteca de barrio.

Una alcantarilla, a las 4 de la mañana,
es absurda y es mentira.
Mírame a los ojos, mi ciudad amante.
Voy a desenmascararte.
Quiero destapar todas tus alcantarillas,
desnudar tus intenciones
para que estas calles de la farsa
se impregnen sólo
con el hedor que desprenderá
la única verdad.


Pertenece a un compendio de poemas titulado La ciudad desnuda. En él la ciudad nocturna es una amante a la que hay que desnudar, desprendiéndola de todas sus prendas (semáforos, cubos de basura, alcantarillas, pasos de cebra desiertos...) Nada tiene que ver con esa obra maestra de Jules Dassin que en 1948 tituló The naked city. Y si tiene algo que ver (no estaría mal, la verdad) es totalmente involuntario.


La canción que suena es Strange fruit (Marcus Miller) 

martes, 3 de julio de 2012

Mi adorada estatua + 2º Slam poetry



Desde un edificio en llamas, a través del fuego,

con los ojos abiertos ante el humo más negro ,

rebosando lunas rotas de cristales llenos

de reflejos insondables que no reconozco,

que no reflejan, ese hombre que soñaba ser.


Desde caverna o región por el sol desleída,

atravieso cariátides, cuerpos exánimes,

corazones exangües con saetas que laten.

Allí donde el desierto es, a un tiempo, sosiego

y es incertidumbre, como el mar abierto, cierro

todos mis pasos. Te admiro. He llegado a ti.


Sereno, en el templo donde ya no existe el tiempo,

contemplo tu estatua, sin error, inmaculada,

sin huella en la piel del cincel que te acariciaba.

En esta ciudad de estatuas sin alma, mi mano

moldea tu inmovilidad y enciende tus ojos.

Serena, apagas las luces del templo, me abrazas.


Despierto. En esta ciudad hundida sobre el barro

sólo he sido Pigmalión, mi Galatea; tan sólo

he cerrado el desierto al mar abierto de sal.


Arena en mis zapatos y un sueño que contar.

 

En el blog de Laura Uve (U-topía) se dedicó esta entrada que recomiendo al mito de Pigmalión y Galatea. Yo recordé este poema que acabo de publicar aquí y que terminé hace pocas semanas.

Y mañana a las 21:30 en la Campana de los Perdidos (C/ Prudencio, 7), se celebrará el segundo Slam poetry en el que participaremos gustosamente. Nos vemos!

lunes, 2 de julio de 2012

España, campeona de la Eurocopa: la mejor selección de la historia


Cuando hace dos años "Iniesta de mi vida" nos hizo campeones del mundo, dediqué un pequeño post de agradecimiento en El sueño eterno y hoy no podía ser de otra manera. Ayer la selección española hizo historia. Ningún conjunto futbolístico internacional había conseguido hasta la fecha ganar tres finales consecutivas. No lo digo yo, los números no mienten. Ni el Brasil del 70, ni la Francia de Zidane, ni la Italia de los sesenta, ni la Argentina de Maradona. Nadie. Y ayer España lo hizo, por la puerta grande, ganando 4-0 a la selección de Italia, nada menos. Algunos dicen que no hubo rival. Y efectivamente, no lo hubo, porque nuestra selección no sólo exhibió el mejor juego del planeta. También supo neutralizar a una selección azzurra que, según decían los periodistas, jugaba en esta Eurocopa, mejor que nunca. Y es que, quien más quien menos, todos intentaron jugar al estilo de España pero lo cierto es que este tiki-taka tiene denominación de orígen y lo firma Vicente Del Bosque. 

Los amantes del fútbol nunca olvidaremos esta generación de futbolistas que nos han brindado la oportunidad de ver la realidad como si fuera un sueño. Y lo importante es que este conjunto ha triunfado así, como conjunto, como equipo. ¿Podría alguien elegir entre Iniesta, Xavi o Casillas? ¿Alguien se decide a escoger para su equipo ideal entre Ramos y Piqué? La sensación de piña ha sido inigualable en estos seis años que estos chicos han triunfado como campeones de Europa en 2008, del mundo en 2010 y otra vez de Europa en 2012. Cuando Iniesta (nombrado el más valioso jugador del torneo) agarra el esférico, nunca lo pierde y el mundo parece que se detiene. También Silva duerme el tiempo y el balón en sus botas, como en aquel gol contra Irlanda. Iker Casillas lo detiene todo. No sólo hizo esa parada prodigiosa y vital en la tanda de penalties contra Portugal. Ha parado remates excepcionales a los mejores delanteros de Europa y ha encajado tan sólo un gol en todo el torneo, precisamente en el primer partido, contra Italia. Pero, por delante, Iker tiene a dos muros infranqueables en Piqué y Ramos. Junto a Arbeloa han hecho posible que los aficionados no echen de menos a Puyol. El otro "defensa" es para mí todo un descubrimiento llamado Jordi Alba. Sus carreras como el expreso del norte de la banda izquierda harían palidecer al mismísimo Roberto Carlos o al Cafú de los mejores tiempos y como colofón, ese golazo de la final es la rúbrica perfecta para el nuevo lateral del F.C. Barcelona. Xavi, en la final más que en cualquier otro partido, cogió su tiralíneas particular y efectuó unos pases a la bota del delantero que harían temblar al mejor Zidane o al mismísimo Laudrup del Dream team. Xavi es un maestro y ojalá, para nuestro bien, vuelva a estar presente en el Mundial de 2014. Una muralla ocupa también el centro del campo, luchador hasta el límite en cada jugada, Sergio Busquets, lo volvió a demostrar ayer. Xabi Alonso fue, una vez más, el jefe del centro del campo. Cuando el juego se vuelve bronco y se congestiona, Xabi Alonso recibe el balón en el guante de su bota y efectúa un pase largo a cualquiera de las bandas, oxigenando y comenzando una nueva jugada de hasta veinte toques en campo contrario. Y Cesc Fábregas, el llamado falso delantero, vital en cualquier triangulación entre Iniesta y Xavi. Marcó, probablemente, uno de los más difícilies penaltis de su vida en Semifinales y completó una final espléndida. Además se suman Torres, como suplente de lujo, Mata, Llorente... y todo el colectivo que, repito, es el triunfador de seis años de gloria futbolística sin parangón. Gracias, equipo. Recuerdo, una vez más, a todos aquellos que no pudieron ver triunfar a la selección española de fútbol. Seguro que, desde algún lugar, gritaron los goles con todos nosotros. Sí, es sólo fútbol pero ha sido tan bonito.

viernes, 29 de junio de 2012

Sesión de cine (y literatura):The Shining (Stephen King 1977-Stanley Kubrick. 1980)






En 1977 Stephen  King publicó The shining, su tercera novela después de Carrie y El misterio de Salem’s Lot. Según vaticinó su editor, con esta nueva obra ya sería considerado un escritor de terror. No fue desencaminado pues The shining supone su primer best-seller editado en tapa dura. Y tres años más tarde, en 1980, fue llevada a la gran pantalla y adaptada por Stanley Kubrick. Nunca quedó satisfecho Stephen King con esta película. Lo que observamos los cinéfilos como una creación, un esfuerzo de Kubrick para engrandecer la historia, King lo encajó como una manera de desvirtuar su novela. El director se basó en una buena historia de terror para crear una obra maestra del cine de terror. Pero el escritor, para subsanar lo que él consideraba un error, produjo en 1997 una miniserie poco acertada, dirigida por Mick Garris que se olvidó como una mera anécdota sin trascendencia.

En un principio Stephen King tituló a su nueva novela Shine pero, al ser este un término despectivo para los ciudadanos afroamericanos, se decidió por The Shining, tomando como referencia la canción de John Lennon Instant karma en cuyo estribillo se puede escuchar we all shine on. Algo semejante ocurrió en España donde la novela se tituló en un principio Insólito esplendor. De hecho, en el doblaje castellano de la película (horroroso), se habla continuamente de esplendor. Pues bien, este esplendor o resplandor se refiere a la cualidad que supuestamente tienen algunas personas para imaginar, vaticinar casi sin darse cuenta, hechos que ocurrirán en el futuro. King, al principio de la novela y a modo de introducción, plasma un fragmento de La máscara de la muerte roja, relato de Edgar Allan Poe en que se basa la novela. Después de este fragmento, se incluye la frase El sueño de la razón produce monstruos que Goya plasmó en el número 43 de su serie de grabados titulada Caprichos. Parece esta la frase más internacional que pronunció el famoso pintor aragonés, ya que ha sido utilizada varias veces en la literatura, pues antes que Stephen King, ya la utilizó, por ejemplo, Charles Baudelaire para sus Flores del mal. Pero, para no desviarnos del tema, digamos que esta introducción de la novela es fabulosa. Ambienta, sitúa y prepara al lector para digerir la perturbadora historia que está a punto de comenzar. 
Así se conoció en España la novela de Stephen King

Jack Torrance (Jack Nicholson) es un escritor que está trabajando en su nueva novela.  Para centrarse en ella, acepta un trabajo de mantenimiento y guarda en un gran hotel aislado en las montañas, durante la temporada de invierno en la que permanece cerrado, junto a su mujer Wendy (Shelley Duvall) y su hijo Danny (Danny Lloyd). Precisamente, lo primero que disgustó a Stephen King, fue la manera en que Stanley Kubrick comenzó la historia. Tanto novela como película, comienzan con la entrevista de trabajo que realiza Jack Torrance ante el encargado del hotel, Ullman. Pero, aunque comienzan las dos en la misma situación, desde el principio, podemos notar sutiles diferencias que afectan, sobretodo, al tratamiento que recibe el personaje de Torrance durante todo el metraje. A pesar de que Jack Nicholson cuaja una interpretación colosal que no admite más observación que el elogio, el autor de la novela nunca reconoció en él al Jack de su obra. Comenzando por esa primera escena, en la obra literaria, Ullman ataca a Jack Torrance incidiendo en su oscuro pasado. En la novela se nos cuenta detalladamente un episodio pasado en el que Jack rompió el brazo a su hijo Danny. Con el personaje de Torrance, Stephen King, trata el alcoholismo y los problemas de las relaciones entre padres e hijos. De hecho, en un comienzo desechado de la novela, veíamos al pequeño Jack maltratado por  su padre alcohólico que, mientras le propinaba una paliza, no hacía más que repetirle que, estaba viéndose a sí mismo, de mayor. El pasado de Jack Torrance es esencial para entender el personaje. Sin embargo, Kubrick deja a un lado toda su historia (esbozado de pasada en la escena de la barra del bar) y trata esencialmente el tema de su esquizofrenia. Otra de las grandes diferencias es su evolución. En la obra literaria vemos a un hombre que ha superado la adicción al alcohol, un escritor que siente la motivación suficiente para aceptar el trabajo en el Overlook y escribir, en esa soledad aparentemente favorable, una nueva novela. El cambio que experimenta Jack Torrance en la novela es más consecuencia de la influencia que sobre él ejerce el hotel (de hecho, un personaje más) que una enfermedad. En cambio, en la película, la evolución que experimenta es desmesuradamente rápida, casi inexistente. Simplemente, un cambio brutal en su comportamiento.  El constante diálogo interior, la lucha interna que Jack experimenta, no está presente en el personaje de Jack Nicholson e incluso en el libro, Jack Torrance, experimenta un resquicio de arrepentimiento y llega a decidir abandonar el Overlook. Además, la familia Torrance llega a salir una vez del hotel para llevar a Danny al médico, pasaje que también omite Kubrick.

En El resplandor hay tres personajes principales, Jack Torrance, el Overlook y Danny. El niño interpretado por  Danny Lloyd es, en definitiva, el personaje al que se refiere el título, el que más esplende. Danny tiene un amigo imaginario llamado Tony y en la novela, escucha la voz de este amigo en sueños. En la película es diferente y representa uno de los hallazgos de Kubrick. Escuchar a Tony a través de la voz transformada y maquiavélica de Danny, mientras eleva su dedo índice, es realmente un efecto espeluznante que, además, está presente desde el comienzo. Por otro lado, la conocida palabra Redrum, en la obra de King, llega a Danny en los sueños mucho antes, incluso, de llegar al Overlook. De hecho, hay un pasaje muy interesante en la novela sobre redrum. En la consulta del médico (escena omitida en la película) se interpreta redrum como ron rojo (siempre manteniendo, de alguna manera, este color presente) o redoble de tambor (re-drum) En la obra de Kubrick, sin embargo, Danny empieza a encontrar esta palabra en la voz de su amigo imaginario Tony, cuando ya está en el Overlook, siendo la escena del espejo una de las más recordadas en el cine de terror, otro giro maestro del director que no se encuentra de igual manera en la novela. 
Danny escucha a Tony, frente al espejo.
El río rojo
Halloran, trabajador del Overlook con el que Danny conectará nada más conocerle,  es otro personaje tratado de diferente manera. En la película está interpretado por Scatman Crothers, actor y cantante que murió poco después del rodaje. En el primer encuentro con Danny, en esa primera escena, mantiene un diálogo mucho más intenso y revelador que en la novela. Y la principal diferencia está en el desenlace de la historia ya que Harollan, en la obra de King, termina la historia junto a Danny y Wendy.
Scatman Crothers como Dick Halloran
Para terminar con todas estas diferencias, el principal hallazgo de Stanley Kubrick, en cuanto a la historia, es el laberinto donde Jack Torrance perseguirá por última vez, hacha en mano, a Danny. Este laberinto no existe en la novela. En su lugar hay un jardín con formas de animales que, de vez en cuando y obedeciendo a la alucinación de Torrance, van cobrando vida y persiguiéndole. Este pasaje de la novela es poco convincente y nada efectivo, rompiendo incluso con el tono principal de terror que sigue durante toda la historia. Acertadamente Kubrick sustituye este elemento por un jardín laberíntico que, en la escena final de la película, con la niebla en la noche de invierno, crea el ambiente adecuado para ese apoteósico final, más convincente que el literario. También ocurre el efecto contrario y hay pasajes de la novela algo más intensos que en la película como, por ejemplo, la conocida escena de la bañera. Pero, en general, el terror se mantiene tanto en la película como en la obra de King. 

Y por último, para terminar ya con un artículo que se alarga más de lo intencionado, me centraré en la película. En 1976 Garret Brown inventó la steadicam y Kubrick la populariza con El resplandor. El desasosiego que crea en el espectador esta cámara que sigue al triciclo de Danny por los pasillos del Overlook, sin saber lo que hay detrás de cada esquina, dramatiza la tensión y es el recurso que redondea finalmente ese magnífico ambiente creado en la película. Este, junto a otros elementos, como el río de sangre (según Kubrick, la cara de Danny gritando) o la música electrónica, a base de sintetizadores, de Wendy Carlos (nacido Walter Carlos) sin embargo, no fueron suficientes para que obtuviera el reconocimiento merecido en una gala de los Oscar que, en 1981 y presentada por Johnny Carson,  premió a Robert De Niro por Toro salvaje o a Robert Redford por Ordinary People. Sin pena ni gloria pasó El resplandor por aquella gala, una película a la que, sin embargo, la historia sí que está brindando ese reconocimiento, situándola como la clave del cine de terror a partir de los años ochenta. Sí que fue” premiada”, sin embargo, en los Razzie awards (creados ese mismo año), a la peor actriz y al peor director. Lo cierto es que, tanto Jack Nicholson como Shelly Duvall (en el papel de Wendy) realizan unas interpretaciones fabulosas, igual que Danny Lloyd. Y hasta aquí este resplandor que, si puede ser, deberían ver en versión original… más que nada, por no escuchar a Verónica Forqué doblando a Duvall. No lo olviden, All work and no play makes Jack a dull boy no quiere decir No por mucho madrugar amanece más temprano.
Danny en triciclo, filmado utilizando la steadicam, método que refuerza la tensión en la escena
Shelley Duvall en uno de los gritos más famosos de la historia del cine y no precisamente por el sonido.

lunes, 25 de junio de 2012

Bahía número 30





Sittin' on the dock of the bay (Otis Redding)
 

Hoy me he sentado al borde de la bahía,
para contemplar los años infructuosos
que colman treinta galernas de juventud,
como un cementerio de sábados por la noche,
en los muelles donde se suicida
la adolescencia.

Treinta son mis bolsillos rotos
que me pesan hoy en los ojos,
desde esta bahía
donde contemplo la bruma
y me grita tu ausencia.
Treinta fueron mis hallazgos,
como dunas de arena,
deshecha entre mis manos.

Sentado al borde de la bahía
escuchando a Otis Redding,
observo a mis treinta veleros partir.



En esta dirección pueden ver la nueva edición de la revista Raíces de papel donde tengo el placer de participar con una entrevista al cinéfilo escritor Alfredo Moreno, autor del libro 39 Estaciones (Ed. Eclipsados) También pueden leer la revista en la parte derecha de este blog.

Aprovecho la ocasión para agradecer al escritor Fernando Sarría que me haya incluido en su blog de poesía Crepusculario y me haya dedicado esta semana. Fernando Sarría es autor de los poemarios Las Horas (Ed. Quadrivium), Babel en las manos (Ed. Olifante), Todas las mentiras que te debo (Ed. Eclipsados), El error de las hormigas (Ed. Eclipsados) y El Alhaquín (Ed. Aqua)

Y también aprovecho para recomendar la última novela de Javier Márquez Sánchez titulada Letal como un solo de Charlie Parker (Ed. Salto de Página) En el blog de Frank Sinatra he escrito una reseña sobre ella.

sábado, 23 de junio de 2012

Amanecer desde un reloj de arena




No son horas
las que ahora despuntan
al alba
o asaltan
el reloj en mi muñeca
tan cercano al pulso
que se odian.
No son horas
las que prenden mi garganta
pero no pueden
silenciar mi lengua
ni atar mis manos.
Las horas del amanecer,
cuando la noche
fue un animal insomne.

El mundo espera.

Yo soy un hombre sin importancia,
menguado,
encerrado 
dentro de una vítrea campana.
.
El mundo es un desierto
con tormentas de arena
en la bóveda celeste
y sobre mí se deshacen,
poco a poco,
sus dunas,
volutas de tiempo
como de oro viejo,
gota a gota,
sobre mi cabeza.

Sí, he despertado
pero, esta mañana,
el mundo, al alba,
es un reloj de arena
que nos entierra en vida.